Día Internacional del Trabajo Doméstico.
En 1983, en el Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, se declaró el 22 de julio como el Día Internacional del Trabajo Doméstico, con el objetivo de reconocer el trabajo no remunerado que realizan las mujeres en sus hogares, basado en patrones socioculturales históricos, que estigmatizan y profundizan la desigualdad entre varones y mujeres.
En Argentina, en las últimas décadas, la tasa de participación de las mujeres en el mercado de trabajo ha crecido significativamente, del 36.8 % en 1990 al 48.1% al primer trimestre de 2017.
En tanto, en la década del 60, solo dos de cada 10 mujeres adultas trabajaban fuera de su hogar y en la actualidad casi 7 de cada 10.
Esta tendencia significó un paso adelante respecto de los derechos de las mujeres para poder acceder al mercado de trabajo, espacio históricamente ocupado por varones.
Sin embargo, la conquista de ese derecho al mismo tiempo significó una sobrecarga para esas mujeres que además de tener un trabajo formal remunerado -o informal- también siguieron a cargo de las tareas domésticas.
Esta carga horaria de trabajo no remunerado no se repartió de manera equitativa con los varones –en el caso de la convivencia en parejas heterosexuales– generando una doble jornada de trabajo para las mujeres.
Al respecto, los resultados de la primera encuesta nacional sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo realizada en 2013 por el INDEC indican que el 74,4 por ciento de la población de 18 años y de más edad realiza trabajo doméstico no remunerado.
Se considera trabajo doméstico a los quehaceres del hogar como limpieza de casa, aseo y arreglo de ropa; preparación y cocción de alimentos, compras para el hogar; reparación y mantenimiento de bienes de uso doméstico y las actividades de cuidado de niños, enfermos o adultos mayores miembros del hogar e incluye las actividades dedicadas al apoyo escolar y/o de aprendizaje a miembros del hogar.
En todas estas actividades, tanto en participación como en intensidad del trabajo doméstico, se observa un claro predominio femenino. Al considerar el total del tiempo que la sociedad invierte en el Trabajo Doméstico No Remunerado, se observa que las mujeres dedican en promedio 2,5 horas diarias más que los hombres en estas actividades. Esta desigual distribución por sexo evidencia la persistencia de modelos culturales y estereotipos de género que le asignan a la mujer un rol predominante en el trabajo doméstico.
Del total del tiempo aplicado al trabajo doméstico no remunerado el 76% corresponde a las mujeres y 24% a los varones.
Las mayores tasas de participación y mayor tiempo de dedicación se observan entre las mujeres que residen en hogares con menores de 6 años. Tanto en hombres como en mujeres, la presencia de menores incrementa el tiempo de trabajo doméstico, en 1,6 horas para los hombres y 4,4 horas para las mujeres.
Este 22 de julio, al conmemorarse el Día Internacional del Trabajo Doméstico, es de fundamental importancia visibilizar y apostar a redistribuir de forma equitativa estas tareas cotidianas entre todos los miembros del hogar.
La ampliación de la licencia por paternidad y la creación de más jardines materno paternales son algunas de las acciones que contribuirían a aliviar la carga doméstica y de cuidados que realizan las mujeres.