Día Mundial de la Alimentación.
La Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO), proclamó el 16 de octubre como el Día Mundial de la Alimentación, de igual forma esta fecha coincide con la fecha de fundación de la FAO en 1945.
El objetivo de esta conmemoración es aumentar los acontecimientos de la población sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
Respecto al tema actualmente más de 670 millones de adultos y 120 millones de niñas y niños (de 5 a 19 años) son obesos, y más de 40 millones de niños menores de 5 años tienen sobrepeso, mientras que más de 800 millones de personas padecen hambre, 1 de cada 3 mujeres en edad reproductiva padece anemia.
Esto quiere decir que es el resultado de una combinación de dietas poco saludables y estilos de vida sedentarios debido a que ha disparado las tasas de obesidad, no solo en los países desarrollados, sino también en los países de bajos ingresos, donde el hambre y la obesidad a menudo coexisten.
Debido a lo anterior, se creó la iniciativa a nivel global “Hambre Cero”, en la cual se busca acabar con el hambre y garantizar que todas las personas de todo el mundo tengan suficiente que comer, respetando los límites propios del planeta Tierra.
Esta iniciativa surge luego de la adopción de los 17 Objetivos Mundiales cuyo plazo se cumple el 2030, puesto que el tema es la erradicación del hambre, dentro del Objetivo 2 nos menciona: «Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible».
El mundo ha tenido altibajos cuando se trata de reducir el hambre. El número de personas afectadas a nivel mundial ha aumentado desde 2014.
Casi el 10 % de la población mundial pasa hambre todos los días, queda mucho por hacer, y ninguna organización puede alcanzar el Hambre Cero trabajando sola.
La pandemia del hambre es más difícil de combatir que cualquier otra.
Además, no se trata solamente de comer, sino además de comer bien. Los expertos de la FAO afirman que las dietas saludables son inaccesibles para más de 3.000 millones de personas en el mundo.
Se estima que son, en promedio, cinco veces más caras que las dietas que solo satisfacen las necesidades de energía alimentaria.
El problema no es que el mundo no pueda abastecer a toda su población, el problema es cómo se reparten los recursos. Producimos alimentos más que suficientes para alimentar a todos y todas. Sin embargo, nuestros sistemas alimentarios sufren desequilibrios. El hambre, la obesidad, el cambio climático, el desperdicio de alimentos y la falta de seguridad para los trabajadores de la cadena alimenticios son solo algunos de los problemas que evidencian este desequilibrio avalada por un sistema capitalista depredador y desigual.