Día Mundial de la Obesidad.
El 4 de marzo, el Día Mundial de la Obesidad, consiste en una jornada de acción que buscaba una respuesta cohesionada e intersectorial a la crisis de la obesidad; pero hoy quienes convocan, la Federación Mundial de la Obesidad y sus miembros, pretenden mejorar la comprensión, la prevención y el tratamiento de la obesidad en el mundo y hacerlo extensivo por mucho más de 365 días.
“La obesidad es un problema mundial y nos afecta a todos. Ochocientos millones de personas viven con la enfermedad y millones más están en riesgo de padecerla. Sabemos que las raíces de la obesidad son profundas y la única manera de avanzar es trabajando juntos. Por eso pedimos que se actúe a nivel local, nacional y mundial”, asegura la Federación Mundial de la Obesidad. Según sus cifras, las consecuencias médicas de la obesidad tendrán un costo de más de un billón de dólares para el año 2025.
Asimismo, se proyecta que la obesidad infantil aumente en un 60% en la próxima década, alcanzando los 250 millones de niños y niñas obesas en 2030.
Nuestro país refleja esa realidad de manera preocupante. El Informe Mapa Nutricional JUNAEB reveló, en 2019, que un 52% de niños y adolescentes en prekinder, kinder, primero y quinto básico y primero medio presentaban sobrepeso u obesidad. La misma medición en 2020 mostró un “aumento sin precedentes de la obesidad, especialmente la obesidad severa”, con un 54,1% de los escolares chilenos con exceso de peso.
Los expertos aseguran que este alarmante incremento no es solo atribuible a la pandemia, pues no existe una política pública sólida para enfrentar este problema multidimensional. Porque tal como lo explica la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Mundial de la Obesidad, esta enfermedad va más allá de una mala alimentación y poca actividad física, es causada por una variedad de factores, incluyendo factores biológicos, la salud mental, riesgos genéticos, medio ambientales, planes médicos y acceso a comidas altamente procesadas, entre otros.
Por otra parte, las personas con obesidad tienen mayor riesgo de padecer otras enfermedades crónicas como diabetes, hígado graso no alcohólico, resistencia a la insulina, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y ciertos cánceres. Más aún, la obesidad también puede traducirse en mayores complicaciones de COVID-19 y en un aumento al doble del riesgo de hospitalización, entre otros. Por eso, es vital la acción coordinada de todos los miembros de la comunidad, las personas que padecen obesidad y han luchado contra el estigma del peso, sus familias, los empresarios, profesionales de la salud, políticos y de los gobiernos para terminar con esta pandemia, declarada como tal por la OMS en 2010.