Día Mundial de las Abejas.
El 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas para crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas a las que se enfrentan y el beneficio para toda la Tierra.
Fue en octubre de 2017 cuando la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 20 de mayo como Día Mundial de las Abejas, coincidiendo con la fecha del nacimiento de Anton Janša, quien en el siglo XVIII fue pionero en las técnicas modernas de apicultura en su país natal, Eslovenia y reconoció a estos insectos por su habilidad para trabajar duramente y requiriendo a la vez muy poca atención.
Precisamente Eslovenia ha sido el país que ha impulsado la celebración del Día Mundial de las Abejas.
Las abejas y otros polinizadores, como las mariposas, los colibrís, los murciélagos, permiten la reproducción de muchas plantas, incluidos los cultivos para alimentación. Son indispensables para la conservación de la biodiversidad, nos avisan de los riesgos ambientales, indicando la salud de los ecosistemas locales.
Son varios los factores que amenazan a las poblaciones de abejas en el mundo y no todos ellos se conocen. Entre los conocidos, los pesticidas, los insectos invasores, los cambios en el uso de la tierra, los monocultivos que reducen los nutrientes, el cambio climático.
Según la ONU la celebración del Día Mundial de las Abejas tiene los siguientes objetivos:
- Llamar la atención de la población mundial y de los políticos sobre la importancia de proteger a las abejas.
- Recordar que dependemos de las abejas y otros polinizadores.
- Proteger a las abejas y a otros polinizadores para contribuir de forma significativa a resolver los problemas relacionados con el suministro de alimentos mundial y eliminar el hambre en los países desarrollados.
- Detener la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas, y de esa manera contribuir al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Las medidas de protección para las abejas, y prácticas recomendadas para los agricultores y los gobiernos son:
- Reservar algunas zonas como hábitat natural.
- Crear barreras vegetales.
- Reducir o modificar el uso de pesticidas.
- No tocar los lugares de anidación.
- Cultivar cosechas atractivas alrededor del campo.