Día Mundial de las Aves Migratorias.
Por iniciativa de BirdLife International, una red de ONGs, que tiene como objetivo la conservación de todas las especies de aves que habitan en la tierra, así como de sus hábitats, cada 9 de mayo se celebra el Día Internacional de las Aves.
A partir del 2018 se aunaron las dos grandes campañas que existían hasta entonces para proteger a las aves migratorias: el Día Internacional de las Aves Migratorias y el Día Mundial de las Aves Migratorias.
El primero de ellos dirigido por Environment for the Americas (EFTA), y el segundo por el Acuerdo sobre la conservación de las aves acuáticas migratorias de África y Eurasia (AEWA) y la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS).
Así, desde ese año, la nueva campaña conjunta adoptó el nombre único de Día Mundial de las Aves Migratorias.
Además, la fecha busca concientizar a la sociedad sobre la necesidad de proteger a las aves migratorias y sus hábitats naturales en todo el mundo.
Las aves juegan un papel fundamental en el ecosistema porque cumplen funciones como la polinización de plantas y la distribución de semillas, más allá de ser muy apreciadas por su extraordinaria belleza.
Si bien, según un estudio realizado por el Consejo Internacional para la Protección de las Aves (ICBP) más de un millar de especies de aves se encuentran en peligro de extinción, hay muchas más cuya población está disminuyendo vertiginosamente o son potencialmente vulnerables, por lo que en el corto plazo podrían estar también en peligro de extinción.
Las constantes invasiones en su hábitat, incendios forestales, deforestación, pesticidas que se lanzan al ambiente y la cacería, son algunas de las actividades que atentan seriamente contra la supervivencia de estos animales.
Según el informe, de las 9.700 especies de aves conocidas que habitan en el mundo, incluso en la Antártida y en los desiertos, más del 33% se encuentran en América del Sur, en tanto que la familia que cuenta con más especies amenazadas (más de 70 especies) es la de los psitácidos, la familia de los loros.
Entre las aves más representativas en peligro de extinción se encuentran:
el Còndor Andino, que tiene dimorfismo sexual (machos con crestas);
el Papagayo de Guayaquil, que tiene cola larga y puntiaguda, vive en bosques húmedos y deciduos, es pico negro con punta grisácea;
el Gritador unicornio, que tiene un cornezuelo delgado larguísimo que brota de la frente en ambos sexos y mide entre 84 y 91,5 cm;
el Águila harpía, con pico, garras y patas fornidas, amplia cresta eréctil de dos puntas, que vive en bosques húmedos tropicales;
el Loro Orejiamarillo, de pico robusto y de color negro, mide entre 43 a 46 cm y se alimenta de semillas y frutos y,
el Zamarrito pechinegro, que vive en bosque templado del Noroeste del volcán Pichincha, es de pico corto y recto, el macho negro.