Día Mundial del Microbioma.
El 27 de junio se celebra el Día Mundial del Microbioma, un área de creciente avance en la ciencia y protagonismo en la atención integral de la salud.
El estudio de los microorganismos se remonta al siglo XVII, sin embargo, solo a principios de la década de 2000, después de la finalización del Proyecto Genoma Humano y con la mejora de las tecnologías de secuenciación genética, las preocupaciones sobre cómo interactúa la comunidad microbiana con el organismo humano llevaron a la desarrollo del Proyecto Microbioma Humano y mayor conocimiento del estudio de la microbiota. En estos años de estudio, se han vuelto más claras las importantes funciones y mecanismos de acción por los cuales la microbiota influye en las condiciones de salud y enfermedad.
Actualmente, con miles de trabajos científicos publicados, la literatura señala a la microbiota como el hábitat de 100 billones de microorganismos, que representan 100 veces más genes que el genoma humano. Esta microbiota puede considerarse una huella digital única y específica que, en equilibrio, cumple importantes funciones para la salud. Por lo tanto, el microbioma humano puede considerarse una fuente de diversidad genética y un componente esencial de la inmunidad, que influye directamente en nuestro metabolismo y salud.
La microbiota es el conjunto de bacterias que colonizan la piel, el aparato digestivo, incluida la boca, y el aparato genital.
Estas bacterias colonizan nuestro organismo desde el vientre materno, pero fundamentalmente desde el momento del nacimiento, especialmente si éste por vía vaginal.
La microbiota se va desarrollando a medida que avanza la vida, de forma que su composición es diferente en la infancia y adolescencia que en la vida adulta.
La relación de la microbiota y el organismo es simbiótica: mientras que las bacterias realizan una función protectora frente a enfermedades y agentes patógenos y de ayuda en la metabolización de los alimentos ingeridos, el organismo les ofrece un lugar donde vivir. La microbiota está compuesta de 100 billones de bacterias solo en el aparato digestivo. De hecho, la microbiota ya es considerada por la ciencia como un órgano más del cuerpo, aunque en este caso adquirido.
Funciones de la microbiota
- Protección de bacterias patógenas que pueden provocar enfermedades: la microbiota es una barrera que protege al organismo, entre otras cosas, de: microorganismos patógenos, sustancias carcinógenas, metales tóxicos, químicos nocivos presentes en el ambiente y partículas de polvo y suciedad.
- Mantenimiento de sistema inmune: hay estudios que sugieren que hasta el 70% del sistema inmunológico depende de la microbiota. Favorece que el sistema de defensa funcione adecuadamente.
- Regulación del metabolismo y balance energético.
- Digestión de alimentos: la microbiota permite digerir algunos componentes de los alimentos que el organismo no puede digerir y metabolizar por sí mismo. Por ejemplo, alimentos que generan ácidos grasos de cadena corta insaturados, que son potentes antioxidantes y ayudan a equilibrar los niveles de colesterol y triglicéridos.
- Producción de vitaminas: algunas fundamentales para el mantenimiento de la salud, como son la vitamina K y la B12.
- Regular la secreción de neurotransmisores intestinales, insulina y péptidos fundamentales para procesos vitales.¿Qué puede alterar la microbiota y consecuencias?
Cuando se produce una alteración de la microbiota y existe un desequilibrio entre las distintas cepas bacterianas, el organismo se ve afectado. En la actualidad se sabe que existe un mayor riesgo de que se produzcan infecciones y se desarrollen enfermedades autoinmunes, obesidad, diabetes, algunos cánceres digestivos, fibromialgia, Parkinson, etc. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la alteración de la microbiota (disbiosis) suele generar todo tipo de molestias intestinales, dolores de cabeza y pérdida de energía.La alteración de la microbiota se puede producir por diferentes factores: mala alimentación, sedentarismo, estrés, contaminación ambiental, exceso y mal uso de antibióticos, etc.
Sin embargo, estos factores se pueden contrarrestar con una alimentación sana y equilibrada, realización de ejercicio de manera regular, una adecuada higiene del sueño, evitando la auto y sobremedicación y realizando actividades que permitan minimizar los efectos del estrés.