Día Nacional de la Maestra Jardinera.
En el corazón de cada 28 de mayo, la Argentina conmemora el Día de los Jardines de Infantes y de la Maestra Jardinera, una fecha que honra la memoria y obra de Rosario Vera Peñaloza, una mujer excepcional que dedicó su vida a la educación temprana y a la formación de miles de niños y niñas.
Nacida en Atiles, La Rioja, el 25 de diciembre de 1873, Rosario Vera Peñaloza, conocida cariñosamente como «Charo», mostró desde siempre una pasión inquebrantable por el conocimiento.
A los diez años, quedó huérfana, primero con la muerte de su padre, Felipe Vera, y al poco tiempo de su madre, Doña Dolores Peñaloza de Vera. Pero a pesar de las dificultades, Rosario no se rindió: se mudó a la ciudad de La Rioja para vivir con su tía materna, Doña Manuela Peñaloza, quien la crio con amor y le inculcó el amor por la educación.
Su tía, quien había sido maestra, fue la primera impulsora de la educación de Rosario.
Y con su apoyo, hizo sus estudios primarios en la Escuela Nacional de La Rioja, donde se destacó por su inteligencia y su capacidad de aprendizaje.
A los 16 años, ingresó a la Escuela Normal de Maestras de La Rioja, donde se recibió en 1891 como Maestra Normal, y poco tiempo después, se matriculó en Entre Ríos en la Escuela Normal de Paraná, dirigida por la reconocida educadora estadounidense Sara Chamberlain de Eccleston.
Finalmente, en 1895, ella obtuvo el título de Profesora Superior de Enseñanza y, al año siguiente, el de Profesora de Kindergarten en la Escuela de Profesores del Jardín de Infantes de Paraná.
De regreso a su provincia natal, Rosario Vera Peñaloza estaba decidida a revolucionar la educación temprana en Argentina.
Así fue como, en 1899, con un espíritu emprendedor y una visión innovadora, fundó el primer jardín de infantes del país, ubicado en la ciudad de La Rioja.
Gracias a este jardín de infantes, que funcionaba como anexo de la Escuela Normal de La Rioja, se implementaba por primera vez un sistema educativo formalizado y centrado en el desarrollo integral del niño, priorizando el juego, la creatividad y la exploración como herramientas fundamentales para el aprendizaje.
Tanto fue el éxito del primer jardín de infantes que Peñaloza eligió seguir expandiendo su proyecto educativo, abriendo un segundo jardín de infantes en la ciudad de Córdoba en 1902, donde además se desempeñó como Vicedirectora de la Escuela Normal hasta 1912. Para 1913, se trasladó a Buenos Aires, donde fue nombrada Directora de la Escuela Roque Sáenz Peña que, bajo su liderazgo, quintuplicó su matrícula y se convirtió en un referente de la educación pública en la ciudad.
A pesar de sus logros y su indiscutible capacidad, Rosario Vera Peñaloza fue cesada de su cargo como Directora de la Escuela Roque Sáenz Peña en 1917 debido a sus ideas y expresiones políticas.
De todas maneras, eso no la detuvo, sino que siguió dedicando su vida a la educación a través de cursos, más de 30 libros sobre pedagogía y educación temprana, y fundando escuelas y jardines de infantes en todo el país.
Así lo hizo toda su vida hasta partió de este mundo el 28 de mayo de 1950, a los 77 años, dejando tras de sí un importante legado para la educación argentina.
Es por eso que, en su honor, los argentinos celebramos cada 28 de mayo el Día de los Jardines de Infantes y de la Maestra Jardinera, recordándola como un faro que guía a las maestras jardineras en el camino de la educación temprana y el amor por la enseñanza.