Disquinesia Escapular

Publicado: 19 ene 2025
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La disquinesia escapular es una lesión frecuente que afecta a gran parte de la población, y puede dificultar la realización de actividades del día a día. Es importante, tratarla de  forma adecuada para evitar lesiones en las zonas adyacentes.

La articulación escapulo-torácica, tiene gran importancia en el cuerpo humano, ya que es la encargada de dar estabilidad y coordinación a la articulación del hombro y, además, es el punto donde confluyen varias inserciones musculares.

Además, es una articulación que pone en funcionamiento a diferentes grupos musculares, ya que posee movimientos propios:

  • Protacción: movimiento mediante el cual, la escápula se desplaza hacia fuera.
  • Retracción: se produce cuando los omóplatos se acercan.
  • Elevación: al realizar el movimiento de elevación de los hombros, la escápula se desplaza hacia arriba.
  • Depresión: con este movimiento, la escápula se desplaza hacia abajo.

La disquinesia escapular, es la alteración de la articulación escapulo-torácica. Es decir, es una alteración dinámica o estática de la posición de la escápula.

Muchas lesiones en las zonas de la clavícula y los hombros, se desarrollan a partir de una disquinesia escapular.

 

 

 

Los síntomas más habituales que presentan aquellos pacientes que sufren de disquinesia escapular, suelen estar relacionados con lesiones o molestias en la zona de los hombros.

Las más comunes suelen ser:

  • Inestabilidad glenohumeral
  • Rotura de labrum (es una lesión en el anillo de cartílago que rodea el hombro).
  • Lesiones del manguito rotador
  • Activación de puntos gatillo en el trapecio y el pectoral mayor

 

En función de los síntomas que manifieste el paciente y la posición de la escápula, se pueden distinguir distintos tipos de disquinesia escapular, siendo los más comunes:

  • Tipo 1: la escápula se inclina hacia delante, debido a que el ángulo inferior sobresale.
  • Tipo 2: en este caso, la escápula presenta una rotación interna excesiva, esto se debe a la prominencia del borde medial.
  • Tipo 3: los pacientes presentan el borde superior de la escápula excesivo, lo que provoca que encojan los hombros al realizar elevaciones de brazos.

Sea cuál sea el tipo de disquinesia que se padezca, puede provocar desequilibrios en los músculos que forman la cintura escapular y en los músculos del hombro.

 

Las causas de la disquinesia escapular, pueden ser muy variadas, pero como se ha visto, habitualmente, suelen estar relacionadas con lesiones en la articulación del hombro. Sin embargo, se pueden distinguir distintas causas, en función del punto de partida de la patología.

Una de las más habituales, suele ser la debilidad muscular de las fibras del trapecio, los músculos rotadores externos o el músculo serrato. A menudo la fatiga o la rigidez de éstos puede desencadenar una disquinesia escapular.

Por otro lado, problemas de movilidad en la articulación escapulo- torácica o en la articulación de la clavícula, también podrían provocar disquinesia escapular, o malas posturas que provoquen posiciones forzadas en estas articulaciones. Además, pacientes con enfermedades relacionadas con la columna vertebral, como hiperlordosis o hipercifosis, son más propensos a sufrir esta patología.

 

Una vez el paciente presente síntomas, tales como dolor o molestias, de forma persistente en la zona del hombro, deberá acudir a un especialista en traumatología que pueda diagnosticar su patología.

Al realizar un estudio, se deberá tener en cuenta, en primer lugar, la postura e higiene postural del paciente que permita observar si existe o no una disquinesia escapular. En caso, de existir disquinesia escapular, tendrán que realizarse las pruebas pertinentes para descubrir cuál es la causa, y por tanto, poder aplicar el tratamiento adecuado.

 

A la hora de valorar a un paciente que presenta síntomas de una disquinesia escapular, se realizan distintos estudios:

  • En primer lugar, se lleva a cabo una palpación, en la que el especialista palpa los bordes y músculos escapulares, en reposo y en movimiento, con el fin de detectar contracturas musculares que puedan dar pistas de la existencia de una disquinesia.
  • En segundo lugar, se somete al paciente a varios ejercicios y posturas, en los que, en función de la posición visible que adquiera la escápula, se podrá ampliar la información. En este paso, algunas de las pruebas más habituales son: la compresión de las escápulas contra la reja costal, la observación del movimiento de las escápulas en movimientos de elevación o la prueba de rascado de Apley, en la que el paciente debe hacer el intento de tocar el borde medial inferior y superior de la escápula.
  • En función de los datos obtenidos, se pueden realizar otro tipo de pruebas, como radiografías o resonancias, que permiten observar la articulación de forma más minuciosa.

Uno de los tratamientos más efectivos para tratar esta patología es la fisioterapia, que permitan, en primer lugar, disminuir el dolor y las molestias que sufre el paciente.

 

Existen numerosos ejercicios, que permiten estabilizar y fortalecer la articulación escapulo-torácica y, por tanto, paliar los dolores. Algunos de ellos son:

  1. Ejercicio transnuca, para mejorar la fuerza, movilidad y estabilidad de la escápula.
  2. Estabilización escapular en suelo, que ayudará al paciente a potenciar el músculo serrato anterior.
  3. Estabilización escapular en pared, que ayudará a prevenir lesiones de hombro.
  4. Propiceción (capacidad de percibir la posición y el movimiento del cuerpo, sin depender de la visión) escapular con pelota, este ejercicio se centra en el trabajo del hombro y permite mejorar la estabilidad articular.

 

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