El IVA Sigue Creciendo en la Recaudación.
Siempre que pueden tanto el Presidente Macri como su Ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne exhiben su preocupación por «la alta carga impositiva, los impuestos distorsivos y la necesidad de reducirlos»
La parte más importante de la recaudación está compuesta por impuestos más distorsivos que aquellos que preocupan al ministro Dujovne porque implican que los sectores de menores ingresos destinan una mayor proporción de los mismos al pago de impuestos que los de mayores ingresos.
El ejemplo más claro en ese sentido es el IVA (sigla de Impuesto al Valor Agregado).
La población con menores ingresos suele gastar el ciento por ciento del dinero que le entra en el consumo inmediato y salvo el alquiler de la vivienda, todo lo que adquiere –sean bienes o servicios- está gravado por el IVA.
Para el Indec, en noviembre pasado, la Canasta Básica Total, para no caer en la pobreza, sumó 25.206,03 pesos para una familia de cuatro miembros.
Esa canasta incluye el alquiler, al que el Indec valora con el 17 por ciento de los gastos de esa canasta, es decir unos 4.300 pesos.
Quedarían unos 21.000 pesos destinados a la adquisición de bienes y servicios todos ellos alcanzados por el IVA, lo cual arrojaría unos 4.410 pesos pagados al Estado por ese concepto. Es decir, esa familia estaría dejando alrededor del 17 por ciento de sus ingresos en este impuesto.
El IVA pesa cada vez más en la recaudación total. En 2011 representaba el 26,9 por ciento, en 2018 alcanzó el 32,6 por ciento. Este porcentaje no se parece a ningún otro que se haya dado tras el estallido de la convertibilidad, salvo el de 2002, cuando el IVA representó el 32,5 por ciento de la recaudación de ese año. Luego el peso del IVA fue bajando paulatinamente y se estabilizó en torno del 26 por ciento, hasta que en 2017 comenzó a subir.
En su último informe, el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) observa que los impuestos indirectos crecieron un 40,4 por ciento en 2018 versus un salto del 30,8 por ciento de los impuestos directos. «Esto implica que no se grava al agente tributario considerando su capacidad tributaria o bajo un criterio de progresividad distributiva», advierte el trabajo.
La distinción entre impuestos directos e indirectos es significativa.
Mientras que los directos son aquellos impuestos que alcanzan a exteriorizaciones inmediatas de riqueza, como la ganancia y el patrimonio, los indirectos se aplican sobre exteriorizaciones mediatas de la riqueza, como el consumo o el gasto. «Finalmente, se desprende de la definición previa que los impuestos directos son más progresivos en cuanto a la distribución del ingresos se trata», agrega IARAF.
El centro de análisis que dirige Nadín Argañaraz señala que «teniendo en cuenta esta clasificación, puede apreciarse que la recaudación del mes de diciembre de 2018 se compuso por más de dos terceras partes por impuestos indirectos (69,3 por ciento), y la parte restante por impuestos directos (30,7 por ciento). Prácticamente la tres cuartas partes de la recaudación mensual la explican los impuestos indirectos producto del avance del IVA y de los impuestos ligados al comercio exterior».