El Taichí y la Salud.
El T’ai-Chi-Ch’uan, más conocido como taichí, es un arte marcial con aplicaciones terapéuticas originario del imperio chino, y cuya práctica está relacionada con la consecución de un mayor equilibrio físico y psíquico.
Respecto al nacimiento de esta disciplina, existen diferentes teorías sobre cómo se originó y evolucionó, ya que, tal y como sucede en otras técnicas milenarias, en la explicación de su origen se entremezclan mito, leyenda y realidad.
Lo que sí se ha demostrado es la vinculación directa del taichí con el taoísmo, una religión oriental con más de 2.500 años de antigüedad y que tiene como objetivo principal la búsqueda del camino o tao.
Cuenta la leyenda más extendida sobre el taichí que, hace varios cientos de años, un monje taoísta llamado Zhang Sang Feng vio cómo peleaban una grulla y una serpiente.
La grulla, por más que intentó clavar su pico en la serpiente no lo consiguió, ya que ésta siempre la esquivaba. Así, de la observación de los movimientos de la serpiente nacería el T’ai-Chi-Ch’uan.
Este arte marcial forma parte de la Filosofía de la Naturaleza china y, como tal, está vinculado directamente con otros conceptos como el Yin y el Yang, el Chi (Qi) y, por sus aplicaciones terapéuticas, con otros aspectos de la medicina tradicional china.
El Yin y el Yang están relacionados con la observación del sol y la luna y con el paso de las estaciones. Son dos extremos opuestos que, al mismo tiempo, están interconectados y que forman parte de un todo. Por tanto, este concepto describe las cualidades opuestas de las cosas como, por ejemplo, el masculino y el femenino, el bien y el mal, el día y la noche o el amor y el odio. A la hora de identificarlos, el Yin sería la zona oscura y el Yan la parte más clara. La presencia de uno dentro del otro implica que interactúan y que son complementarios. Es decir, no tienen sentido ni se entenderían si ambos no existieran.
Por su parte, el Chi (Qi) hace referencia a la energía. Todos los elementos que conforman la naturaleza estarían estructurados en función de dicha energía y sus diferentes combinaciones. Como el campo de actuación de la energía (Chi) es tan amplio, la tradición china lo clasifica mediante tres categorías: Cielo, Tierra y Hombre. El Chi Celeste se asocia a los fenómenos atmosféricos y climatológicos, los cuales están directamente relacionados con el Chi Terrestre –por ejemplo, sin lluvia se secarían las plantas– y con el Chi Humano que, a su vez, estaría influenciado por los otros dos.
Toda persona, animal o planta posee su propia energía o Chi, la cual tiende a estar en equilibrio. Cuando esto no sucede así, es cuando se manifiestan los problemas de salud y las enfermedades.
Son bastante conocidas las numerosas formas de trabajar la energía y de conseguir dicha estabilidad entre nuestro cuerpo y nuestra mente, entre ellas se encuentran los masajes, la acupuntura y la acupresión, el Reiki, el tratamiento con hierbas o la meditación y los ejercicios físicos. Precisamente, dentro de estos dos últimos grupos es donde ubicaríamos el taichí.