Fabiola, Javier y Marcus de «El Hogar de Cristo» en Comunas un Desafío.
Nos visitaron en nuestros estudios de la AM 690 K 24 en radio Fabiola Carcar, Javier Díaz y Marcus Oliva pertenecientes a «El Hogar de Cristo» una obra fundada el 19 de octubre de 1944 por San Alberto Hurtado, sacerdote jesuita chileno, para servir a las personas en situación de calle y de extrema pobreza.
Comenzó exponiendo Fabiola: «es un nuevo modo de hacer iglesia, de caminar la iglesia, una iglesia como dice Francisco que está en salida que deja de estar encerrada en sí misma en los templos para empezar a caminar el barrio, y los centros barriales son espacios de la iglesia dedicados a acompañar a personas en consumo problemático, que están en situación de vulnerabilidad, con mucho sufrimiento y que además están atravesados por una situación de consumo; eso caracteriza a los 82 centros barriales que hay en todo el país, están acá en todos los barrios, en todas las villas (Barracas, Bajo Flores, Retiro), pero también ahora están instalados en los propios barrios como el que se instaló acá en Liniers desde hace un año, o sea que ya no es un modo de hacer iglesia en las villas es un modo de hacer iglesia en la comunidad y en distintas localidades del interior que no tienen la realidad de las villas pero que si tienen esta realidad de la droga que es un problema muy complejo y donde nosotros acompañamos la vida de las personas no haciendo hincapié en el tema de la adicción sino acompañando la vida, porque tienen muchas carencias no solo económicas sino afectivas por eso nosotros hablamos de la familia del Hogar de Cristo porque lo que se trata es construir lazos afectivos, ese es el primer paso.»
«El Padre Pepe hace 10 años junto con el Papa Francisco fundó en Barracas «el Hogar de Cristo», el primer centro barrial que es el Hurtado; Pepe tuvo esta mirada tan de darse cuenta que era un problema el de la droga y que la iglesia tenía que hacer algo y salió al barrio y armó el primer centro barrial y el Papa Francisco lo bendijo un jueves santo, le lavó los pies a los primeros doce chicos que formaban ese centro barrial. Lamentablemente tuvo muchos aprietes y se tuvo que ir porque los que venden y fabrican droga en los barrios los amenazan así que los curas que se ocupan de esto viven situaciones problemáticas», agregó.
Nos presentó a sus acompañantes Javier Diaz y Marcus Oliva , «quienes colaboran muchísimo en este centro del barrio de Liniers que está en San Cayetano por eso los traje porque como esta radio está en el barrio por lo tanto me parecía que tenían que estar, además es el primer centro barrial de la ciudad que no funciona en una villa, que funciona en un barrio; Marcus es el principal referente del centro, él es un integrante del hogar, es un hermano, y Javier es el colaborador de ellos consiguiendo recursos como para construir y ampliar los lugares acá; en Retiro, nos ayuda mucho con la gestión de recursos, cada uno en el hogar cumple una función diferente pero todos nos involucramos con los chicos y las chicas de igual a igual, generando vínculos.»
Marcus nos expone: «soy ex adicto, hace más o menos diez años que conozco al padre Eduardo con quien trabajo hoy, mi camino comenzó en Retiro, estuve casi dos o tres años y cuando se vino el padre a San Cayetano me invitó, me dijo ¿porque el Hogar de Cristo es solamente para la villa?, me dijo estaría bueno que abarquemos la comunidad, el conjunto de toda la comunidad, todo el país, o todos los países, que sea algo para todos al alcance de todos y le dije sí esta bien, lo acompañe y empezamos a trabajar en Liniers, de la nada con la mirada de la iglesia porque a parte de ser el primer centro barrial que estamos en un barrio, además somos el único centro barrial Hogar de Cristo que somos «santuario». La necesidad de la comunidad en Liniers es basada en el peregrino que va en busca de trabajo, de pan, de la necesidad que tiene esa comunidad, nuestra mirada es muy espiritual.»
Interpelado Javier nos cuenta, «colaboro con el Hogar ya hace muchos años, como seis o siete años, y desde que comenzamos es un desafío constante, permanente, sobre todo porque los desafíos son cotidianos, como todas las cosas que hacemos siempre al principio el desafío parece imposible y empezar a ver y desandar ese camino que lo haces paso a paso, con los recursos posibles, y siempre trabajando desde el corazón poniendo mucha garra y voluntad; básicamente esto que somos una familia realmente lo vivimos así de esa manera porque todos vamos aportando lo mejor que tenemos para poner en este momento y en cada momento que nos toca.»
Habla Fabiola, «además uno se involucra personalmente así seas profesional o no, porque Javier consigue recursos pero no es que viene y trae proyectos sino que charla con las chicas, con los chicos los conoce, conoce sus historias, empezás a ver sus problemas educativos, de falta de documento, de falta de vivienda, empezás a involucrarte con el otro desde el corazón y el cuerpo a cuerpo, acompañándolos; nadie que esta en el Hogar viene a hacer un rol profesional, es realmente conocerlos, involucrarse, acompañarlos, cuando conoces esto te querés quedar como nos pasó a casi todos.»
Javier acerca de sus temas específicos relata, «las dificultades básicamente están dadas porque también los recursos son limitados, porque uno enfrenta una problemática que es un mundo que lo vas conociendo a partir que vos te vas involucrando con esto y por ejemplo en el caso de Liniers se nos dió la oportunidad después de tres años de estar tratando de formar una cooperativa, para que pueda construir, no solo los espacios que necesitamos sino también poder construir socialmente un tejido donde podamos incorporar chicos que ven difícil incorporarse, hay que volver a tener un trabajo, o formarse en la construcción; con ese objetivo creamos la cooperativa Virgen de Luján hace tres años, estuvimos con la cooperativa más o menos dos años como yo le digo a los chicos caminando en pata y en el desierto, digamos sin poder cooperativizar un trabajo , y el primer trabajo se nos dió justo en San Cayetano en la ampliación de lo que es la parte social ahí en Cuzco 220; se dió a partir de un proyecto junto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación entonces ahí pudimos plasmar esto de una cooperativa construyendo un espacio comunitario en donde la cooperativa esta integrada por algunos de los chicos y otras personas que son del barrio de la Villa 31, que fue donde empezamos y esto poder construir, ampliar un espacio y a su vez hacerlo de manera cooperativa fue todo un desafío, y acá estamos. La cooperativa la sede la tiene en la Villa 31 básicamente esta en lo que es la parroquia Cristo Obrero que ahí fue donde empezamos y comenzamos a gestionar gracias al Padre Eduardo para poder conseguir esto de tener un proyecto entre San Cayetano y el Ministerio, asi se puede tener oficinas, un SUM, e ir ampliando estos espacios.»
Sigue Fabiola: «estar en la esquina o en una ranchada sin hacer nada, habiendo roto todos los vínculos familiares y comunitarios y el hecho de venir al hogar y encontrar un lugar donde comer, bañarse, vestirse, tener alguien que lo abrace, es lo primero que te dicen los chicos, me abrazan y me siento querido y lo principal que se hace es eso, es recibirlos con mucho amor y eso ya empieza a generar en ellos vínculos nuevos, empiezan a confiar en nosotros, en ellos mismos y desde ahí empiezan un camino que en algunos casos es muy lindo de acompañar porque reconstruyen sus lazos familiares; chicos que tenían hijos y los empiezan a recuperar empiezan a vincularse con la mamá, con el papá, los hermanos, retoman desde las cosas más básicas (tener documento y realizar un trámite) pero el primer paso es que tengan un lugar donde estar y alguien que los escuche y los abrace, gente que no los juzga, que si recaen una y otra vez van a poder venir siempre; el centro no es un lugar donde si venís y volviste a consumir no entras más, no, se respeta el tiempo de cada uno, a algunos le puede llevar meses, a otros les puede llevar años, y hay chicos que hace diez años que están en el hogar y no logran salir adelante, lo que se trata es que tengan una vida más saludable y que reconstruyan vínculos, lazos y esto se hace comunitariamente, la puesta nuestra es involucrando a las instituciones del barrio, a la iglesia, involucrando a todos los actores, las instituciones de salud, de los abogados. Son muchas las instituciones que tienen que colaborar para que esto funcione; el centro barrial articula con todo: hospitales, acceso a la justicia, la maternidad, las granjas de internación para que aquellos que se quieren ir un tiempo, aislarse y hacer un tratamiento más intensivo, pero los cambios que vemos si son muy grandes porque se trata de eso de acompañarlos, de recibirlos, no juzgarlos, respetar el tiempo de cada uno y la libertad, esto en una comunidad terapeútica clásica no sucede; requisitos para entrar acá no hay ningúno, segundo pueden volver todas las veces que quieran y se va a respetar, cada uno lo llama un «plancito de vida» cada uno va haciendo lo que puede, lo que su cuerpo y su espíritu le permite por lo tanto se trabaja todo lo espiritual, que estén entretenidos haciendo actividades, que estén trabajando en una cooperativa como formó Javier o emprendimientos productivos, que estén en taller FINES para terminar el colegio, que cada uno vea que es lo que le interesa hacer, la idea es venís acá bueno armemos un plan de vida a ver que querés hacer y se lo acompaña en eso entonces cada plan es diferente porque cada persona es diferente.»
Continúa Marcus: «en el caso de Liniers cuando llegué yo el problema de la comunidad para mí fue un segundo plano, el primer plano fue integrarme yo a los chicos que tenían realmente la necesidad de ser acompañados, porque Liniers era una tierra de nadie donde había un servicio social, donde si no tenías plata para la ducha no te podías bañar o si no eras conocido salías robado de la ducha, donde tenías que dar algo si te ibas y dejaras de molestar, asi que el primer paso fue llegar sin ser conocido, el único conocido era el Padre Eduardo, involucrarse, ser uno más, esto de ser ex adicto me sirvió un montón para relacionarme, se va sabiendo en quien fuiste y en quien te convertiste, te vas involucrando tanto que la comunidad te ve a vos como ejemplo pero después los pibes dicen que lo único que vos querés es acompañar. Hay chicos que llevan cinco años viviendo bajo un puente, toda la vida lo vieron fuera de la iglesia hoy los ven sirviendo en la iglesia, los mismos chicos que no lo dejaban entrar a servicio social hoy ayudan y sirven en el servicio social.»
El turno de Javier: «yo creo que uno de los problemas en general en este momento sobre todo es el tema del trabajo a todo nivel, pero creo que justamente la mirada que nosotros tenemos del trabajo no es solamente una mirada desde el punto de vista estrictamente de lo que produce sino que el trabajo es, como hace poco dijo Monseñor Ojea, no una mercancía más, es algo que le da valor a la vida, le da valor a las personas, le permite desarrollar un rol integrador dentro de la sociedad, un proyecto de vida; justamente que esto lo podamos hacer desde San Cayetano tiene una parte muy simbólica que fue una de las cosas que más me gustó cuando se presentó el proyecto, el desafío, cuando yo vi todo lo que había que hacer, pensarlo y hacerlo desde una cooperativa me parecía casi una tarea imposible pero realmente como todo lo que encaramos no nos ponemos un límite y vamos en el paso a paso y en el día a día; creo que es cambiar un poco las miradas que que como sociedad tenemos de esta cosa de vernos a nosotros mismos desde el lugar de la desconfianza y no de la confianza, cuando empecé a trabajar con Fabiola que fue quien me llevó por primera vez al Hogar de Cristo mi mirada respecto de la villa, de la gente del barrio, tenía una mirada de cualquier pibe de clase media que mira la villa y dice – acá están todos los chorros, estos son todos irrecuperables -, esa es la mirada del que esta del otro lado y a veces cuando vos le tenés que explicar a alguien que es lo que pasa: son todos vagos, son todos planeros, son todos negros, son todo esto, todo ese prejuicio que está construído, esa etiqueta, ese rótulo, que esta construído socialmente que creo que es lo primero que hay que romper y eso uno lo rompe desde desarrollar otro prejuicio pensando que desde el otro lado son todos iguales, lo primero que uno afronta es este desafío de bajar la barrera de prejuicios y bajar sobre todo la no confianza, empezar a creer para creer, creer en los demás para que los demás también crean.»
Suma Fabiola: «además construir otro tipo de sociedad, estamos en una sociedad que excluye permanentemente, unos pocos tienen cada vez más plata y la gente cada vez está peor, el mundo está yendo a una sociedad cada vez más concentrada y deshumanizada y eso acá se vive, las comunidades tienen miedo de acercarse.
La iglesia está transformándose y empezando este nuevo camino; Caritas armó un área de Pastoral de adicciones donde está esa mirada de diferente, de abrirse a esta problemática, entender la complejidad y hacerse cargo.
La iglesia se fue alejando de las enseñanzas de Jesús y hay que volver a esas enseñanzas muy básicas que él se acercó a los que más necesitaban, los integró, los sentó a la misma mesa, creo que la apuesta nuestra es volver a eso, la iglesia que nos enseño Jesús, es difícil porque hoy hay muchas iglesias que están cerradas, no quieren integrar a las personas que están excluídas, les cuesta, les da miedo, sobre todo lo vemos mucho en los pueblos del interior, porque abren centros barriales y la gente dice ¡ah bueno pero abránlo lejos del centro que no los tengamos que juntar, verlos!, hay mucho miedo, mucha desconfianza.»
Terminando Javier, » yo creo que es esto de abandonar la mirada de decir nosotros somos justos y ellos pecadores, acá no podemos dividirnos en justo y pecadores, acá somos todos pecadores estamos todos en un terreno de igualdad, y desde ese terrenos nos plantamos, desde el lugar de saber perdonar, entender incluso las propias fallas, las propias debilidades, eso creo que es el gran desafío que tenemos como iglesia y a su vez como personas, el no participar del juzgamiento del otro, del linchamiento, sino abrir el corazón y pensar que todos tenemos debilidades y que todos estamos para afrontar los mismos desafíos todos los días.»
También Fabiola: «el otro es mi hermano y también tiene las mismas oportunidades, la iglesia tiene que hacer mucho para construir nuevos valores y construir otro tipo de sociedad si somos concientes que estamos en una sociedad que excluye, ahí la iglesia tiene que empezar.»
Finalizando Marcus: «al vecino de Liniers le diría que se preocupe más por su vecino, que se preocupe más por la familia, porque en todas la familias tenemos un adicto al alcohol, a la droga, o un delincuente, en todas las familias siendo en Recoleta, en una villa, o en Liniers, que nos preocupemos por nuestra familia así veríamos la realidad y de ahí salir en familia a la comunidad y hacer una familia para la convivencia porque no porque yo tengo mi casa no me voy a preocupar por el que esta afuera de mi casa durmiendo, porque también tiene derecho a tener su casa y ¿porque nosotros no podemos ayudarlo? , hay que invitarlo a la iglesia y hacer este camino que nos enseño Dios, como dijo el padre Alberto Hurtado » el no encontró a Dios en la iglesia sino que lo encontró en la calle, en los necesitados» y ahí es cuando fundó el hogar Cristo en Chile, que queremos decir con esto que Dios no tan solo esta en la iglesia, en tu casa, en tu pieza, sino que está en el que necesita en la calle, no esta abandonado por Dios, esta Dios ahi también.»
Y nos recuerda, «tenemos dos dispositivos, el más importante que estamos trabajando es el primer umbral que es la admisión, acompañamiento, el tiempo indefinido de los chicos que van a bañarse ahí, en situación de calle que se empiezan a acompañar, a abrazar, a escuchar, eso es en Cuzco 220 que es el servicio social de 8 de la mañana hasta las 15 horas, ahí hay operadores, psicólogos, psiquiatras, abogados, tenemos todo lo que se necesita para acompañar desde el primer minuto y después cuando tienen un mes o un poco menos que quieren recuperarse, tienen ganas de cambiar su estilo de vida, ya son derivados al centro barrial que queda en el barrio de Versailles, en la calle Victor Hugo 1666.»