Illia, recuerdo del Golpe a 50 años.
El 28 de junio de 1966, un golpe cívico-militar encabezado por el general Onganía derrocaba al presidente Illia para iniciar un nuevo gobierno de facto.
La manzana de la Casa Rosada estaba sitiada. Adentro, el presidente Arturo Illia y sus colaboradores resistían. Afuera, las Fuerzas Armadas se preparaban para tomar el poder con violencia.
Antes de irse, Illia recordó una vez más quién era: «¡Yo hablo en nombre de la Patria, no estoy aquí para ocuparme de intereses personales, sino elegido por el pueblo para trabajar por él, por la grandeza del país y la defensa de la ley y de la Constitución Nacional! ¡Ustedes se escudan cómodamente en la fuerza de los cañones! ¡Usted, general, es un cobarde, que mano a mano no sería capaz de ejecutar semejante atropello! Con este proceder quitan ustedes a la juventud y al futuro de la república la paz, la legalidad y el bienestar…»
Rodeado por sus colaboradores, bajó por la escalera hasta la planta baja, cruzó por la entrada y se dirigió a la calle. Luego, se retiró en taxi. No tenía auto, lo había vendido mientras era presidente.
Comenzaba así otra etapa de oscuridad, persecusiones y atropellos a la Democracia; a cincuenta años de ese día lo recordamos como el triunfo de las corporaciones por sobre los valores democráticos.