La Disfagia y la Correcta Nutrición.

Publicado: 14 dic 2022
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La disfagia o dificultad en la deglución puede comprometer seriamente la seguridad y correcta nutrición e hidratación del afectado si no se adoptan medidas correctoras. 
 
Las personas con disfagia deberían seguir los siguientes consejos o recomendaciones nutricionales para no sufrir a la hora de la comida y mejorar su alimentación y calidad de vida:
 
Establecer un ambiente relajado y tranquilo a la hora de comer es muy beneficioso, tanto para la persona con disfagia como para el cuidador en caso de que sea necesaria esta figura. No meter prisa y esperar el vaciado de la boca del comensal.
 
La persona que esté comiendo debe estar sentada durante la comida y un rato después de la misma, no menos de media hora. En el caso de que esté encamada, habrá que elevar la cabecera de la cama hasta una posición incorporada. 
Nunca dar de comer tumbado, ya que el riesgo de disfagia y atragantamiento se multiplica.
 
La flexión de cuello hacia abajo de la persona que come es una medida de seguridad para realizar mejor las degluciones.
Si el cuidador le da de comer en una posición más elevada, por ejemplo, de pie, esta posición no es posible y el riesgo de atragantamiento es mayor.
Es conveniente estar a la misma altura, o incluso más bajo, para que la cuchara le llegue desde la parte inferior.
 
No dar de comer con jeringa, ya que se introduce la comida en la boca en zonas posteriores y hay más riesgo de atragantamiento.
Lo ideal es dar de comer con cuchara más o menos rígida para que, cuando hay severo deterioro cognitivo, la persona sienta ese estímulo en los labios y se prepare para el bocado. Además, no es conveniente que esa cuchara sea muy laxa porque no estimulará lo suficiente.
 
Cuidar la presentación, color y olor de los platos, ya que la apetencia comienza en estos puntos
 
Adaptar la medicación o suplementación a la disfagia.
Ante una disfagia a líquidos y una suplementación líquida comentar con el profesional el problema, por si hay que pautar otro suplemento con textura más adecuada, o espesar el que estamos usando.
Lo mismo sucede con la toma de pastillas, cuidado con la pastilla en sí, que tomará mejor triturada, y nunca con agua líquida si no controla este elemento.
 
Saber que la disfagia puede presentar muchos grados puede ahorrarnos disgustos.
Unos son leves y con sencillas o pocas modificaciones de la dieta tendremos una buena adaptación. Otros casos son mucho más severos, con disfagias a líquidos o sólidos que comprometen la seguridad y el estado nutricional de la persona que las padece.
En todos los casos sería conveniente consultar y dejarse aconsejar por un profesional de la nutrición, que ayudará a que la adaptación de la alimentación en todo este proceso sea mucho más sencilla y adecuada.