Linfedema
El linfedema es una hinchazón que, por lo general, aparece en uno de los brazos o de las piernas. A veces, se hinchan ambos brazos o ambas piernas.
El linfedema es provocado con más frecuencia por la extirpación o el daño de los ganglios linfáticos como parte del tratamiento oncológico. Se debe a la obstrucción del sistema linfático, que forma parte del sistema inmunitario. La obstrucción impide que la linfa drene bien; en consecuencia, el líquido acumulado causa hinchazón.
Si bien en la actualidad no existe una cura para el linfedema, puede controlarse con un diagnóstico temprano y una atención esmerada del miembro afectado.
Los signos y síntomas del linfedema, que aparece en la pierna o brazo afectado, comprenden los siguientes:
- Hinchazón de todo o parte del brazo o la pierna, incluso los dedos de los pies y de las manos
- Sensación de pesadez o rigidez
- Amplitud de movimiento limitada
- Dolor o molestia
- Infecciones recurrentes
- Endurecimiento y engrosamiento de la piel (fibrosis)
La hinchazón producida por el linfedema puede comprender desde cambios leves y apenas notorios en el tamaño de las piernas o de los brazos hasta cambios extremos que dificultan el uso de las extremidades. Es posible que el linfedema producido por el tratamiento oncológico no aparezca sino hasta meses o años después de este.
Pide una cita con tu médico si notas una inflamación persistente en los brazos o las piernas.
Si ya te han diagnosticado linfedema en una extremidad, consulta con el médico si experimentas un aumento repentino y significativo en el tamaño de dicha extremidad, ya que esto puede indicar que se está llevando a cabo un nuevo proceso.
El sistema linfático es fundamental para mantener el cuerpo sano. Hace circular linfa rica en proteínas por todo el organismo, y recoge las bacterias, virus y desechos. El sistema linfático transporta este líquido y las sustancias dañinas a través de los vasos linfáticos, que se dirigen a los ganglios linfáticos. Los residuos después son filtrados por los linfocitos (células que luchan contra las infecciones y que viven en los ganglios linfáticos) y, por último, los eliminan del cuerpo.
El linfedema ocurre cuando los vasos linfáticos no son capaces de drenar de manera adecuada el líquido linfático, generalmente de un brazo o de una pierna. El linfedema puede ser primario o secundario. Esto quiere decir que puede ocurrir por sí solo (linfedema primario) o puede ser la consecuencia de otra enfermedad o afección (linfedema secundario). El linfedema secundario es mucho más frecuente que el linfedema primario.
Cualquier afección o procedimiento que dañe los ganglios linfáticos o los vasos linfáticos puede provocar linfedema. Algunas causas son las siguientes:
- Cirugía. La extracción o la lesión de los ganglios linfáticos y de los vasos linfáticos pueden provocar linfedema. Por ejemplo, se pueden extraer ganglios linfáticos para verificar si se diseminó el cáncer de mama, y durante la cirugía pueden lesionarse los ganglios linfáticos asociados con vasos sanguíneos de las extremidades.
- Radioterapia para el cáncer. La radiación puede provocar la cicatrización e inflamación de los ganglios linfáticos o de los vasos linfáticos.
- Cáncer. Si las células cancerosas bloquean los vasos linfáticos, puede producirse linfedema. Por ejemplo, un tumor que crece cerca de un ganglio linfático o de un vaso linfático puede aumentar de tamaño hasta llegar a bloquear el flujo de líquido linfático.
- Infección. Una infección en los ganglios linfáticos o la presencia de parásitos puede restringir el flujo de líquido linfático. El linfedema relacionado con infección es más frecuente en las regiones tropical y subtropical, y es más probable que se manifieste en los países en desarrollo.
El linfedema primario es una afección hereditaria y poco frecuente causada por problemas en el desarrollo de los vasos linfáticos del organismo. Las causas específicas del linfedema primario son las siguientes:
- Enfermedad de Milroy (linfedema congénito). Este trastorno comienza en la infancia y hace que los ganglios linfáticos se formen de manera anormal.
- Enfermedad de Meige (linfedema precoz). Este trastorno suele causar linfedema cerca de la pubertad o durante el embarazo, aunque puede aparecer más tarde, hasta los 35 años de edad.
- Linfedema de comienzo tardío (linfedema tardío). Este trastorno es poco frecuente y suele comenzar después de los 35 años de edad.
Los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer linfedema después de un cáncer, de un tratamiento oncológico o de otras causas secundarias son los siguientes:
- Edad avanzada
- Sobrepeso u obesidad
- Artritis reumatoide o artritis psoriásica
El linfedema en los brazos o en las piernas puede tener complicaciones graves, como las siguientes:
- Infecciones. El linfedema puede causar infecciones, como una infección bacteriana grave de la piel (celulitis) y una infección de los vasos linfáticos (linfangitis). La lesión más pequeña que se produzca en un brazo o en una pierna puede constituir un punto de entrada para la infección.
- Linfangiosarcoma. Esta forma poco frecuente de cáncer de tejido blando puede aparecer como consecuencia de los casos más graves de linfedemas que no reciben tratamiento. Los signos posibles del linfangiosarcoma son las marcas moradas o púrpuras en la piel.
Si te sometiste o te someterás a una cirugía para tratar el cáncer, pregúntale al médico si el procedimiento compromete los ganglios linfáticos o los vasos linfáticos. Pregunta si la radioterapia estará dirigida a los ganglios linfáticos, así estarás al tanto de los posibles riesgos.
Para disminuir el riesgo de linfedema, trata de hacer lo siguiente:
- Protege el brazo o la pierna. Evita lesionarte la extremidad afectada. Los cortes, raspaduras y quemaduras pueden promover las infecciones. Protégete de los objetos punzantes o cortantes. Por ejemplo, aféitate con una afeitadora eléctrica, usa guantes cuando hagas tareas de jardinería o para cocinar, y usa dedales para coser. Si es posible, evita los procedimientos médicos, como extracciones de sangre y vacunas, en la extremidad afectada.
- Deja descansar el brazo o la pierna mientras se recupera. Después del tratamiento oncológico, se recomienda hacer ejercicios y estiramiento. Sin embargo, evita las actividades extenuantes hasta que te hayas recuperado de la cirugía o de la radiación.
- Evita el calor en el brazo o en la pierna. No apliques hielo ni calor, como una almohadilla térmica, en la extremidad afectada. Además, protege la extremidad afectada del frío extremo.
- Eleva el brazo o la pierna. Cuando sea posible, eleva la extremidad afectada por encima del nivel del corazón.
- Evita la ropa ajustada. Evita cualquier prenda que pueda presionar el brazo o la pierna, como las prendas ajustadas y, en el caso del brazo, también evita los brazaletes para tomar la presión arterial. Pide que te tomen la presión arterial en el otro brazo.
- Mantén limpio el brazo o la pierna. El cuidado de la piel y de las uñas es de máxima prioridad. Revisa la piel del brazo o la pierna de forma diaria, busca cambios o cortes en la piel que puedan causar una infección. No camines descalzo.