Lula Libre…

Publicado: 09 nov 2019
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El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) abandonó este viernes la prisión de Curitiba (sur) donde se encontraba recluido desde abril de 2018 acusado y con condena por delitos de corrupción, en medio de una ovación de cientos de sus seguidores.

Lula cruzó las puertas de la Superintendencia Regional de la Policía Federal de Pará a las 17.40 horas, siendo recibido por una multitud de simpatizantes que coreaban su nombre.

La excarcelación fue decretada por la justicia a pedido de la defensa, luego de que el Supremo Tribunal Federal decidió el jueves por mayoría considerar inconstitucional la prisión de una persona condenada en segunda instancia y con recursos de apelación pendientes.

Se hallaban presentes seguidores e integrantes del campamento «Lula libre», que permanecían a las puertas de la cárcel exigiendo la libertad desde el día en que entró en prisión.

También estaban la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffman, el diputado Paulo Pimenta y el ex-senador Lindbergh Farias, entre otros políticos.

Pocos metros después de atravesar el recinto policial, el expresidente fue rodeado por la multitud; dirigentes del PT informaron en las últimas horas que la primera intención de Lula era agradecer su apoyo a esos simpatizantes.

Después, se espera que se desplace hasta São Bernardo do Campo (São Paulo), concretamente al sindicato de los metalúrgicos, el mismo lugar donde se despidió antes de entregarse a la policía; se espera que allí haga un pronunciamiento público.


El expresidente de Brasil Lula Da Silva recuperó la libertad luego de permanecer 580 días en prisión.

Vistiendo saco y remera negros saludaba a sus compañeros con el gesto concentrado, probablemente escogiendo las palabras de su primera alocución en la que le apuntó a dos blancos preferenciales: Jair Bolsonaro y Sergio Moro.
A ellos se refirió en el discurso pronunciado a unos cuantos metros del reclusorio policial y luego volvió a citarlos, durante un mensaje que envió desde el vehículo a bordo del cual dejó el evento acompañado por su novia Rosángela, con la que prometió casarse.

Citó al juez del «Lava Jato», Sergio Moro, y al jefe de los fiscales de ese proceso, Deltan Dallagnol, incluyéndolos en «el lado podrido de la justicia, el lado podrido del ministerio público» conjurados para «criminalizar a la izquierda, al PT y a Lula».

Su año y medio como preso político lo convirtieron en una leyenda y agigantaron su estatura internacional.
Una de las preguntas surgidas por estas horas era si el jefe del PT tendrá autorización judicial para asistir a la toma de posesión de Alberto Fernández el 10 de diciembre en Buenos Aires. A la que no irá Bolsonaro, convertido en un paria de la comunidad internacional.