Miomas.
Probablemente, la causa de la aparición de los miomas sea genética-hereditaria, favorecida por la acción de las hormonas sexuales, que acelera el crecimiento anormal de las células musculares del útero. De ahí que las mujeres jóvenes en edad reproductiva los padezcan con mayor frecuencia, en la niñez sean excepcionales y después de la menopausia, generalmente, se estabilicen o atrofien por ausencia de actividad hormonal.
Los factores que influyen en la aparición de los miomas son:
- Edad: por encima de los 35-40 años.
- Maternidad tardía: ya que estas mujeres están sometidas, durante largo tiempo, a la propia acción hormonal ovárica sin quedar embarazadas.
- Edad temprana de la primera regla (menarquia): es el caso de las mujeres que comienzan la menstruación antes de los 9-10 años, y cuya posible aparición está ligada al mismo motivo, la sobreexposición hormonal.
- Antecedentes familiares en madre y hermanas: que explican las causas probablemente genéticas o hereditarias de los miomas.
- Obesidad: debido a que la grasa corporal femenina produce un sobreaporte de estrógenos que actúan en el crecimiento de estos tumores.
- Influencia racial: los miomas son más frecuente en mujeres afroamericanas que en las caucásicas o blancas. Las mujeres asiáticas tienen mucho menor riesgo de padecerlos.
- Anticonceptivos orales: pueden tener una cierta influencia en el desarrollo de los miomas, ya que las mujeres que toman anticoncepción hormonal pasan grandes periodos de tiempo sin quedar gestantes. Esta sobreexposición hormonal puede ser un factor facilitador en aquellas personas predispuestas a desarrollar miomas con el paso de los años.
La mayoría de las mujeres no tienen síntomas, de ahí que sea el ginecólogo quien, habitualmente, diagnostique un mioma en las consultas de revisión.
Cuando aparecen síntomas, estos dependen del tamaño y del lugar donde esté situado el mioma y, en líneas generales, pueden ocasionar:
- Sangrado anómalo: provocado, sobre todo, por los miomas que están dentro de la cavidad uterina, aumentando la menstruación en cantidad y duración (menorragias) y el sangrado entre reglas (metrorragia). A veces, estos miomas tienden a ser expulsados provocando contracciones semejantes a las del parto, dilatando el cuello uterino con dolores intensos. Cuando esto ocurre, se denomina mioma parido.
- Dolor pélvico: tanto por la compresión que ejerce el mioma sobre órganos cercanos (intestino, vejiga etc…) como por la falta de riego sanguíneo en los miomas muy fibrosos y voluminosos.
- Compresión de la vejiga urinaria: suele provocar molestias en forma de incontinencia urinaria y orina frecuente de predominio nocturno.
- Compresión intestinal y dificultad de defecación
Dada su predisposición genético-hereditaria, no existen medidas preventivas claras de estos tumores, aunque sí existen ciertos factores que pueden ayudar a disminuir la incidencia de los miomas:
- Practicar ejercicio físico habitualmente.
- Apostar por una dieta equilibrada: evitar las dietas ricas en colesterol y azúcares refinados, ya que, al favorecer la obesidad, influyen en la producción de estrógenos encargados del crecimiento de estos tumores.
- Intentar quedar embarazada a edades adecuadas: la maternidad, por razones de reposo hormonal ovárico, es un factor que disminuye y retrasa la aparición de los miomas.
- Todo aquello que evite o disminuya la sobreexposición hormonal durante largos periodos de tiempo.
- Realizar revisiones ginecológicas periódicas, ya que el 70% de los miomas se detectan en la consulta ocasionalmente.