Movilización por el 8M
Una vez más el movimiento feminista, en su amplia articulación, con partidos políticos, sindicatos, organizaciones de mujeres, diversidades, de derechos humanos, y sueltas, muchas sueltas, volvió a ganar las calles, como desahogo y encuentro amoroso, como grito colectivo y resistencia.
A pesar de la vigencia del protocolo de Patricia Bullrich, la gran presencia policial, las vallas que impedían acercarse al Congreso (y que aseguraron durante casi toda la tarde la circulación sobre la Avenida Callao) y la prohibición oficial de toda comunicación pública acerca del Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, el primero en la era Milei, la movilización copó la Plaza del Congreso en la Ciudad de Buenos Aires y se replicó en distintos puntos del país.
Con un Gobierno que tomó al feminismo como blanco de sus ataques casi cotidianos, al punto de anunciar (a modo de provocación) en el mismo Día Internacional de las Mujeres el cambio de nombre del Salón Mujeres del Bicentenario de la Casa Rosada, donde se reunían los cuadros de figuras históricas (pioneras de distintos tiempos y que durante el macrismo fue convertido en oficinas, con tabiques y computadoras) en el Salón de los Próceres porque, en definitiva, alegó el vocero presidencial, se estaba “discriminando a los varones”.
Evita, Alfonsina Storni, Lola Mora, Tita Merello, Mercedes Sosa, Blackie, Cecilia Grierson, Victoria Ocampo, las Madres de Plaza de Mayo y las Madres de los caídos en Malvinas, Mariquita Sánchez de Thompson, Juana Azurduy, Aimé Painé, Alicia Moreau de Justo y LohanaBerkins, entre otras, quedaron tapadas por héroes de la Patria por orden de Karina Milei (sí, otra mujer), secretaria general de la Presidencia y hermana del jefe de Estado libertario.
“Saquen la motosierra de nuestros derechos”, “Saquen la motosierra de nuestras aulas”, “La campaña del miedo se quedó corta”, “Más Conicet menos FMI”: algunas de las frases, escritas a mano sobre trozos de cartón. “Quiero regresar sana y salva!! Mi hija me espera. #Ni una menos”, dice el de una joven, sobre cartulina.
Esa frase y luego otras (“A Milei no le tenemos miedo”, “A nuestra libertad no la maneja el mercado”, “A la motosierra, resistencia”, “Aborto legal en el hospital”, “No al DNU”, “No somos musas, somos artistas”) se van volviendo cántico al ritmo de la batucada.
Otros carteles tienen fotos de víctimas de femicidio y recuerdan la fecha de su asesinato o a su victimario.
“Estamos en un 8M histórico contra la ultraderecha que hoy está encarnada en el gobierno de Javier Milei y Victoria Villarruel”, leyó la periodista y voz emblemática de las luchas por los derechos humanos Liliana Daunes, después de la presentación a cargo de Taty Almeida, quien llamó a resistir las políticas ultraliberales y antiderechos de La Libertad Avanza, y fue ovacionada al llegar, en auto un rodeado por un cordón humano, y luego, nuevamente, sobre el escenario.
“Estamos frente a un gobierno autoritario que representa la reacción patriarcal, que habla de la motosierra para festejar un plan sistemático de saqueo y hambre y para destruir los derechos de la clase trabajadora y el pueblo, porque está al servicio de los capitales internacionales que vienen por nuestros bienes comunes y nuestra vida, y para poder hacerlo necesita un pueblo con hambre, sin trabajo, sin vivienda, sin educación y sin salud públicas. Repudiamos el desguace del estado: la desregulación, privatización y vaciamiento de políticas públicas”, leyó Daunes.
La precariedad de la vida cotidiana encierra cada vez más a las mujeres en los círculos de la violencia. Es tanto más difícil salir de ellos si se destruyen, como se hizo, programas como Acompañar, que funcionaba en la órbita del desmantelado Ministerio de las Mujeres Géneros y Diversidad y que tenía el objetivo de fortalecer económicamente a mujeres y personas lgbti en situación de violencia de género.
Claudia Albornoz, referente de La Poderosa, resaltó que «tienen el objetivo de desarmar los estereotipos que “este gobierno fomenta” sobre los barrios populares y sobre las mujeres de esos sectores. “Se la pasan demonizándonos… ¡Cómo si nosotras fuéramos los precios! Nosotras no somos las que inciden en el precio del dólar. Nosotras, con nuestras cocineras al frente de los comedores en los barrios, que ahora dejaron de recibir insumos básicos, somos las que sostenemos y con triple jornada laboral (el trabajo remunerado, el doméstico y el comunitario) hacemos malabares que para que haya un plato de comida en los territorios, no ponemos los ministros de economía, no tomamos el tipo de decisiones políticas que influyen en el país, no generamos esta inflación en los alimentos. Ni dejamos en dos meses 6 millones de nuevos pobres”.
Albornoz se refiere a que la devaluación y la disparada inflacionaria del gobierno de Javier Milei llevó en apenas dos meses el nivel de pobreza al 57,4 por ciento, contra el 44,7 alcanzado en el tercer trimestre de 2023. De acuerdo al análisis del Observatorio Social de la Universidad Católica, 27 millones de personas son pobres. La pobreza subió en los dos meses que lleva gobernando Milei un 12,7 por ciento.
En el interior del país también hubo movilizaciones, las más masivas en Córdoba y Mar del Plata, mientras que en Rosario hubo paro femenino aunque se suspendió la marcha programada, debido a los graves hechos de inseguridad que conmocionaron a la ciudad en las últimas horas.
Fuente: Página 12