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Muelas del Juicio
Publicado: 07 nov 2024
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No nos acordamos de ellas hasta que comienzan a darnos “la lata”.
Acudir al dentista para que nos las extraiga suele ser la mejor solución.
1. ¿Qué son las muelas del juicio?
Las muelas del juicio (que en el ámbito médico se denominan cordales o terceros molares) son una herencia de nuestro pasado evolutivo. En la Prehistoria, cuando la alimentación era más dura, el Homo Sapiens tenía una mandíbula más grande y albergaba muchas más piezas dentarias. El cráneo y la mandíbula del ser humano actual son mucho más pequeños, y nuestra alimentación es más blanda, lo que ha hecho que necesitemos menos dientes. Aunque ya no las necesitemos, aquellas muelas han quedado como un recuerdo bastante problemático de aquellos tiempos.
Se denominan popularmente “muelas del juicio” porque su edad de erupción es aproximadamente a los 18 años, edad asociada a la llegada de la madurez (cuando empezamos a ser “juiciosos”), aunque es muy normal que aparezcan muchos años más tarde, o que incluso no lleguen a erupcionar nunca.
2. ¿Cuándo dan problemas?
El trastorno más habitual relacionado con estos molares es la inflamación que se produce en los tejidos blandos que los rodean durante el proceso de erupción. Suele ir acompañada de dolor, y a veces de infección y supuración, lo que puede provocar malestar general.
Además, cepillar adecuadamente estas muelas es complicado, por su posición al final de la arcada dentaria. Esto conduce a caries que requieren endodoncia (eliminación del nervio).
Por otra parte, debido a que en la mandíbula no hay espacio suficiente para que erupcionen, suelen salir mal posicionadas, rotadas o inclinadas, e incluso en muchas personas no llegan a erupcionar del todo y se quedan dentro de la encía o semi retenidas. Como consecuencia, suelen producir apiñamiento del resto de las piezas dentales, maloclusión (contacto anómalo entre los dientes al cerrar la boca y al masticar), daños en la articulación témporomandibular, destrucción ósea en las muelas vecinas e incluso pérdida de soporte óseo.
3. ¿Siempre hay que extraerlas?
Sea cual sea el problema que estén produciendo las muelas del juicio, extraerlas es casi siempre la mejor solución.
Eso sí, como en toda regla hay excepciones, y también hay personas en las que hay espacio suficiente, están bien colocadas, funcionando correctamente, sin ningún tipo de patología, en los que no es necesario ningún tipo de tratamiento.
4. ¿En qué consiste la intervención?
Pueden realizarla un cirujano maxilofacial o un cirujano oral (dentista especializado). Se hace en el mismo sillón dental de la consulta, con anestesia local y el paciente vuelve a casa después de la intervención.
El procedimiento dependerá de la profundidad a la que se encuentre cada muela del juicio. Una vez que la anestesia comience a hacer efecto, el cirujano ampliará el alvéolo (espacio donde se encuentra la muela) utilizando instrumentos especiales y moverá la muela hasta que esté lo suficientemente floja como para ser extraída por completo.
Si la muela es más difícil de extraer, será necesario hacer un corte en la encía para llegar a ella. En ambos casos, la herida se cierra con puntos de sutura.
5. ¿Qué cuidados posoperatorios se requieren?
Tras la intervención hay que seguir durante unos días un tratamiento con antibióticos, analgésicos y antiinflamatorios.
Será necesario comer alimentos blandos hasta que cese el dolor.
Varios días después de la intervención, el paciente debe volver a la consulta del dentista para que examine su evolución y retire los puntos de sutura.
Una buena higiene bucodental es fundamental, aunque sea algo molesta.
Será fundamental un enjuague antiséptico, que prevendrá las infecciones. Enjuagarse suavemente con media cucharadita de sal disuelta en un vaso de agua ayudará a la cicatrización.
Hay personas que prefieren quitarse los cuatro cordales a la vez (lo cual requiere anestesia general) y en estos casos el postoperatorio es más incómodo, ya que los cuatro lados de la boca estarán implicados.
¡Qué curioso!
Algunas personas tienen dos o incluso tres muelas del juicio en un mismo lado, aunque suelen estar apenas desarrolladas y no suelen llegar a erupcionar. Por lo general, estas muelas se encuentran por casualidad al realizar una radiografía.