Primero de los Paros a la Dictadura.
Eran tiempos de plena ejecución del plan sistemático de represión del terrorismo de Estado, de persecución, cárcel, desaparición y muerte.
Tiempos de sindicatos intervenidos, y paritarias clausuradas. Tiempos de la regla estatal 21.400 que convirtió la libertad de huelga en delito.
Pero el 27 de abril de 1979 se hizo el primer paro general contra la Dictadura Cívico Militar.
El cinturón industrial de Buenos Aires y los principales centros del interior fueron paralizados o, por lo menos, perdieron su normalidad.
Fábricas enteras que ya habían visto caer a sus comisiones internas, como Celulosa Argentina, Chrysler, Mercedes Benz, Águila Saint, Peugeot, Citroen, La Cantábrica, centenares de plantas y talleres de Avellaneda y Lanús, de La Matanza, Morón y Moreno, de Campana y Zárate, de Ensenada y Berisso, de Córdoba, Rosario y Santa Fe se paralizaron.
Pararon el Roca, el Mitre y el Sarmiento. Pese al ninguneo mediático, el paro se hizo sentir estruendosamente.
La medida fue convocada por la mítica “Comisión de los 25 Gremios Peronistas” creada por Saúl Ubaldini (Cervecero), Roberto García (Taxista), Roberto Digón (Tabaco), Carlos Cabrera (mineros), Gerónimo Izzeta (municipales), Fernando Donaires (papeleros), Raúl Crespo (SUPE), Rodolfo Soberano (molineros), Raúl Ravitti (ferroviario), José Rodríguez (Smata), Enrique Micó (vestido), Jorge Luján (vidrio), Demetrio Lorenzo (alimentación), Natividad Serpa (Obras Sanitarias), Delmidio Moret (Luz y Fuerza), Víctor Marchese (calzado), Alberto Campos (UOM) y Benjamín Caetani (aceiteros).entre otros compañeros.
Fueron los “25”, origen de lo que luego sería la CGT Brasil, los que salieron a romper con los sindicalistas complacientes y funcionales a la dictadura nucleados en la CNT (Central Nacional de Trabajadores) o “CGT Azopardo”, comandados por Jorge Triaca (Plásticos), Amando Cavallieri (Comercio) y Ramón Baldassini (correos).
La dictadura detuvo a la mayoría de ellos en la tarde del 26 de Abril y los mando a la cárcel de Caseros, pensando tal vez que de esa forma se frustraría el paro.
De todos modos, la huelga general se ratificó con los que quedaron sueltos, se hizo, y sacudió a la tiranía. El germen de la resistencia ya estaba implantado.
Hasta ese momento la dictadura había sufrido casi dos centenares de medidas de fuerza de menor envergadura, pero esta la sacudió.
Cada una de estas huelgas fueron, literalmente, hechos heroicos, en los que el trabajador lo arriesgaba todo: el salario, el trabajo, la familia, la libertad y la vida.
Trabajadores y trabajadoras que se organizaban peleando contra la dictadura y por la democracia, la dignidad y el trabajo.
Por una sociedad más justa, y una patria libre y soberana; pusieron un mojón en la gloriosa historia de la clase obrera argentina.