Rafael Marolla del Grupo Resurgir en Comunas un Desafío.

Publicado: 04 oct 2017
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Nos visitó en los estudios de Comunas un Desafío, Rafael Marolla, integrante del grupo Resurgir, Alcohólicos Anónimos, programa de tratamiento del alcoholismo, que funciona los días lunes, miércoles y viernes desde las 19 horas en las instalaciones del Club Larrazábal, ubicado en la calle Larrazábal 829 del barrio de Liniers, Comuna 9. El acceso es totalmente gratuito.

Nos describió asi al grupo, » no hay restrinciones para participar, lo único es reconocer de que se tiene un problema con el alcohol( la sociedad no está informada de que el alcoholismo es una enfermedad) y como todo tipo de adicción requiere una abstención al alcohol «cero».

Tenemos un programa que llamamos de 24 horas, porque nosotros no podemos hacer un futuro y decir no voy a tomar nunca más porque prácticamente cuando uno ingresa en los grupos, ingresa totalmente deteriorado, físicamente, mentalmente, y espiritualmente.

Este programa apunta a la parte espiritual, reconocer que yo tengo un poder superior a mí, todo lo que sea ego lo tengo que dejar aparte, sea quien sea, Jehová, Mahoma, Jesús, Dios, el que uno quiera, inclusive el programa apunta también a la persona que es atea, porque el reconocer visualmente que existe la Naturaleza, yo veo los pájaros, están los árboles, hay algo que mueve todo eso y no soy yo; asi que el sólo hecho de creer en la Naturaleza no me convierte en ateo, agnóstico sí, puedo ser agnóstico pero no ateo.»

Comenzó a contar su historia, «La enfermedad vino, no me da resquicios como para dilucidar cuando empecé con el alcohol. Yo vengo de una familia donde mi viejo era tano, vino de muy chiquito de Italia y en mi casa no se manejaba otra que  el vino y la soda; la adicción, la enfermedad estaba latente adentro y hay circunstancias de la vida que te la pueden disparar como que no te la pueden disparar y cuando uno ya esta metido en la tormenta, en la «guerra», lamentablemente ya está, ya no sabes como salir, se llega al punto de pensar en el suicidio, los llantos diarios, a la noche principalmente cuando uno se acuesta con todo lo que tiene adentro y esa promesa interna mental que dice no puede ser, mañana dejo de chupar, no tomo más, no puede ser que un objeto inanimado como es el alcohol me pueda ganar, mañana no tomo, y al otro día pum y otra vez.»

Y siguió, «al alcoholismo lo catalogan como una enfermedad vergonzante porque es más notoria, se nota en las familias, se nota en el diario trajinar del enfermo y es muy difícil disimular esta enfermedad, una persona que es fumadora por ahí pasa más desapercibido, una persona que tiene problemas con la obesidad también lo puede disimular de otra forma, esta es una enfermedad más compleja y mucho más compleja para poder salir. Cuando uno cuando esta borracho no coordina, en cambio cuando uno fuma coordina, cuando uno come todo lo que quiere, coordina, y no por ser gordo o comer demasiado, pierde el trabajo o pierde la familia y pierde la noción que lo que se pierde a la larga es uno mismo.»

«En estos diecisiete años que estoy en la comunidad, hice servicio hospitalario,  que a mí me enloquece, nosotros vamos a los hospitales, hablamos con los directores de los hospitales nos presentamos y nos dan el aval como para hablar con los enfermos etílicos que están, se dan charlas personalizadas, les exponemos nuestra propia experiencia.

Lo grande de los grupos de Alcohólicos Anónimos es que a mí nunca me dijeron que era lo que tenía que hacer, porque  yo como enfermo alcohólico de entrada me hubieran dicho vos no podes chupar me voy y no vuelvo más, porque la enfermedad me tiene atrapado, así que yendo una vez con mi padrino de servicio, (nosotros decimos padrino, al referente que elegimos dentro del grupo y apadrinamos al nuevo hasta que salga), estabamos en el Hospital Piñero y fuimos a ver justamente a un cacique, no se si era mapuche, era un hombre joven de unos treinta y siete años más o menos que estaba con cirrosis, y estaba con todos sus collares adentro del hospital y cuando nos presentamos,  «somos enfermos alcohólicos, estamos en Alcohólicos Anónimos, venimos a pasar el mensaje» y mi padrino le dice que el alcoholismo es una enfermedad, automáticamente el cacique  nos dijo «esta enfermedad que nos contagiaron los blancos», a todo esto de la colonización, o sea cuando los quisieron domesticar les enchufaron alcohol,  que es una muy buena forma de dominación, te domina el cuerpo, el espíritu, el alma, la mente, y como se dice nunca se está recuperado, todos los días son de lucha y de un día más hasta el último día de nuestras vidas.» nos contó.
Reflexiona y lo escuchamos, «el diagrama que tiene Alcohólicos Anónimos es un diagrama que ojalá copiaran los gobiernos porque no manda nadie ahí adentro, somos todos alcohólicos, el profesional que va ahí adentro sea abogado o doctor, va porque es alcohólico, por su enfermedad,  y no por su profesión; nosotros tenemos una pirámide invertida, todos los que somos servidores, que tenemos la representación dentro de la estructura de Alcohólicos Anónimos somos servidores de los grupos, es como si el presidente de la Nación, en este caso el señor Macri, es un servidor mío, la ambición de poder es terrible por eso nosotros decimos que hay que dejar de lado los personalismos, es muy difícil, no es fácil, lamentablemente el ser humano tiene esa ambición de poder mínima o máxima pero la tiene, el «yo soy más que aquel».

Otro problema es tratar de desprenderse del juzgamiento, no juzgar, yo no puedo juzgar, yo  conozco chicos muy jóvenes que están en consumo y no están dentro del grupo y a esa gente es donde apuntamos nosotros porque lamentablemente el alcohol es la droga primaria en estos momentos la «previa» no la inventaron los chicos de ahora, yo tengo 68 años y yo hacía mi previa, yo soy de acá del barrio de Mataderos y en la barra eramos treinta y dos pibes y el único que chupeteaba antes de ir a bailar, o a salir, o a la cancha era yo, mis amigos no tomaban, por ahí cuando salíamos a bailar por ahí se tomaban un porroncito pero yo ya tenía tres litros adentro.»

Y ya redondeando su exposición nos agrega, «porque no es tan fácil asumir que tenemos un problema, algunos con el alcohol, otros con las drogas, otros con la adicción al tabaco, pero todos podemos llegar a tener un problema, y por ahí nos cuesta reconocerlo, lo fundamental es que se acerquen, ahí nadie lo va a comer, nadie lo va a discriminar, somos todos pares, o sea ya pasamos por esa, ya estuvimos en el infierno, y ya sabemos lo que se pasa, el sentimiento que se tiene adentro, hay momentos que la adicción te lleva a estar solo; yo tuve la gracia de Dios con mi señora con quien hace cuarenta y tres años que estamos casados, no me he separado, tengo mis hijos, volví a ganar el respeto de ellos, porque llegó un momento que ni me querían ver, y todo eso es fundamental, acercarse al grupo y en el grupo por lo general siempre en la primera reunión se le da el teléfono de los compañeros para que en caso de apuro y siempre antes de tomar esa maldita primera copa llame a un compañero porque la compulsión por tomar se va, son momentos nada más que uno tiene.»

 

Para finalizar afirma, «si uno le da libre albedrío a la cabeza, la cabeza del alcohólico lo que dice es me voy me clavo un copetín, y chau, tengo este problema, es un problema, hoy estoy contento, hoy ganó Boca festejo, el otro día perdío con Rosario Central estoy triste y ya esta pum un copetín, uno va otro viene, y el problema es que no podemos parar, es una alergia que tiene el alcohólico en el cuerpo que no puede parar, no puede parar; y yo era un bebedor de tiempo completo que no quiere decir que aquel que tome una vez por semana no sea alcohólico, hay gente que toma una vez por año, toma cuando se va de vacaciones pero ya va con el sentimiento en la cabeza, me voy de vacaciones y me voy a colocar, porque estoy de vacaciones y termina en borrachera.»