Represión en Pepsico.
Cuando el día 20 de junio del 2017, los trabajadores de la empresa Pepsico concurrieron a su lugar de trabajo en la planta de Florida, Partido de Vicente López se encontraron con un papel pegado en la puerta de ingreso que les notificaba que la firma cerraba ese lugar de trabajo sin previo aviso al personal, al Ministerio de Trabajo, a la Justicia Laboral ni a nadie.
A partir de ese día su sector de Recursos Humanos comenzó a llamar y a presionar a sus 600 empleados para que consideraran aceptar su propuesta de indemnización que en algunos casos llegaba a duplicar o triplicar lo que correspondía por ley.
Las presiones fueron creciendo en los términos que estas grandes patronales manejan y lograron que un número importante de trabajadores se aviniera a convenir su salida negociada con la empresa ante la dubitativa propuesta de trasladarlos a la planta de Pepsico de Mar del Plata.
La reacción de los empleados fue creciendo y se decidió ante la falta de definiciones, ya que nunca les habían enviado telegramas de despidos, ingresar a la fábrica para entre otras cosas cuidar que todos los elementos en su interior quedaran a resguardo.
Sin mediar reuniones con el Ministerio de Trabajo, la Gobernadora de la Provincia, la Intendencia y algún acercamiento con el juzgado que tomó la causa presentada por la empresa por «usurpación», el fiscal Gastón Larramendi pidió el desalojo que fue tomada por la » nueva» jueza Andrea Rodriguez Mentasty por «usurpación y problemas ambientales»enviando fuerzas de Gendarmería y Policía de la Provincia de Buenos Aires para proceder a desactivar el «acampe» en la puerta y la ocupación que estaban llevando los trabajadores.
En las primeras horas del 13 de julio se apostaron las fuerzas represivas y luego del breve mensaje habitual instando al retiro voluntario se procedió a despejar todo el sector de la calle y se penetró en la fábrica al estilo medieval embistiendo contra las puertas.
El desenlace que era muy fácil de pronosticar, finalizó con gran parte de los 100 trabajadores golpeados, heridos, «gaseados» y detenidos al igual que algunos dirigentes políticos presentes así como los periodistas que cumplían con su función.
El mensaje del gobierno llegó, no se puede protestar pidiendo trabajo, no se puede defender la fuente de trabajo no se puede pedir aumento de salarios, todas estas acciones serán reprimidas con orden de la justicia y el accionar conjunto de las fuerza de seguridad, con un probable destino de cambio en todo lo que atañe al espacio del trabajo.
La C.G.T. tomó nota de los hechos, (¿?) y convocó a una movilización para el día 22 de agosto del corriente año, por lo menos, en repudio al accionar represivo y a los datos de la desocupación que crecen a diario.
A las pocas horas los jueces en lo laboral Luis Raffaghelli y Néstor Rodriguez Brunengo hicieron lugar a una demanda iniciada por 10 trabajadores de Pepsico ante la indefinición empresaria para devolverles sus puestos de trabajo y la falta de procedimiento preventivo de crisis de la firma.
Tres últimas cuestiones a tener en cuenta:
1.La miseria expuesta por el arco político-sindical ante la situación; dejaron solos a los trabajadores con su grave problema.
2.La política represiva del gobierno ante la reacción de los trabajadores justificando su accionar y lamentándose solamente por los «heridos» policiales.
3.Y por último advertimos sobre los cuestionamientos oficiales que sobrevendrán hacia los jueces que fallaron a favor de los damnificados por esta política empresaria.