San Martín, Padre de la Patria
El hombre que nació en Yapeyú (localidad de la actual provincia de Corrientes) un 25 de febrero de 1778, demostraría estar dotado de cualidades extraordinarias a lo largo de toda su existencia.
Fue militar profesional, veterano de guerra en tres continentes. Su bautismo de fuego tuvo lugar en el norte de África, a los 13 años de edad, en 1791; intervino en distintos campos de batalla en Europa durante las guerras napoleónicas y retornó a Buenos Aires en 1812 para luchar por la libertad de Sudamérica.
Tras diez años de vida pública consiguió asegurar la independencia de tres países Argentina, Chile y Perú.
San Martín escribió reiteradamente a Tomás Godoy Cruz, diputado cuyano en el Congreso de Tucumán, insistiendo en la necesidad de que la Independencia fuese declarada cuanto antes.
Era la cobertura legal que necesitaba para emprender el Cruce de los Andes comandando el ejército regular de un país soberano.
Declarada la Independencia, San Martín cruzó los Andes (entre el 19 de enero y el 8 de febrero de 1817), venció en Chacabuco (12 de febrero del mismo año), fue sorprendido y derrotado en Cancha Rayada (19 de marzo de 1818) y se recuperó pronto, con voluntad férrea, para obtener su victoria más contundente en Maipú (5 de abril del mismo año); garantizando para siempre la independencia de Chile.
La experiencia ejecutiva cuyana le sirvió a San Martín para evidenciar sus dotes de estadista en el Perú a lo largo de tan sólo 13 meses de gobierno: estableció la libertad de vientres, suprimió los tributos específicos a indígenas, promovió la libertad de comercio e imprenta, creó la Orden del Sol, diseñó una bandera y hasta participó en un jurado para elegir el actual himno nacional peruano como canción patria.
Finalizó su carrera de las armas luego de producida la Entrevista de Guayaquil con Simón Bolívar, en 1822, donde le cedió su ejército y la meta de finalizar la liberación del Perú, ante el acoso de los españoles y de sus compatriotas de Buenos Aires que quebrantaron su salud y su moral.
Partió hacia el exilio en Europa, donde murió el 17 de agosto de 1850.
En Argentina se lo reconoce como el «Padre de la Patria» y el «Libertador», y se lo valora como el principal héroe y prócer nacional, amplificando sus principios que le impedían utilizar su espada en luchas entre hermanos.
En Perú también se lo recuerda como el «Fundador de la Libertad del Perú», el «Fundador de la República», el «Generalísimo de las Armas» y el «Libertador» del país.
El Ejército de Chile le reconoce el grado de capitán general.