«Secundaria del Futuro», Múltiples Rechazos.
El gobierno porteño propone una reforma educativa en 16 escuelas secundarias de la Ciudad de Buenos Aires desde el año que viene.
Se llamará “Secundaria del Futuro” y según datos se destaca que durante el último año de escuela, los alumnos que cursen quinto año deberán trabajar en empresas.
Se establecería que el 50 por ciento del tiempo escolar será destinado a la aplicación de los aprendizajes en empresas y organizaciones según talentos e intereses de cada alumno. El 50 por ciento del tiempo restante estará destinado al desarrollo de habilidades y proyectos relacionados al emprendedurismo (sic).
Desde UTE (Unión Trabajadores de la Educación) aseguran que «el tema de los menores cumpliendo tareas en empresas y en otros espacios de trabajo tiene que estar muy regulado, cuidando a los estudiantes, completar su formación y no transformarlos en mano de obra flexibilizada ”
También trascendió que se buscará que haya menos asignaturas y que las materias básicas se concentren en áreas de conocimiento.
Se dividirán en tres grandes enfoques: Ciencias Sociales y Humanidades (incluiría conocimientos en Historia, Geografía, Formación Ética y Ciudadana, Economía y Filosofía), Ciencias Naturales y Nuevas Tecnologías (serían las materias Matemática, Biología, Educación Tecnológica, Física-Química, Tecnología de la Información), y Comunicación y Expresión (Educación Física, Arte, Lengua y Literatura, Idiomas).
Dos temas para la discusión: los puestos de trabajo y qué va a pasar con los docentes .
No se evaluará más a través de notas, sino con créditos que se ganarán a través de “guías realizadas, etapas alcanzadas en videojuegos educativos, horas de apoyo, participación en proyectos extracurriculares que favorezcan la convivencia y la vida sociedad, etc”.
«No han consultado a los padres ni a los maestros . Tuvieron un sólo encuentro con los coordinadores de algunas escuelas», afirmó el gremio docente.
La experimental reforma educativa ya está teniendo resistencia no sólo en el mundo de los educadores sino que los propios estudiantes rechazan estas modificaciones que afirman no tiene ningún consenso entre los alumnos.