Sensibilidad al Gluten.
La sensibilidad al gluten es, junto con el SIBO, uno de los trastornos digestivos de moda, aunque la palabra «moda» no debería utilizarse cuando hablamos de salud. En parte es comprensible porque, por un lado, las molestias digestivas son uno de los síntomas más habituales entre la población y, por otro, el gluten es uno de los nutrientes más demonizados de la dieta.
La realidad es que los casos de sensibilidad al gluten se han disparado en los últimos años, pero ¿hasta qué punto son casos reales?
Un estudio publicado en la revista científica The Lancet Gastroenterology & Hepatology ha demostrado que esta aprensión hacia el gluten está generando un efecto nocebo en la sensibilidad al gluten, es decir, que simplemente el hecho de ingerir gluten o pensar que se está comiendo provoca síntomas en personas que creen que son sensibles a él.
La sensibilidad al gluten, también conocida como sensibilidad no celíaca al gluten (SNCG) o sensibilidad al trigo, es una condición en la cual las personas experimentan síntomas similares a los de la enfermedad celíaca después de consumir gluten, pero no muestran evidencia de daño en el revestimiento del intestino delgado, que es característico de la enfermedad celíaca.
El gluten es una proteína que se encuentra en cereales como el trigo, la cebada y el centeno.
Las personas con sensibilidad al gluten pueden experimentar síntomas gastrointestinales, como dolor abdominal, hinchazón, diarrea o estreñimiento, así como síntomas fuera del tracto gastrointestinal, como fatiga, dolores de cabeza y problemas de concentración.
Es importante destacar que la sensibilidad al gluten es diferente de la enfermedad celíaca, que es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca el propio intestino delgado en respuesta al gluten. La sensibilidad al gluten tampoco se asocia con la presencia de marcadores específicos en la sangre o daño en el intestino delgado, como ocurre en la enfermedad celíaca.
La sensibilidad al gluten es un área de investigación en constante evolución, y algunas personas pueden beneficiarse de una dieta baja en gluten para aliviar sus síntomas. Sin embargo, es importante consultar a un profesional de la salud antes de realizar cambios significativos en la dieta, ya que otras condiciones médicas pueden causar síntomas similares, y es necesario descartar la enfermedad celíaca mediante pruebas específicas si se sospecha esta condición.
«Hoy en día, muchas personas sin enfermedad celíaca o alergia al trigo reducen su consumo de gluten porque creen que el gluten causa sus síntomas gastrointestinales», apuntan los autores del estudio publicado en The Lancet Gastroenterology & Hepatology.
Partiendo de esta evidencia, los investigadores decidieron averiguar hasta qué punto el efecto nocebo (tener expectativas negativas sobre una sustancia o tratamiento, en este caso sobre el gluten) puede provocar síntomas gastrointestinales en personas que no tienen enfermedad celíaca ni alergia al trigo, pero que experimentan sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC).
Para llevar a cabo la investigación, se realizó un estudio en tres universidades en el Reino Unido y los Países Bajos, donde participaron adultos que experimentaban síntomas gastrointestinales después de consumir gluten. Estos participantes fueron divididos en cuatro grupos de manera aleatoria, sin que ellos ni los investigadores supieran quiénes estaban consumiendo gluten y quiénes no.
Durante el período de estudio, que abarcó desde octubre de 2018 hasta febrero de 2022, se evaluaron 165 personas.
A estos participantes se les asignaron diferentes combinaciones (consumir pan con o sin gluten) y consumo real de gluten. Algunas personas recibieron gluten cuando esperaban que no lo hubiera, y viceversa.
Los resultados mostraron que aquellos que creían que estaban consumiendo gluten y efectivamente lo hacían experimentaron síntomas gastrointestinales más intensos en comparación con aquellos que creían que no estaban consumiendo gluten, independientemente de si realmente lo consumieron o no. Esto sugiere que las expectativas negativas pueden tener un impacto significativo en la percepción de los síntomas.
En resumen, el estudio sugiere que en personas con sensibilidad al gluten no celíaca, las expectativas negativas pueden influir en la intensidad de los síntomas gastrointestinales, independientemente de si consumen realmente gluten o no.