Talleres ferroviarios de Liniers
Haciendo historia
por Ana María Salvador
Una vez instalado en Bs. As. en 1857 el Ferrocarril del Oeste -el 1º del país y del estado provincial- surgió la necesidad del mantenimiento del material rodante (locomotoras y coches). Los primeros talleres se encontraban junto a la estación cabecera, pero con su posterior desarrollo, fue necesario crear complejos ferroindustriales más grandes.
En el caso de este ferrocarril, sus talleres de reparación estaban en Tolosa, cerca de La Plata, situación que se mantuvo hasta el 30 de junio de 1904. Pero, obligada la empresa -ya privada y extranjera- a buscar un nuevo emplazamiento, decidió instalarse en los terrenos de Liniers, en tierras compradas en 1901 a la familias Rodriguez Visillac, propietarios de la estanzuela «La Paz».
Los talleres fueron inaugurados el 21 de noviembre de 1904 por la Western Railway Company de origen inglés y estaban rodeados al principio por una pequeña agrupación de casas situadas al norte de la estación. Al año siguiente los obreros de estos talleres comenzaron a construir sus viviendas en las cercanías, formando un nuevo barrio que reemplazaría los baldíos y quintas del lado sur.
Años después los talleres se fueron ampliando con andenes de madera para los obreros, talleres de locomotoras, un puente de peatones y nuevos galpones de fundición, hojalatería, moldería, herrería y pintura. Luego se construiría la Casa del Jefe -amplia casona de estilo inglés- que en 1948 luego de la nacionalización de los ferrocarriles, se convertiría en clínica médica para los empleados ferroviarios, también conocido por el «hospitalito».
Poblados por miles de personas laboriosas, muchos con pertenencia gremial a la Unión Ferroviaria, debieron enfrentar en los sucesivos gobiernos arios embates como el cierre de secciones y despido de trabajadores, hasta su cierre definitivo en la etapa privatizadora y neoliberal menemista.
Los últimos tiempos
A los pocos años, comenzó la lucha de varias asociaciones civiles barriales y organismos de la ciudad por la recuperación de este espacio histórico y distintivo del barrio, que tuvo su primer logro cuando en agosto de 2001 fue aprobada por al Legislatura de la Cuidad de Bs As la Ley 626, presentada por la legisladora linierense DELIA BISUTTI, que protegería como patrimonio histórico, varios de los edificios de los ex talleres ferroviarios. Esta recuperación fue aplaudida y acompañada por asociaciones vecinales, que tras una gestión ante el ONABE (Organismo Nacional Administrador de Bienes del Estado), se concretaría en visitas guiadas al predio a cargo de las historiadoras locales Nélida Pareja y Susana Boragno, con la voluntad de recuperarlo como espacio abierto y de uso público con fines culturales y sociales.
Surgieron en esa época el Polo Cívico y Cultural «Liniers se mueve» y la Coordinadora en Defensa del Uso Público de las Tierras y Talleres Ferroviarios de Liniers, con el fin de difundir proyectos que tienen puntos en común para frenar entre otras cosas, mega proyectos comerciales con intereses privados:
- por ser tierras de carácter nacional, deben preservarse como espacio verde y «pulmón de oxígeno» necesario en una zona de mucho tránsito vehicular y ruido ambiental.
- preservar el carácter ferroviario del lugar, instalando una escuela de educación técnica, museo ferroviario y del barrio, un centro de usos múltiples para convenciones y exposiciones, escuela de deporte social, un centro de salud de atención primaria en el ex «hospitalito».
- planificación concertada entre el gobierno nacional, el de la CABA y los vecinos del área de influencia.
Lamentablemente, hasta la fecha, sólo un cartel indica que en parte de sus edificios, el Estado nacional dispuso instalar la sede central del IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte), pero vemos con decepción y frustración que estas promesas tan apreciadas por los vecinos, todavía esperan su concreción a 106 años de su instalación en el barrio de Liniers.
Fuente: artículos publicados por historiadoras Nélida Pareja y Susana Boragno.