Toma del Frigorífico Lisandro de la Torre.
El 16 de Enero de 1959 se inicia la legendaria Toma del Frigorífico Nacional Lisandro De La Torre, que fue uno de los más importantes movimientos de oposición gremial a los intentos del desarrollismo frondizista de someter al movimiento obrero peronista y un momento culminante de la lucha de la Resistencia Peronista contra el neoliberalismo.
El frigorífico Lisandro de La Torre faenaba en 1959 un millón y medio de kilos de carne por día, además de producir cortes provenientes del ganado ovino, caprino y porcino. Gracias a sus dimensiones y la gran cantidad de carne que procesaba, el frigorífico le permitía al Estado fijar precios internos y recuperar divisas provenientes de las cuotas de exportación.
Pero en 1959, y como parte de una política de ajustes y recortes acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el presidente Arturo Frondizi impulsó su privatización a través de una licitación que fue adjudicada a la CAP (Corporación Argentina de Productores de Carne), una entidad ligada a empresas multinacionales.
El dirigente del Sindicato de la Carne, Sebastián Borro, se puso al frente de una gran acción de protesta que movilizó a los trabajadores del Lisandro de la Torre, quienes en una multitudinaria asamblea decidieron la toma del establecimiento y se declararon en huelga.
La ocupación del frigorífico Lisandro de la Torre y su posterior desalojo por fuerzas militares y policiales desencadenaron el estallido insurreccional del barrio de Mataderos y el principio de una huelga general nacional que puso en jaque la fragilidad institucional del gobierno de Arturo Frondizi.
La política de Frondizi había dado muestras sobradas de alineamiento con los EEUU: los contratos petroleros, la Ley de Radicación de Capitales y, a fines de diciembre de 1958, el anuncio al país de la aplicación del primer Plan de Estabilización elaborado a partir de las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional.
Los obreros se entrevistaron con legisladores nacionales, quienes se comprometieron a darles una respuesta y les informaron que al otro día serían recibidos por Frondizi. Mientras esperaban la reunión, la ley fue sancionada.
Luego de conocer la decisión de Frondizi lanzaron el paro y ocuparon el frigorífico, como fondo se escuchaban los bombos y, por primera vez, el grito de ¡Patria sí, colonia no!
Frondizi recibió finalmente a la comisión y a representantes de las 62 Organizaciones, que le pidieron que vetara la ley, pero el presidente se negó.
Una poderosa fuerza represiva desalojó el establecimiento: 22 ómnibus cargados con agentes, carros de asalto de la Guardia de Infantería, camiones de bomberos, patrulleros, cuatro tanques Sherman del Regimiento de Granaderos a Caballo y varios jeeps con soldados provistos de ametralladoras, estos últimos al mando del teniente coronel Alejandro Cáceres Monié. La fuerza así reunida era de unos dos mil hombres.
El plenario de las 62 Organizaciones, reunido esa noche, declaró un paro por tiempo indeterminado, que apoyaron las otras dos agrupaciones sindicales.
La indignación por lo ocurrido recorrió el barrio de Mataderos. Durante varios días obreros y vecinos libraron duras batallas contra las fuerzas de seguridad. Se convirtió en el barrio de las barricadas; se hacían con adoquines sacados de las calles, vías del tranvía, cubiertas de ómnibus de línea incendiadas y clavos miguelito aportados por la Juventud Peronista.
Por la noche los activistas cortaron el alumbrado y la Policía fue recibida a pedradas desde las azoteas. En tanto, el gobierno allanó varios sindicatos y detuvo a varios dirigentes peronistas, entre ellos a John William Cooke, Susana Valle y Felipe Vallese.
Además se declaró zona militar a las ciudades de La Plata, Berisso y Ensenada y ordenó su custodia con tropas militares. Entre tanto, Sebastián Borro y otros dirigentes de gremios chicos, como Jorge Di Pasquale, organizaban la huelga.
El sindicato del Lisandro de la Torre nunca levantó la huelga; luego de varios meses y con Borro capturado, fueron cesanteados cinco mil obreros. El frigorífico fue vendido a la CAP.