500 Días de Javier Milei.
En estos 500 días, la economía argentina no creció ni se ordenó.
Se achicó, se precarizó y se volvió más desigual. El discurso de la “motosierra” y la “casta” puede funcionar en TikTok, pero en la vida real, los precios no paran de subir y el trabajo escasea. Lo que no falta es angustia.
Los investigadores del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) analizaron los “500 días de Javier Milei como presidente de Argentina”.
Un informe del CELAG (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica), basado en cifras del INDEC, el Banco Central y otros organismos públicos, muestra un panorama desolador.
El Producto Bruto Interno (PBI), que mide el total de la producción del país, se redujo. Pasó de 714.464 millones de pesos (a valores constantes) a 702.181. Es decir, hay menos actividad económica.
La industria también retrocedió.
La producción manufacturera bajó casi 15 puntos en el índice general, y la utilización de la capacidad instalada -una forma de saber cuánto se está usando de lo que las fábricas pueden producir- cayó del 66,4% al 58,6%. Menos máquinas en funcionamiento significa menos trabajo y menos producción.
La construcción, un motor clave del empleo informal y del sector privado, bajó un 20%. Y la producción de autos se redujo en más de 100.000 unidades. Todo esto está directamente ligado a otro dato preocupante: la caída en la inversión.
La formación bruta de capital fijo -lo que se invierte en maquinaria, herramientas, infraestructura- bajó del 18,6% del PBI al 15,8%.
Mientras tanto, la deuda pública creció en más de 100.000 millones de dólares.
La inflación acumulada desde que Milei asumió es del 196%, y el dólar oficial pasó de 391 a 1.114 pesos. Una verdadera megadevaluación.
Las consecuencias se sienten en el bolsillo.
Las ventas en supermercados bajaron, el consumo de leche por persona cayó de 192 a 171 litros anuales, y el de carne vacuna de 53 a 44 kilos.
El precio del boleto mínimo de colectivo (en comparación con el salario mínimo) se volvió impagable: se multiplicó por casi cuatro. Al inicio de la gestión con un salario mínimo, vital y móvil podían comprarse 2.757 boletos de colectivos en el Amba (Área Metropolitana de Buenos Aires), mientras que ahora sólo se pueden abonar 696.
El precio de la nafta súper pasó de 311 pesos a 1.194 pesos.
El poder adquisitivo se derrumbó.
Hoy, una jubilación mínima compra menos de lo que compraba hace 500 días. La canasta básica que puede adquirirse con una jubilación mínima pasó de 1,24 en diciembre de 2023 a 0,98 en la actualidad.
Y para pagar las tarifas, los hogares deben destinar más del doble de su salario que antes: pasó del 5,9% al 10,3%. La suba de los medicamentos también impactó fuerte: el índice para adultos mayores trepó un 158%, los precios de los medicamentos más consumidos por adultos mayores pasaron de 100 pesos a 258 pesos.
La desocupación creció, y hay menos empresas registrando trabajadores.
El programa con el FMI afecta sobre todo a la clase media. “El objetivo del FMI, como siempre, es que la economía sea capaz de generar los dólares suficientes para que la Argentina pueda repagar la deuda que solicitó. Nunca el FMI recurre a los grandes y poderosos actores, como el campo o la gran industria, la minería, para conseguir el repago de sus deudas habitualmente recurre a la clase media. La clase baja es obvio que no tiene más lugar para ser exprimida”, indicó el informe.
No hay nada que festejar. La escena que vimos la semana pasada festejando el anuncio del FMI es el abrazo del oso, es el megacanje, es el blindaje.
No tiene ningún sentido festejar una toma de deuda. Haciendo una metáfora familiar una cosa es que como una familia festeje que tomó una deuda para invertir en un negocio, en un emprendimiento que le va a dar ingresos suficientes para pagar la deuda, pero este es el caso de la familia que pide deuda para pagar en parte la hipoteca y en parte para financiar el gasto alimenticio de la familia”, detalló Celag.
El gobierno libertario también incrementó la deuda pública bruta de 370.664 a 473.557 millones de dólares.
“Con este tipo de cambio, a estos niveles tan bajos, pensemos en los mil que propone Milei no hay actividad rentable en Argentina. Es un país absolutamente caro en dólares, no podemos competir con el resto del mundo ni para sustituir importaciones y menos para exportar y menos aún con Brasil. Según nuestros cálculos de hace un mes y medio, para poder competir con Brasil necesitábamos un tipo de cambio en torno a 1.700 pesos. Las bandas que se pusieron entre 1.000 y 1.400, el límite superior queda muy por debajo de lo que necesitaríamos para competir con Brasil, por lo tanto la definición del modelo del FMI ya hace insustentable económicamente a la economía argentina. Tendría que ser un modelo muy exitoso en el sector primario para poder sobrellevar la situación, es decir, tendríamos que transformarnos en un Arabia Saudita, por lo tanto eso implica reducir a la mitad de la población y aumentar el doble las exportaciones primarias, y eso es algo que no va a pasar”
“la economía está tan cara, nunca va a haber una lluvia de inversiones que aumente la productividad y la capacidad productiva del país” finaliza el análisis.
Aunque Milei prometió “libertad”, lo cierto es que hay menos trabajo, menos consumo y más deuda.