Adiós al Papa Francisco.

Publicado: 21 abr 2025
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En la mañana del lunes 21 de abril, el cardenal estadounidense Kevin Farrell anunció que a los 88 años murió el Papa Francisco, que atravesaba un arduo proceso de recuperación tras ser internado por cuestiones respiratorias en las últimas semanas.

El Vaticano informó que el Papa murió por un derrame cerebral y una posterior insuficiencia cardíaca.

Asimismo, precisó que el pontífice argentino murió en su residencia de la Casa Santa Marta del Vaticano.

Sus últimos días estuvieron marcados por un progresivo deterioro de su salud, que incluyó dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda en horas recientes.

El 13 de marzo de 2013, a los 76 años, el ex arzobispo de Buenos Aires y cardenal Jorge Mario Bergoglio fue elegido como máxima autoridad de la Iglesia católica. Optó por llevar el nombre de Francisco, en memoria de Francisco de Asís, un santo muy respetado por haber dedicado su vida a los pobres y al ambiente.

La primera internación del Papa había sido el 4 de julio de 2021 por una diverticulitis, cuando fue operado por el cirujano Sergio Alfieri, con quien comenzó a tener una relación especial. A Francisco, además, le sacaron 33 centímetros de intestino y volvió a ser operado en junio de 2023.

En febrero de este año, cuando volvió a ser internado, los médicos calificaron su estado de salud como “crítico” y, en uno de los partes señalaron: “Realizó las dos unidades de concentrado de glóbulos rojos con beneficio y con aumento en el valor de hemoglobina. La trombocitopenia se mantuvo estable; sin embargo, algunos análisis de sangre demuestran una insuficiencia renal inicial leve, que actualmente está bajo control».

El Sumo Pontífice comenzó con problemas de salud desde muy joven. En 1957, a los 21 años, sufrió una infección respiratoria que obligó a los médicos a extirpar parte de un pulmón, y, según contó alguna vez, una enfermera lo salvó al duplicar la cantidad de medicamentos que le habían administrado. Incluso cuando vivía en la Argentina, Bergoglio sufría cálculos en la vesícula biliar, fue tratado con acupuntura china por el dolor de espalda y en 2004 tuvo un problema cardíaco “temporal” debido a un ligero estrechamiento de una arteria.

En 2019, ya como Papa, fue sometido a una una pequeña cirugía de cataratas en la Clínica Pío XI, en Roma. Dos años después, volvió a presentar un fuerte dolor de espalda, esta vez por el nervio ciático, por lo que recurrió nuevamente a la fisioterapia y debió cumplir con una dieta.

En mayo de 2022 un problema en la rodilla derecha lo obligó a utilizar por primera vez una silla de ruedas, además de usar andador y bastón. “No creo que pueda seguir con el mismo ritmo de viajes que antes. Creo que a mi edad, y con estas limitaciones, tengo que guardar un poco mis fuerzas para poder servir a la Iglesia, o por el contrario pensar en la posibilidad de hacerme a un lado”, lamentó Francisco en esa ocasión.

En marzo de 2023, Francisco ingresó al hospital por una infección respiratoria y se le diagnosticó una bronquitis aguda, la cual fue tratada con antibióticos intravenosos. Dos meses después se sometió a una cirugía abdominal para extirpar tejido cicatricial y reparar una hernia abdominal y fue dado de alta nueve días después. Su cirujano reveló que la cicatrización no solo se debía a la cirugía abdominal de 2021, sino a cirugías previas que había tenido el papa.

Francisco fue el primer Papa jesuita de la historia de la Iglesia y el primer latinoamericano, además de ser el primero que eligió llamarse Francisco.

Características que lo transformaron en centro de atención de todo el mundo pero también de muchas críticas de parte de los sectores más conservadores de la Iglesia que a lo largo de los años lo consideraron una suerte de “papa comunista”, como han dicho algunos de ellos, en especial de la iglesia estadounidense, porque se ocupaba demasiado de los pobres.

«Mi gente es pobre y yo soy uno de ellos», dijo más de una vez según los datos biográficos difundidos por el Vaticano. Así explicaba también por qué decidió irse a vivir, siendo Papa, a un simple y pequeño departamento en Casa Santa Marta, dentro del Vaticano, donde vivió todos estos años, dejando el lujoso palacio y departamento papal donde habían vivido los otros pontífices.

 

Jorge Mario Bergoglio había nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, en el seno de una familia emigrada del Piemonte (región del norte de Italia). Su padre, Mario, era un contador de la empresa de ferrocarriles de Argentina y su madre, Regina, era ama de casa y se ocupaba de la educación de sus cinco hijos. Vivían en el barrio Flores de Buenos Aires.

Bergoglio se diplomó como técnico químico pero luego se dedicó al sacerdocio. El 13 de diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote, después de haber hecho el noviciado primero en Villa Devoto y luego en la Compañía de Jesús, es decir con los jesuitas. Fue profesor de varias escuelas y universidades católicas y fue a varios países, como Chile, Alemania y España para perfeccionar sus estudios en ciencias humanas y filosofía y su preparación religiosa.

El 31 de julio de 1973 Bergoglio fue nombrado provincial (autoridad en una región) de los jesuitas de Argentina y estuvo en ese cargo por seis años.

Fue por un presunto accionar suyo en ese durísimo período de dictadura militar en Argentina, que algunos lo acusaron de no haber ayudado a dos sacerdotes jesuitas secuestrados por los militares. Bergoglio declaró años después que había reclamado por la libertad de los jesuitas ante los dictadores Jorge Rafael Videla y Emilio Massera. Los jesuitas fueron liberados luego de cinco meses de encierro en la ESMA.

Orlando Yorio, uno de esos jesuitas, que falleció en el año 2000, nunca acusó a Bergoglio por su detención. Y el otro, Francisco Jalics, declaró que ellos no fueron “entregados por el Padre Bergoglio”. Los defensores de Bergoglio en efecto aseguran que él escondió y ayudó a exiliarse a varios perseguidos por el régimen. “Bergoglio trató de ayudar en lo posible», dijo el argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz. «Bergoglio no entregó a nadie, tampoco fue un cómplice de la dictadura”, subrayó.

 

El 27 de junio de 1992 recibió la ordenación episcopal luego que el papa Juan Pablo II lo nombrara obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. Desde 1998 fue arzobispo de Buenos Aires y como tal pensó en llevar adelante un proyecto misionero centrado en la comunión y en la evangelización. “Cuatro fueron los objetivos principales: comunidades abiertas y fraternas; protagonismo de un laicado consciente; evangelización dirigida a cada habitante de la ciudad; asistencia a los pobres y a los enfermos”, según el Vaticano.

En sus doce años de pontificado escribió entre otros documentos, cuatro encíclicas (“Lumen Fidei” en 2013, “Laudato si” en 2015, “Fratelli tutti” en 2020 y “Dilexit nos” en octubre de 2024).

“Laudato si, sobre el cuidado de la casa común” en particular fue la primera encíclica en la que Francisco invitó a todos a una “conversión ecológica”, destacando que el cuidado del ambiente está ligado a la justicia hacia los pobres y a la solución de los problemas de una economía “que persigue sólo las ganancias”.

Otra encíclica que se destacó fue “Fratelli tutti” (Todos hermanos) que el Papa publicó en plena pandemia de covid para ayudar a todos a salir de esa crisis. “Nadie se salva solo”, dijo varias veces entonces, para estimular la solidaridad. “Fratelli tutti” hace referencia a una famosa frase de San Francisco de Asis, que subraya la importancia de “reconocer, apreciar y amar” a todas las personas, “independientemente del lugar donde hayan nacido o donde vivan”, subrayó la encíclica.

Francisco escribió también siete exhortaciones apostólicas (entre ellas una dedicada al Amazonas y otra a la crisis climática), 39 constituciones apostólicas (algunas de las cuales cambiaron las reglas vigentes en el Vaticano, como por ejemplo el Código del Derecho Canónico y el rol de la curia romana hacia la Iglesia en el mundo). En los 24 mensajes “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) de Pascua y de Navidad, hizo cada vez un balance socio- político de la situación mundial. Los últimos, en la pasada Pascua y Navidad, los dedicó sobre todo a las guerras en el mundo, pidiendo la paz para todas ellas.

Los pobres, inmigrantes, el cambio climático y las guerras estuvieron siempre muy presentes en sus mensajes. Pero también importantes reformas hechas en la Santa Sede, tanto a nivel económico para mejorar la transparencia financiera, como otras referidas a cambios en la justicia vaticana, entre otras cosas para facilitar los procesos y condenas de miembros de la Iglesia acusados de abusos sexuales, y otras medidas que favorecieron el acceso de las mujeres a sectores de la Santa Sede.

Hasta 2024 más de 1.165 mujeres trabajaban en el Vaticano, muchas más que antes que Bergoglio fuera elegido Papa en 2013. El hubiera querido que las mujeres también ocuparan otros roles en la Iglesia, pero el sínodo de obispos del 2024 no aprobó las medidas que lo hubieran permitido, demostrando que no todos los miembros de la Iglesia están de acuerdo con Francisco, especialmente los que defienden una Iglesia que fue siempre reino masculino y donde las monjas cumplían un rol secundario o terciario.

Y por las críticas que surgieron en contra de su Pontificado en todos estos años, sobre todo de parte de algunas conferencias episcopales más conservadoras, Francisco nunca se hizo demasiado problema y fue adelante.

En estos doce años de pontificado Francisco hizo 28 viajes en Italia y 48 viajes al exterior que incluyeron, entre otros países, Mongolia, Portugal, Canadá, Irak, Grecia, Eslovaquia, Emiratos Árabes, Rumanía, Japón, Papua Nuova Guinea, Indonesia, Bruselas.

En esos 48 viajes fueron incluídos 10 países de América Latina (Brasil, Chile, Perú, Panamá, Colombia, México, Cuba, Ecuador, Bolivia y Paraguay). Pero nunca viajó a Argentina aunque en algunas entrevistas había dicho que lo tenía presente y hasta había hablado de que podría viajar en 2025.

Muchos se preguntaron por qué no había viajado a Argentina desde que estaba en Roma, nunca se supo la verdad.

Está claro que con su estado de salud la situación se complicó. A los 88 años, afrontar un viaje de más de 12 horas de Roma a Buenos Aires no hubiera sido fácil.

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El papa Francisco apareció por primera vez en las celebraciones de esta Semana Santa, en el balcón principal de la basílica de San Pedro, aclamado por 60 mil fieles que festejaban su presencia.

“Hermanos y hermanas ¡Feliz Pascua!, dijo el pontífice, sentado en una silla de ruedas, con una voz más fuerte que las pocas veces que se lo ha escuchado desde que fue internado en el hospital Gemelli, el 14 de febrero.

El pontífice indicó después a un asistente que leyera su discurso dedicado como siempre al deterioro de la paz en el mundo, desgastado por 57 guerras actualmente.

Tras lanzar su bendición “urbi et orbi”, el Papa descendió a la plaza y la recorrió con los fieles que lo vivavan y felicitaban a bordo del “papamóvil” rodeado por más de treinta custodios que trotaban junto al vehículo. A bordo se encontraba detrás del Papa su enfermero personal, Strapetti, a quién se vió masajear varias veces la nuca al pontífice.

La caravana salió de la plaza unos trescientos metros, pasando frente a la sede de la embajada argentina ante el Vaticano, y regresó.

Tras lanzar su bendición “urbi et orbi”, el Papa descendió a la plaza y la recorrió con los fieles que lo vivavan y felicitaban a bordo del “papamóvil” rodeado por más de treinta custodios que trotaban junto al vehículo. A bordo se encontraba detrás del Papa su enfermero personal, Strapetti, a quién se vió masajear varias veces la nuca al pontífice.

La caravana salió de la plaza unos trescientos metros, pasando frente a la sede de la embajada argentina ante el Vaticano, y regresó.

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Seguramente ahora, después de su muerte ocurrida este 21 de abril, tras su reaparición pública en Semana Santa luego su internación, él habría querido que todos estos hechos importantes de su pontificado fueran nuevamente evidenciados, no por él sino para que la gente no se olvide que la Iglesia debe seguir dando pasos adelante.

Esta fue la última reflexión del papa Francisco, que escribió en la mañana del 20 de abril de 2025.

“Quisiera que volviéramos a esperar en que la paz es posible. Que desde el Santo Sepulcro, donde este año la Pascua será celebrada el mismo día por los católicos y los ortodoxos, se irradie la luz de la paz sobre toda Tierra Santa y sobre el mundo entero”.