Día del/la Periodista
En Argentina deseamos un “feliz día” a todos los periodistas desde 1938, año en el que se desarrolló el Primer Congreso de Periodistas y se sentaron los primeros escritos del Estatuto Profesional (ley 12-908), que sería sancionada en 1944 por el Congreso Nacional. Aquella primera congregación de colegas, llevado a cabo en Córdoba, estableció que todos los 7 de junio se celebre el Día del Periodista, en homenaje al primer diario que funcionó en el país desde la etapa independentista.
Fundada el 7 de junio de 1810, fecha en que se imprimió el primer ejemplar, la Gazeta de Buenos Ayres nació para ser un órgano de difusión de las ideas de la Primera Junta de Gobierno.
Fue un periódico impreso en Buenos Aires desde ese día hasta 1821, y escribieron personalidades destacadas como Manuel Belgrano y Juan José Castelli.
En las primeras ediciones, Mariano Moreno, creador de la gaceta (una publicación periódica con noticias oficiales, políticas y culturales), se preguntaba en sus editoriales:
“¿Por qué se han de ocultar a las Provincias sus medidas relativas a solidar su unión, bajo nuevo sistema?
¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas o adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península?
Para el logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal”.
Transcurridos siete días de aquel memorable 25 de Mayo de 1810, el primero de junio, la Junta dictó el decreto que disponía: “salga a la luz un nuevo periódico semanal con el título de Gazeta de Buenos Aires”.
Así se hizo y el 7 de junio ya estaba en la calle.
“Rara felicidad la de los tiempos en que es lícito sentir lo que se quiere y decir lo que se siente”. El diario comenzaba con palabras de Cornelio Tácito, uno de los grandes historiadores del Imperio Romano.
Días después de la fundación, el 21 de junio, Mariano Moreno publicó un artículo “Sobre la libertad de escribir”.
“Si se oponen restricciones al discurso, vegetará el espíritu como la materia; y el error, la mentira, la preocupación, el fanatismo y el embrutecimiento, harán la divisa de los pueblos, y causarán para siempre su abatimiento, su ruina y su miseria”.
La actividad periodística en los primeros años del siglo XIX estaba condicionada por varios factores. Si bien la Revolución de Mayo introdujo nuevas libertades, la prensa aún estaba sujeta a limitaciones: no se podía criticar a la Junta ni a la religión católica. Aun así, representaba un enorme avance en comparación con el régimen del virreinato español, donde regía la censura previa.
La única imprenta disponible en Buenos Aires era la que funcionaba en la Casa de los Niños Expósitos, ubicada junto a la actual Iglesia San Ignacio, en las calles Alsina y Bolívar. Se trataba de un modelo rudimentario, similar al que había desarrollado Gutenberg en el siglo XV. Con esos tipos móviles gastados, traídos desde el Colegio Monserrat de Córdoba, se imprimieron los primeros periódicos de la ciudad como El Telégrafo Mercantil, el Semanario de Agricultura y Comercio y el Correo de Comercio.
Además de dirigir La Gaceta, Moreno publicó allí su traducción del «Contrato Social» de Jean-Jacques Rousseau y su tratado de economía conocido como «La Representación de los Hacendados», dos textos clave que evidencian el compromiso ideológico y político de este joven abogado revolucionario.
La influencia de La Gaceta de Buenos Aires y de sus redactores, entre ellos Manuel Belgrano y Juan José Castelli, sentó las bases para una prensa comprometida con la realidad nacional. La aparición de este periódico marcó el inicio del periodismo en Argentina como herramienta de construcción ciudadana.