Día Mundial del Cerebro

Publicado: 23 jul 2025
Comentarios: 0

Pueden afectar muchas de las actividades del cuerpo, como el equilibrio, el movimiento, el habla, la respiración y la función del corazón. Los tipos incluyen la enfermedad de Alzheimer y el Parkinson.
Encefalitis (inflamación del cerebro). Puede provocar problemas como pérdida de la visión, debilidad y parálisis
Trastornos cerebrales genéticos. Son causados por cambios en los genes (también llamados variantes o mutaciones). Estos trastornos pueden afectar el desarrollo y la función del cerebro
Accidentes cerebrovasculares. Pueden provocar la pérdida de células cerebrales y afectar la capacidad para pensar con claridad
Lesiones cerebrales traumáticas. Pueden afectar la función cerebral. Pueden variar de leves a graves. Los efectos de una lesión cerebral traumática pueden ser temporales o permanentes.

¿Qué es la salud cerebral?
La salud cerebral significa mantener las mentes afiladas, resilientes y activas. Influye en cómo pensamos, aprendemos, recordamos y manejamos el estrés. Un cerebro sano es esencial para el bienestar, las relaciones sólidas y la independencia en cada etapa de la vida.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud cerebral “como el estado del funcionamiento cerebral a través de los dominios cognitivo, sensorial, emocional y motor, lo que permite a las personas alcanzar su máximo potencial a lo largo de la vida, independientemente de la presencia o ausencia de trastornos”.
Por ende, optimizar la salud cerebral implica abordar factores físicos, ambientales y sociales, que no solo mejoran el bienestar mental y físico, sino que también fomentan el crecimiento social y económico.

Salud cerebral en todas las edades
Preconcepción. La salud y los hábitos de los padres antes de la concepción dan forma al futuro desarrollo cerebral de un bebé. Una buena nutrición, chequeos regulares y opciones de estilo de vida equilibrado sientan una base sólida.
Embarazo. El bienestar físico y emocional de una madre es vital para el crecimiento saludable del cerebro en el útero. La atención prenatal, la nutrición adecuada y el manejo del estrés ayudan a proteger tanto a la madre como al niño.
Infancia. Los primeros años son clave para el aprendizaje, el crecimiento emocional y el desarrollo social. Los entornos seguros, las inmunizaciones y la crianza positiva forman una base sólida para la salud cerebral de por vida.
Edad adulta. Un estilo de vida equilibrado (alimentación saludable, ejercicio y control del estrés) mantiene el cerebro alerta y reduce el riesgo de muchas afecciones neurológicas.
Edad adulta tardía. Los chequeos regulares, la detección temprana de afecciones como la demencia y mantenerse socialmente comprometido ayudan a preservar la independencia y la calidad de vida en años posteriores.

Prevención cerebral
Priorizar la salud cerebral desde antes del nacimiento hasta la vejez permite prevenir o retrasar muchos problemas neurológicos.
La OMS destaca dos enfoques clave:
Prevención primaria. Deteniendo los problemas antes de que comiencen. Esto incluye una buena nutrición, inmunizaciones, reducción de factores de riesgo (como fumar) y proporcionar una educación clara sobre la salud en cada etapa de la vida.
Prevención secundaria. Detección temprana y tratamiento rápido. Los exámenes regulares, los chequeos y la atención médica oportuna capturan los problemas en sus primeras etapas, mejorando los resultados y reduciendo el riesgo de daño a largo plazo.
Mundial del Cerebro 2025 se estructura en torno a cinco mensajes para la acción:
Conciencia. El objetivo es elevar la conversación global sobre la salud cerebral combatiendo el estigma y promoviendo el reconocimiento temprano de los trastornos neurológicos.
Educación. Empoderar a los profesionales de la salud, cuidadores y al público con los últimos conocimientos científicos y capacitación práctica es vital para avanzar en las iniciativas de salud cerebral.
Prevención. Nuestra estrategia enfatiza medidas basadas en la evidencia, como la nutrición de la primera infancia, la vacunación, el control de la hipertensión y las modificaciones del estilo de vida para reducir los factores de riesgo.
Acceso a la atención y gestión de la discapacidad. Es imperativo garantizar que la atención neurológica de alta calidad, los servicios de rehabilitación y las tecnologías de asistencia sean accesibles y asequibles, especialmente en los países de bajos y medianos ingresos.
Enfermedades cerebrales
Algunas enfermedades que afectan al cerebro son:
Tumores cerebrales. Pueden ejercer presión sobre los nervios y afectar la función cerebral
Enfermedades neurodegenerativas. Pueden afectar muchas de las actividades del cuerpo, como el equilibrio, el movimiento, el habla, la respiración y la función del corazón. Los tipos incluyen la enfermedad de Alzheimer y el Parkinson.
Encefalitis (inflamación del cerebro). Puede provocar problemas como pérdida de la visión, debilidad y parálisis
Trastornos cerebrales genéticos. Son causados por cambios en los genes (también llamados variantes o mutaciones). Estos trastornos pueden afectar el desarrollo y la función del cerebro
Accidentes cerebrovasculares. Pueden provocar la pérdida de células cerebrales y afectar la capacidad para pensar con claridad
Lesiones cerebrales traumáticas. Pueden afectar la función cerebral. Pueden variar de leves a graves. Los efectos de una lesión cerebral traumática pueden ser temporales o permanentes.

¿Qué es la salud cerebral?
La salud cerebral significa mantener las mentes afiladas, resilientes y activas. Influye en cómo pensamos, aprendemos, recordamos y manejamos el estrés. Un cerebro sano es esencial para el bienestar, las relaciones sólidas y la independencia en cada etapa de la vida.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud cerebral “como el estado del funcionamiento cerebral a través de los dominios cognitivo, sensorial, emocional y motor, lo que permite a las personas alcanzar su máximo potencial a lo largo de la vida, independientemente de la presencia o ausencia de trastornos”.
Por ende, optimizar la salud cerebral implica abordar factores físicos, ambientales y sociales, que no solo mejoran el bienestar mental y físico, sino que también fomentan el crecimiento social y económico.

Salud cerebral en todas las edades
Preconcepción. La salud y los hábitos de los padres antes de la concepción dan forma al futuro desarrollo cerebral de un bebé. Una buena nutrición, chequeos regulares y opciones de estilo de vida equilibrado sientan una base sólida.
Embarazo. El bienestar físico y emocional de una madre es vital para el crecimiento saludable del cerebro en el útero. La atención prenatal, la nutrición adecuada y el manejo del estrés ayudan a proteger tanto a la madre como al niño.
Infancia. Los primeros años son clave para el aprendizaje, el crecimiento emocional y el desarrollo social. Los entornos seguros, las inmunizaciones y la crianza positiva forman una base sólida para la salud cerebral de por vida.
Edad adulta. Un estilo de vida equilibrado (alimentación saludable, ejercicio y control del estrés) mantiene el cerebro alerta y reduce el riesgo de muchas afecciones neurológicas.
Edad adulta tardía. Los chequeos regulares, la detección temprana de afecciones como la demencia y mantenerse socialmente comprometido ayudan a preservar la independencia y la calidad de vida en años posteriores.

Prevención cerebral
Priorizar la salud cerebral desde antes del nacimiento hasta la vejez permite prevenir o retrasar muchos problemas neurológicos.
La OMS destaca dos enfoques clave:
Prevención primaria. Deteniendo los problemas antes de que comiencen. Esto incluye una buena nutrición, inmunizaciones, reducción de factores de riesgo (como fumar) y proporcionar una educación clara sobre la salud en cada etapa de la vida.
Prevención secundaria. Detección temprana y tratamiento rápido. Los exámenes regulares, los chequeos y la atención médica oportuna capturan los problemas en sus primeras etapas, mejorando los resultados y reduciendo el riesgo de daño a largo plazo.