Empleo y Salarios en la Argentina Reciente (2015-2022)
Desde el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) nos han enviado un informe titulado «Heterogeneidad en la clase trabajadora» + Dossier «Debate de suma fija y paritarias»
El proceso de heterogeneidad de la clase trabajadora se profundizó en la década de los noventa vinculado al incremento de la informalidad, precarización en las contrataciones y desempleo.
En la década caracterizada por los gobiernos nacional-populares de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner (2003-2015) tanto el incremento del empleo como de los salarios reales mejoraron sensiblemente las condiciones laborales del conjunto de la población.
De todas formas, y como resultado de la fragmentación de la clase trabajadora en la década previa, esto avances convivieron con niveles elevados de informalidad y precariedad laboral, además de continuidad del fenómeno de la tercerización y extranjerización de la matriz productiva, que pone en jaque la organización sindical.
Durante los cuatro años de Cambiemos (2016-2019), se computa la destrucción de más de 250.000 puestos de trabajo registrado privado, el incremento de la desocupación y la pérdida de 20 puntos de poder adquisitivo. Este retroceso se vio profundizado por la pandemia, que en 2020 significó un duro golpe al mundo laboral.
El objetivo de este informe es visualizar ya no el retroceso de estas variables (que ha sido analizado en diferentes informes de CEPA), sino focalizar el estudio en el fenómeno de la heterogeneidad salarial como variable distintiva de estos tiempos.
Aqui volcamos sólo las conclusiones por lo extenso del trabajo:
- Crecimiento y generación de empleo privado. El diagnóstico general muestra, desde la pospandemia para acá, una fuerte recuperación económica y del empleo. En la actualidad, se observa un incremento del empleo, con una tasa de desocupación que alcanzó 6,7% en el IIT 2022 y se equipara a los valores más bajos, alcanzados en 2015.
- Crecimiento con poca y fragmentada distribución. Sin embargo, este escenario expansivo va acompañado de un magro derrotero de salarios reales, que por tercer año consecutivo no lograrían recuperar poder adquisitivo.
- Es decir, se observa un proceso de fuerte recuperación post pandemia, con datos de expansión de la actividad económica, del uso de la capacidad instalada y de creación de puestos de trabajo del sector privado, pero sin recuperación salarial de lo perdido entre 2015 y 2019. Este fenómeno resulta relativamente novedoso: tanto durante el menemismo como el macrismo, empleo y salarios cayeron al mismo tiempo y, en sentido inverso, durante el kirchnerismo cuando subió el empleo, también subieron los ingresos. Es decir, en otros momentos se han movido a la par.
- El presente contexto se ve agravado por una fuerte fragmentación del mercado de trabajo en su conjunto, y al interior de los registrados.
- Salarios del empleo registrado versus salario del empleo no registrado. La caída del salario entre enero de 2015 y junio de 2022 fue de 16,3% para trabajadoras/es registrados y de 33,1% en trabajadoras/es no registrados. Este proceso se asemeja a los años 90: durante el período entre 1994 y 2001, la caída del salario alcanzó 16,6% para el salario de las y los trabajadoras/es no registrados y de 2,9% para el salario de las y los trabajadoras/es registrados privados.
- Heterogeneidad salarial intra registrados. La evolución de la media y mediana salarial en términos reales de trabajadores/as registrados privados entre enero de 2014 y julio de 2019 se comporta de manera uniforme. Pero desde ese momento y hasta la actualidad se observa un incremento de la brecha donde la media se reduce en términos reales 2,8% y la mediana lo hace 6%. La dinámica es similar a la de los años noventa: entre diciembre de 1995 y junio de 2022, el salario real del trabajo registrado se mantuvo constante, mientras que el salario real del empleo no registrado sufrió una caída de 6,2%.
- Frente a este escenario ¿qué políticas deberían implementarse para recuperar poder adquisitivo? Resulta evidente la necesidad de reducir el ritmo inflacionario. Pero, además, por el lado de los ingresos y dado el diagnostico descripto, dos políticas sobresalen como mecanismos para mejorar el salario de las/los trabajadoras/es: impulso de bono o transferencia de ingresos para atender la problemática de la heterogeneidad salarial entre registrados y no registrados; y la implementación de una suma fija que se incorpore al salario de las y los trabajadores/as registrados, con la finalidad de enfrentar la heterogeneidad salarial intra registrados (incremento de la dispersión salarial).
- Adicionalmente, el informe aborda la problemática de las y los jóvenes, la cual resulta particularmente compleja.
- Jóvenes menores de 24 años ganaron con mayor celeridad poder adquisitivo entre 2003 y 2015 y los que más rápido lo perdieron entre 2016 y 2019. Mientras que entre 2003 y 2015 lograron más que duplicar su poder adquisitivo (por encima de todas las demás franjas etarias), entre 2016 y 2019 perdieron 32%, superando también al resto de las franjas etarias. Esta situación que ilustra un fuerte retroceso reciente es relevante como insumo para interpretar otros fenómenos de descontento de índole política y social.
- Jóvenes menores de 24 años con tasas de desocupación e informalidad históricamente elevadas. En lo que refiere a la tasa de desocupación, tienen un promedio de 22,4% entre 2003 y 2022, y aunque hoy ese número está en su mínimo histórico, con 19%. En empleo no registrado los guarismos no son alentadores: históricamente el promedio para menores de 24 años fue de 59,5%, y en el último dato disponible esta franja etaria tiene informalidad del 66,4%.
Fuente: CEPA