15 Años del No al ALCA.

Publicado: 05 nov 2020
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El 5 de noviembre de 2005 queda en la historia popular latinoamericana como el día en que un grupo de gobernantes se animó a decirle en la cara al presidente de la nación más poderosa del planeta, George W. Bush, que no.

Que No al ALCA, ese mercado común que Bill Clinton y los presidentes de la “larga noche neoliberal” de los 90 habían imaginado desde Alaska hasta Tierra del Fuego que debía firmarse en esa Cumbre de las Américas de Mar del Plata.

El Área de Libre Comercio de las Américas, conocida por las siglas ALCA, fue el nombre oficial de un acuerdo multilateral de libre comercio, firmado en Miami durante la I Cumbre de las Américas de 1994, que abarcaba a todos los países del continente americano, con excepción de Cuba.

Fue el momento culminante de trabajosas negociaciones entre tres líderes que habían coincidido en tiempo y lugar para darle un rumbo al continente como no lo había tenido en 200 años de historia.

Lula da Silva y Néstor Kirchner habían ido tejiendo lazos de amistad y armando políticas conjuntas entre Brasil y Argentina desde que el exgobernador de Santa Cruz llegó a la Casa Rosada, el 11 de marzo de 2003. El metalúrgico había asumido su primera presidencia el 1 de enero de ese mismo año.

Desde Venezuela, Hugo Chávez venía luchando contra el mismo modelo económico desde hacía cuatro años y había enfrentado con éxito un golpe de Estado en abril de 2002.

En el resto de la región, mientras tanto, el Frente Amplio uruguayo había ganado la presidencia unos meses antes de la mano de Tabaré Vázquez, que había sido intendente de Montevideo.

En Bolivia Evo Morales era número puesto para el triunfo que finalmente obtuvo en diciembre de ese mismo año.

Habría que esperar a 2007 para que Rafael Correa -que entonces era ministro de Economía del presidente Alfredo Palacio, que había reemplazo de Lucio Gutiérrez- cerrara desde Ecuador el círculo virtuoso de los presidentes “progresistas” que imprimieron su sello en el principio de siglo de esta parte del mundo.

Los tiempos cambiaron. Chávez y Kirchner fallecieron, Lula estuvo preso y sigue siendo perseguido en un caso tipico de law fare.

Con esa misma metodología, Correa está perseguido por el gobierno de Lenin Moreno.

En Uruguay, Vázquez dejó su segundo mandato y fue derrotado por la dercha encarnada el Lacalle Pou.

Evo Morales fue destituido por un golpe de estado y luego de ser proscripto, Lucho Arce de su partido el MAS, arrasó nuevamente en las urnas.

El soplo de esperanza boliviano ya tenía desde diciembre de 2019 a Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner en la Argentina.

 

En 2001 De la Rua ofreció ser sede de la Cumbre que iba a culminar con el proceso del ALCA.

En tres cumbres anteriores todos habían firmado que estaban de acuerdo.

En 2001, Chávez, que ya era presidente, no se presta al consenso.

Pero los 34 países que participan, todos los de América menos Cuba, estaban de acuerdo.

A partir de 2003, las negociaciones económicas se estancan. Ya era difícil alcanzar acuerdos.

En 2003 faltaban dos años y  Néstor Kirchner tomó dos decisiones: hacer la cumbre y que la cumbre tenga un contenido propio de un gobierno peronista.

Por eso planteó que el tema tenía que ser el trabajo, que era un tema que había estado ausente en los 90. El lema fue “crear trabajo para combatir la pobreza y fortalecer la democracia”. Los 90 habían sido de flexibilización laboral, de las aperturas y desregulaciones económicas y de la reducción del rol del Estado.

En 2005 empezó una insistencia por parte de Estados Unidos, seguido en ese entonces por México y Chile.

Empezaron a presionar para que en el documento se incluyera una cláusula sobre el ALCA.

Y el debate empezó a ponerse más específico. Fue una discusión de cinco contra 29. La posición del Mercosur fue sólida, sobre todo a partir de marzo, que sube Tabaré Vázquez en Uruguay. Nicanor Duarte Frutos, de Paraguay, también jugó fuerte. Y estaban Lula y Néstor.

A eso se suma Venezuela, que había estado en solitario. Venezuela tenía una realidad distinta porque el destino de sus exportaciones era Estados Unidos, su exportación básica era el petróleo. Y el origen de sus importaciones, sobre todo alimentos, era también Estados Unidos.

El bloque era chico, pero los norteamericanos se sorprendieron por encontrar una posición tan firme. Bush dijo algo que casi nadie le ha dado importancia pero es relevante lo que dice es: “al final no entiendo por qué tanto problema con un acuerdo de libre comercio si de lo que se trata es de ver cómo nos defendemos todos de China”. 

Esa Cumbre dejó claro que en un mundo globalizado la integración tiene que ser entre iguales, que la integración no tiene que ser subordinada.

Venía un mundo multipolar, donde hay que asociarse con otros que sean pares y hay que tener capacidad de maniobra y no estar subordinados a ningún poderoso.

No ponerse detrás de Estados Unidos y que Estados Unidos te negocie como parte del patio trasero, que es lo que intentaron haceren estos últimos cuatro años.(dic 2015-dic 2019).

La reunión de Mar del Plata impactó en el sistema unipolar que funcionaba en el planeta tras la caída de la URSS. Kirchner, Chávez y Lula pusieron un tope que permitió que América Latina tomara un rumbo de unidad e integración, en contraste con la división y el enfrentamiento promovido históricamente desde fuera de la región, cuando cada país enfocaba más hacia Washington o Europa.