20 años sin Polo

Publicado: 04 dic 2016
Comentarios: 0

Gustavo Fabián Polo Polosecki (Buenos Aires31 de julio de 1964 – Santos Lugares3 de diciembre de 1996) fue un periodista argentino que se destacó, entre otras cosas, por su estilo particular de narrar las historias que presentaba en sus programas de televisión.

Polo, con sus programas El otro lado (ganador de dos premios Martín Fierro) y El visitante, emitidos entre 1993 y 1995, impuso un nuevo lenguaje en la televisión, un estilo, una manera de preguntar, de mirar y de narrar: puso las cámaras, las luces, en las historias escondidas, subterráneas.

El otro lado y El visitante fueron los programas de televisión más influyentes de la televisión de la democracia. Polo cambió la historia de la televisión como una especie de prolongación de su militancia política, aunque jamás bajaba línea. Su compromiso se ve claramente en los temas que elegía tratar, en el punto de vista desde el cual los abordaba y en su absoluta distancia del poder, de las figuras del poder y de los discursos del poder.

Su forma de hacer televisión impacta en los actuales estudiantes de comunicación, bellas artes, artes visuales, televisión y periodismo.

Hay un circuito de chicos de dieciocho a veintidós años, que no vieron los programas en su momento, que se pasan de mano en mano los videos caseros de esos programas, como objetos de culto, pero también de aprendizaje.

El 3 de diciembre de 1996 Fabián Polosecki puso fin a su vida tirándose debajo de un tren.

Dejaba atrás una carrera de periodista que comenzó trajinando el rubro de los chismes del corazón y terminó gestando una revolución cultural en la televisión con dos programas que contaban historias de gente desconocida y marginada.

El homenaje que a partir del próximo domingo le rendirá el Museo de Arte Moderno, de avenida San Juan 350 (exhibiendo una selección de sus mejores programas) es de una serie de proyectos que intentan llevar su figura a la pantalla.

“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco.
Algo peor que no tener ninguna historia que contar:
es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”