28 de Febrero, Día del Bailarín, Homenaje a Jorge Donn.

Publicado: 28 feb 2018
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Jorge Donn nació en la localidad de El Palomar, provincia de Buenos Aires (Argentina) el 25 de febrero de 1948.

Fue uno de los cuatro hijos de Mauricio Itovich, y Rosa Donn. En 1955 Ingresó a la Escuela de Danzas del Teatro Colón un año antes de los 8 reglamentarios, y durante los siguientes diez años, estaría diariamente aprendiendo de Aída Mastrazzi, Jorge Tomín, Michel Borowsky, María Ruanova y ampliando sus conocimientos en danza moderna, entonces muy mal vista en el Colón- con Renate Schottelius.

Tenía 16 años cuando se recibió, con mención especial, e ingresó al cuerpo de baile del Teatro Colón. Ya había actuado con la compañía de Beatriz Ferrari, hecho algo de televisión, también publicidad, algunas comedias musicales. Y el papel de Puck en «Sueño de una noche de verano» con Esteban Serrador. Para entonces ya usaba como nombre artístico el apellido materno.

 

En ese año iba a cambiar su vida, ya que en ese mismo 1963, Maurice Béjart vino por primera vez a la Argentina con su compañía Ballet del Siglo XX.

Tres años después, Donn protagonizaba Romeo y Julieta. En 1967 era el primer bailarín de Béjart, quién compuso más de treinta obras para él: Bhakti (1968), Nijinski, clown de Dios (1971), Golestan: el jardín de las rosas (1973), Lo que el amor me dice (1974), Nuestro Fausto (1975), Leda (1978), Adagietto (1981) y otras. Jorge Donn fue la estrella de ballets como Novena Sinfonía (1964) , creaciones a las que siguieron Messe pour le Temps Present; Baudelaire, Nijinsky; Le Marteau sans Mairre; Notre Faust; Les illuminations; Vie el Mort d’une maríonerte humaine; Dionysous; Les Concuous; Malroux y su última labor para La Compañía del Sig!o XX, Dibouk, en 1988.
Formando parte del grupo de Béjart, en 1976, fue invitado por George Balanchine a bailar como primera figura del New York City Ballet. En ese año, ya Béjart lo había ascendido a codirector artístico, y en 1979 lo presentaba como su bailarín estrella.

Paradójicamente sus compatriotas argentinos solo llegarían a valorarlo y apreciarlo popularmente por una película: Los unos y los otros, de Claude Lelouch. Con ese filme difundiría por todo el mundo su versión del Bolero de Ravel que había estrenado en 1979.

El Teatro Colón no se lo perdonó: en 1985, cuando volvió con un grupo reducido de primeras figuras, el argentino debió producir él mismo sus presentaciones.

Su figura brilló en todos los escenarios, desde el Teatro Real de la Moneda a los Jardines de Boboli; desde el Teatro Colón al Festival de Baalbeck; desde la Opera de Paris hasta el Bolshoi de Moscú. A veces como partenaire de Maia Plissetskaia en su creación de «Leda»; de Ekaterina Maximova en «Romeo y Julieta, de Natalia Makarova en el «Mefisto».
En 1987 cuando la Compañía de Bejart (el Ballet del Siglo XX) se trasladó a Lausana, Donn se radicó en esa ciudad suiza, y comenzó a dedicarse a la docencia y a tratar de separarse profesionalmente de su maestro.

Béjart justificaba la separación de su primer bailarín, diciendo que «Donn necesitaba independencia». Pero maestro y discípulo nunca pudieron separarse, En 1990 ya enfermo, puso el cuerpo en «Nijinsky, clown de Dios», junto a Cípe Lìncovsky. Y en una gira mundial comenzaba su despedida artística y también humana.

En 1989 fue nominado como uno de los mejores bailarines por la Fundación Konex.
En diciembre de 1992 en la misma ciudad donde anunciaban su separación, junto a su maestro, Jorge encontró la muerte.

Por este maravilloso Bailarín, hoy se conmemora este día.