29 de Mayo de 1969: El Cordobazo.

Publicado: 28 may 2021
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El 29 de mayo de 1969, a las 10 de la mañana, comenzó un paro activo por 36 horas en Córdoba que marcó un antes y un después por la confluencia que hubo entre universitarios y distintos sectores del sindicalismo en contra de la dictadura militar de Juan Carlos Onganía.

Esta rebelión civil, estudiantil y gremial consistió en una huelga que se convirtió en la movilización más grande en contra de una dictadura altamente represiva, y desembocó en un estallido social que hizo tambalear el régimen militar de Juan Carlos Onganía.

La confluencia de los actores implicados en el Cordobazo no tenía precedentes. Participaron todas las izquierdas, peronistas, no peronistas y ciudadanos que no estaban encuadrados en ninguna ideología.

Fue liderada por Elpidio Torres y René Salamanca (SMATA), Atilio López  UTA (transporte) y Agustín Tosco, perteneciente al sindicato de Luz y Fuerza (Energía eléctrica). Torres y Tosco no tenían buena relación y dejando de lado temas personales evaluaron que sólo la unidad los haría triunfar.

 

El ministro de economía Krieger Vasena intentó implementar un saqueo monumental: 40% de devaluación, apertura del mercado, la entrega de recursos como el petróleo a empresas extranjeras y el congelamiento de los salarios por dos años, además del fin de las paritarias. La situación arruinó a miles de productores rurales del Interior y golpeaba a las familias trabajadoras. Esto se combinó con una política autoritaria y represiva que ahogaba cualquier expresión democrática, chocando abiertamente con la efervescencia revolucionaria despertada en la juventud con la Revolución cubana y Vietnam.

En Córdoba, donde los trabajadores más calificados tenían sus demandas como las quitas zonales y la eliminación del sábado inglés, el paro fue activo. Miles de trabajadores organizados marcharon de las fábricas al centro de la ciudad, plenamente conscientes que iban a enfrentamientos directos con las fuerzas policiales. Por eso se armaron con bulones, fierros y viejas pistolas. Francotiradores controlaban desde los techos. Los estudiantes se sumaron de a miles junto al pueblo pobre y fueron los últimos en retirarse de la lucha callejera.

Esta revuelta desató una brutal represión, que fue respondida con barricadas y dejó varios manifestantes muertos. Algunos de los ejes de los reclamos fueron el repudio a los asesinatos de la dictadura, el aumento general de salarios del 40 %, el funcionamiento de las comisiones paritarias para renovar los convenios colectivos, la defensa de las fuentes de trabajo y el restablecimiento de las libertades democráticas y sindicales.

La represión provocó la muerte del joven obrero Máximo Mena que integraba la columna de la planta Santa Isabel de la firma IKA.

La noticia corrió como reguero de pólvora y la ciudad fue ocupada por los obreros y estudiantes que derrotaron a la policía y ocuparon 150 manzanas alrededor del centro, que en una verdadera escena de batallas callejeras y guerra de guerrillas urbana se cubrieron de barricadas, comenzando a coordinarse entre sí para frenar la represión.

El Cordobazo fue un punto de inflexión por sus consecuencias políticas. Significó el debilitamiento de Onganía. El objetivo de la dictadura fue aumentar el nivel de represión, pero esto tuvo su efecto contrario. Fue un empujón para el fin de su período dictatorial.

Un año después de esta rebelión, la organización Montoneros secuestró y ejecutó al exdictador Pedro Eugenio Aramburu, que en 1956 había ordenado los fusilamientos de los generales Juan José Valle y Raúl Tanco en José León Suárez. Ese hecho desencadenó, en junio de 1970, la caída de Onganía en el contexto de un golpe propiciado por el entonces jefe del Ejército, Alejandro Agustín Lanusse, que designó como presidente de la Nación al general Roberto Marcelo Levingston.

El Cordobazo dio lugar a la extensión nacional de una vanguardia obrera y estudiantil que puso en el centro de la escena la acción directa. La semi insurrección generó un cambio de conciencia en los trabajadores pero también en la burguesía que comprendió que las cosas ya no volverían a ser iguales. Se logró frenar el plan de ajuste de Krieger Vasena forzándolo a renunciar y obligó al régimen en los años siguientes a negociar la vuelta de Perón como alternativa para desviar el proceso. La intención era recrear la ilusión de la armonía entre las clases a través del Pacto Social, pero su imposibilidad fue demostrada de inmediato por las balas de la Triple A y a partir de 1976 con la imposición violenta de la dictadura genocida.