50 Años de «Brasil Campeón del Mundo 1970».

Publicado: 22 jun 2020
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El 21 de junio de 1970 Brasil se proclamó campeón del mundo por tercera vez en su historia, en el torneo disputado en México.

Fue la primera selección en lograrlo, lo que le permitió quedarse en propiedad con la Copa Jules Rimet, el trofeo original que se entregaba a los ganadores del Mundial.

En la final, disputada en el estadio Azteca ante más de 100.000 espectadores, el Brasil de Pelé, que anotó el primer gol del partido, acabó goleando a Italia por 4-1.

O’Rei se convirtió también en el primer futbolista de la historia y único hasta la fecha en ganar tres Mundiales.

Fue una victoria del fútbol. El fútbol que nos gusta ver y aplaudir ante el cual el mundo ayer tuvo que inclinarse». Las palabras son de Joao Saldanha, el padre del campeón mundial 1970, para muchos el mejor Seleccionado de todos los tiempos.

Muchos reconocen en Mario Lobo Zagallo al principal responsable de la creación de este equipo extraordinario que asombró al mundo en México. Sin embargo, el «Brasil del 70» comenzó a nacer cuando Saldanha juntó por primera vez a Tostao con Pelé, después del fracaso de Inglaterra 1966. Aquel fue el primer ladrillo del imponente castillo en el que se convertiría la Selección verdeamarela.

Saldanha -reconocido militante comunista- nunca tuvo una buena relación ni con el presidente de la Confederación brasileña de fútbol de la época, Joao Havelange, ni con el gobierno de facto liderado por Emilio Garrastazú Médici. Esas diferencias fueron la principal razón de su salida de la dirección técnica de la Selección. Alguna vez, el entrenador afirmó: «Que el presidente se ocupe de nombrar los ministros de sus ministerios, la Selección es responsabilidad mía», lo que enfureció a la cúpula militar. La última decisión de Saldanha como seleccionador fue la negativa a convocar a Darío Maravilha, figura del Mineiro. Después de no satisfacer este pedido de Médici, dejó su cargo.

Llegó Mario Lobo Zagallo, un hombre sin preferencias políticas conocidas, y mantuvo la base. Con Saldanha, el equipo no tenía posiciones fijas, contaba con laterales muy ofensivos, extremos bien abiertos y se expresaba a través de la posesión de pelota. El principal aporte del nuevo DT fue haber reunido a cinco números diez en la alineación titular, algo que fue el sello distintivo del campeón del mundo 1970.

Pelé (Santos), Jairzinho (Botafogo), Gerson (Sao Paulo) y Tostao (Cruzeiro) ya habían jugado mucho con Saldanha, pero Rivelino (Corinthians) nunca había sido tenido en cuenta por el antiguo seleccionador. Zagallo incluyó al jugador del Timao en lugar de Edu y le dio más creatividad al ataque, ya que Rivelino se sumó a la generación de juego, a diferencia de su reemplazado, quien era más vertical.

Uno de los futbolistas clave en el esquema fue Clodoaldo. El joven mediocampista de 21 años, que en Santos formaba parte del sistema ofensivo, se destacó como uno de los volantes más retrasados y le dio aire a Gerson para que se sumara a la creación de juego. Es decir que su misión era esforzarse en defensa para que los cinco diez brillaran en ataque. Clodoaldo lo hizo a la perfección y hasta se dio el gusto de dar dos asistencias extraordinarias. Piazza también retrasó su posición, ya que jugó como defensor central cuando era mediocentro.

Brasil ganó todos los partidos del Mundial y varios cracks estuvieron en el momento justo en el lugar indicado.

Félix, Carlos Alberto, Brito, Piazza, Everaldo, Clodoaldo, Gerson, Jairzinho, Tostao, Pelé, Rivelino fue la base del conjunto que ganó los seis partidos del torneo y se coronó campeón en México tras desplegar un fútbol de altísimo vuelo, más parecido al arte que al deporte.

Brasil fue una verdadera maravilla en los seis partidos disputados en el torneo y Pelé fue el principal responsable de esto. Aquel niño que había deslumbrado en Suecia doce años antes ya era un futbolista maduro, inteligente, seguro de sí mismo y rodeado de atacantes que hablaban su mismo idioma.

En el debut, la Canarinha goleó 4-1 a Checoslovaquia con un gol de Pelé.

Luego llegó el partido más duro del certamen, frente a los campeones reinantes. El equipo no brilló pero fue efectivo y venció 1-0 a Inglaterra con tanto de Jairzinho.

En el cierre de la primera fase, Pelé convirtió dos goles en la victoria 3-2 contra Rumania.

El partido de los cuartos de final fue quizás el mejor que un equipo jugó jamás en una Copa del Mundo. Con un Pelé maravilloso, que jugó e hizo jugar y volvió loca a toda la defensa peruana, Brasil superó por 4-2 al conjunto sudamericano y se metió en semifinales, donde lo esperaba otro adversario conocido: Uruguay.

Contra la Celeste se vio una nueva función de Pelé y sus amigos, que vencieron por 3-1. Así llegaron a la gran final, frente a Italia.

En la final del Estadio Azteca el ídolo de Santos volvió a brillar y el Scratch goleó 4-1 (con tres goles en el segundo tiempo).