Día Mundial de Concienciación Sobre los Tsunami.
En diciembre de 2015, la Asamblea General de ONU estableció el 5 de noviembre como el Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunami.
La creación del Día Mundial es una idea original de Japón, que, desafortunadamente, se ha visto expuesto a estos desastres en repetidas ocasiones a lo largo de los años.
En 2020, el Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunami se enfoca en la Meta E de la campaña Sendai Siete, que invita a los países y comunidades a implementar antes de que termine 2020 estrategias nacionales y locales de reducción del riesgo de desastres para salvar más vidas.
Para 2030, se estima que el 50 por ciento de la población mundial vivirá en áreas costeras propensas a inundaciones, tormentas y tsunamis.
Tener planes y políticas para reducir el impacto de los tsunamis ayudará a construir una mayor resiliencia y a proteger a las poblaciones vulnerables. ¿Conoce usted algún plan local o nacional que anticipe un tsunami?
La palabra «tsunami» está formada por las palabras japonesas «tsu» (puerto) y «nami» (ola). Un sunami es una serie de olas gigantescas que se producen por una perturbación bajo el agua, por lo general, asociada con los terremotos que ocurren en el fondo del océano o cerca de él.
Las erupciones volcánicas, los deslizamientos de tierras submarinas y las desprendimientos de rocas costeras también pueden generar un tsunami, al igual que el impacto de un gran meteorito en el océano. Los tsunamis se originan a partir de un movimiento vertical del fondo marino, con el consiguiente desplazamiento de la masa de agua.
Las olas del tsunami frecuentemente parecen paredes de agua y pueden llegar a la costa y ser peligrosas durante horas. El tiempo que transcurre entre una ola y otra puede ir de cinco minutos a una hora. Por lo general, la primera ola no es la más grande; a menudo, es la segunda ola, la tercera o incluso la cuarta. Tras las inundaciones de una ola, o las inundaciones tierra adentro, el mar retrocede dejando expuestas grandes extensiones del fondo marino. Una nueva ola se precipita entonces a tierra en cuestión de minutos y acarreando con ella los numerosos pedazos y los daños provocados por los flujos precedentes.
Los tsunamis son fenómenos poco frecuentes, sin embargo, pueden ser extremadamente mortales.
En los últimos 100 años, 58 sunamis se han cobrado más de 260.000 vidas, un promedio de 4.600 pérdidas humanas por desastre, superando cualquier otro riesgo natural.
El mayor número de muertes se concentró en el sunami del Océano Índico de diciembre de 2004. Este sunami causó aproximadamente unas 227.000 muertes en 14 países; los más afectados fueron Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia.