En la sala Alberdi del Centro Cultural San Martín se agrava el conflicto
Siete alumnos permanecen tomando el 6º piso, aislados por policías de la Metropolitana. Ayer se cortó la calle en reclamo por el vaciamiento.
Estudiantes, artistas y profesores de la Sala Alberdi cortaron ayer la calle Sarmiento, en reclamo por la «militarización» del Centro Cultural San Martín (CCSM) y el «vaciamiento» de la histórica sala, en un conflicto con el gobierno porteño que lleva casi dos años y medio y continúa agravándose.
La protesta comenzó pasadas las 18, en la esquina con Paraná, y fue acompañada por Madres de Plaza de Mayo, otros estudiantes, artistas y legisladores. En el edificio de Sarmiento 1551, unos siete estudiantes permanecen hace seis días tomando la sala del 6º piso, aislados del exterior por un despliegue de seguridad privada y de la Policía Metropolitana que, según deslizó una asesora de la dirección del CCSM, responden a una orden del Ministerio de Cultura de la Ciudad.
El jueves por la noche llegaron al menos 60 uniformados con armas, palos y gases lacrimógenos –denunciaron los alumnos–, con «documentación legal descaradamente falsa (que aprobaría el traslado definitivo de la Sala Alberdi)». La dirección del centro les notificó que permanecerá cerrado debido al receso de verano desde el 2 de enero hasta el 10 de febrero. «Pretenden concretar un desalojo gradual», aseguraron. Seis pisos arriba, los muchachos colgaron banderas pidiendo agua, ropa y comida, con imágenes parecidas a las de una cárcel. Sus compañeros afuera describieron un panorama que se agrava día a día: «Se trató de pasar alimento y los patovicas cortaron la soga que lo permitía.» Tampoco permitieron ingresar a Nora Cortiñas, de Madres, quien junto a dos estudiantes quería subir insumos básicos. Tras el corte de calle, una asamblea de 300 personas decidió exigir «el cese del hostigamiento y que se permita el ingreso de agua y comida a los compañeros».
El viernes, un centenar decidió sacar las rejas y acampar en la plaza seca con una treintena de carpas, mientras la seguridad sólo permite el ingreso de trabajadores del centro o de Radio Ciudad. Fuentes ministeriales aseguraron que «se está actuando según las indicaciones de la justicia. Hay una jueza que tendría que expedirse y decir cuáles son los pasos a seguir. Se ordenó cuidar y preservar el lugar, y es lo que el gobierno hace».
El conflicto no es nuevo. Decenas de alumnos de la histórica sala, dedicada desde hace 30 años a cursos de formación y obras gratuitas para chicos, decidieron la toma y autogestión del lugar el 17 de agosto de 2010, en respuesta a los intentos de desalojo de Cultura. La justicia había obligado al Ejecutivo porteño a refaccionar la sala y mientras tanto derivar a los alumnos a sitios similares y cercanos, algo que no llegó a cumplirse y acabó en el cierre de un 70% de los cursos. Durante el acampe «indefinido», los manifestantes diagramaron talleres vocales, de actuación y malabares; y pidieron ser reconocidos como «tutores del espacio, ya que somos actualmente los protectores de su integridad física y garantes de su identidad histórica como espacio de producción, divulgación y formación artística». «