Día de la Industria.

Publicado: 02 sep 2021
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El 2 de septiembre es el Día de la Industria en conmemoración de aquel día de 1587 cuando se produjo “la primera exportación argentina al exterior”.

Aquel 2 de septiembre de 1587 zarpó del fondeadero del Riachuelo la carabela San Antonio al mando de Antonio Pereyra con rumbo al Brasil.

La nave llevaba en sus bodegas un cargamento fletado por el obispo del Tucumán Fray Francisco de Vitoria.

Eran tejidos y sacos de harina producidos en la por entonces próspera y productiva Santiago del Estero. Pero, entre las bolsas de harina, según denunció el gobernador del Tucumán de entonces, integraban el embarque barras de plata provenientes del Potosí, cuya venta debía ser autorizada por el gobernador ya que estaba regulada por una Real Cédula.

Además de poder afirmar que la “primera exportación argentina” encubría un acto de comercio ilegal, es cuestionable el concepto de “exportación” ya que desde 1580 los reinos de España y Portugal y sus respectivos dominios coloniales estaban unidos bajo la corona de Felipe II.

El obispo Francisco de Vitoria fue uno de los pioneros del tráfico negrero en estas tierras. Sin embargo, el Consejo de Indias lo había propuesto “por ser muy buen letrado y predicador” y por poseer excelentes recomendaciones por su pasado de consejero de la Inquisición en España.

Las cosas comenzaron a complicarse para Vitoria cuando en 1586 Juan Ramírez de Velazco fue nombrado gobernador de Tucumán. Una de sus primeras medidas fue condenar y denunciar el comercio practicado por el obispo, pero los miembros de la Audiencia, que estaban en el negocio, parecían no “oír” sus reclamos.

El gobernador decidió denunciar la conducta del obispo ante el propio Rey Felipe II:

“El obispo Vitoria tiene amedrentados a vuestros vasallos con sus continuas excomuniones y su vida y ejemplo no es de prelado sino de mercader… No he visto que haya acudido a las cosas de su cargo ni le he visto en la iglesia ni entiende en la conversión destos pobres naturales… y en el entretanto que andaban las procesiones estaba él por sus manos haciendo fardo para llevar al Brasil…”

 

La “nave del Día de la Industria” emprendió su regreso con 120 pasajeros involuntarios (esclavos negros, destinados a las minas de Potosí, y decenas de campanas y cacerolas), pero fue abordado por el pirata inglés Thomas Cavendish y sus hombres. Al pirata no lo amedrentó la presencia del obispo, y se robó el barco con toda la mercadería y la mitad de los esclavos.

Todos estos episodios culminaron con la separación del obispo de su diócesis. Pero lo que nunca imaginó Francisco de Vitoria es que su acto se transformaría en toda una alegoría de la Argentina contemporánea y que el calendario oficial le asignara un espacio destacado en sus caprichosas efemérides en el lugar que le corresponde sin duda a los argentinos que pensaron y lucharon por el desarrollo de la industria nacional, como Manuel Belgrano, quien dijo:

“Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus estados a manufacturarse, y ponen todo su empeño en conseguir, no sólo darles nueva forma, sino aun atraer las del extranjero para ejecutar lo mismo. Y después venderlas”.

No estaría mal que celebremos entonces el 3 de junio, día del nacimiento de nuestro primer y entusiasta industrialista, Manuel Belgrano, como el Día de la Industria y dejemos de homenajear a esta actividad fundamental del quehacer nacional conmemorando un acto de comercio ilegal.