Día del/la Documentalista

Publicado: 27 may 2024
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El 27 de mayo se conmemora en Argentina el Día del Documentalista en homenaje a Raymundo Gleyzer, al cumplirse 48 años de su desaparición forzada en manos de la última dictadura cívico-militar en nuestro país.

Gleyzer es reconocido como uno de los cineastas más comprometidos del cine militante latinoamericano.

Buscó expresar el descontento y la lucha de los pueblos oprimidos, testimoniar su historia de coraje y dignidad.

Alentó debates necesarios con creatividad y audacia, utilizando la cámara como una herramienta de provocación y transformación social.

En su figura, se reconocen quienes hoy denuncian el empobrecimiento, la violencia y la vulneración de derechos, encuadran en sus imágenes el trabajo y solidaridad cotidiana de todxs lxs que creen que un mundo mejor es posible.

Hijo de Jacobo y Sara Aijemboin, fundadora del IFT (Idisher Folks Teater-Teatro Popular Judío), Raymundo Gleyzer nació en Buenos Aires el 25 de septiembre de 1941.

Raymundo estudió en la Escuela de Comercio N°3 Vieytes y estudió iddish por la tarde. Vivió con su madre y con su hermana Greta, siete años mayor. Ambos eran miembros de la Federación Juvenil Comunista. En el cine Lorraine y el Cine club Núcleo porteños se juntaban los cinéfilos a ver películas y discutir sobre cine. Allí conoció a la que años más tarde sería su compañera de vida, Juana Sapire. A los 20 años, Gleyzer abandona la carrera de Ciencias Económicas que cursaba en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y en 1964 se inscribe en la carrera de cine que se dictaba en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Forma parte de la Asociación de Cine Experimental.

Su maestro fue José Martínez Suárez y admiraba profundamente a Fernando Birri. Para ganarse la vida, trabajaba como fotógrafo de eventos sociales como casamientos y bar mitzvah.

Gleyzer trabajó luego como camarógrafo para los noticieros de canal 7 y canal 13, donde colaboró en la confección de un documental sobre la vida cotidiana en las Islas Malvinas.

Con Jorge Prelorán, documentalista etnográfico, realizaron Ocurrido en Hualfín, Ceramiqueros de Traslasierra y Quilino.

Ya con tres películas en su haber (La tierra quema, Ocurrido en Hualfín y Nuestras Islas Malvinas), Gleyzer y Sapire emprendieron un viaje a Europa del Este junto a su cámara Bolex y su grabador de sonido Uher en la que Gleyzer sería corresponsal y Juana, su sonidista.

Recorrieron Bulgaria, Yugoslavia y República Checa. Luego vendría Cuba, Grecia, Berlín, París, Londres, Nueva York y Ciudad de México, donde se llevó a cabo el rodaje de México, la revolución congelada. Dicha película fue censurada en nuestro país pero se realizaron algunas proyecciones privadas. Sin embargo, fue premiada en el Festival de Locarno, Manheim y Adelaida (Australia). Fue exhibida en los festivales de Cannes, Berlín, Venecia y Caracas.

Su hijo Diego Julián nació en febrero de 1972, seis meses después se produjo la masacre de Trelew. Ni olvido ni perdón sería el mediometraje que da cuenta de aquella fuga y la toma del aeropuerto. Luego comenzó el rodaje de Los traidores de forma clandestina por la coyuntura política. Me matan si no trabajo y si trabajo me matan es un comunicado-acción fílmica centrado en la huelga en una fábrica de San Justo donde los trabajadores denunciaban saturnismo (enfermedad provocada por plomo en la sangre).

Gleyzer era militante del Partido Comunista pero se sumaría al Partido Revolucionario de los Trabajadores, brazo político del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Cine de la Base

El grupo, conformado por Juana Sapire, Alvaro Melián, Nerio Barberis, Alberto Vales, Jorge Santa Marina y Gustavo Mc Lennan tenía como objetivo «colectivizar la inteligencia». Su obra más reconocida fue la película de ficción Los traidores, de 1973.

La película narra la historia de Barrera, un sindicalista que pasa de defender los intereses de sus representados a transformarse en un ariete de la patronal. El film desafió los tabúes políticos de la época, fue exhibida en festivales internacionales, pero proyectada en condiciones de clandestinidad en sindicatos, fábricas, comedores y barrios humildes. Hoy es considerada una obra cumbre del cine político latinoamericano.

Por razones de trabajo, en 1976 Gleyzer realizó un viaje a Nueva York, pero como la filmación se demoraba decidió volver a la Argentina.

Fue secuestrado el 27 de mayo de 1976 por la dictadura militar en la puerta del Sindicato Cinematográfico Argentino (SICA). Permanece desaparecido hasta hoy.

Gleyzer llegó a dirigir un total de catorce películas. Tras su desaparición, sus compañeros partieron al exilio para denunciar la situación de represión que se vivía en la Argentina, y en 1979 filmaron desde Perú La Triple A son las tres armas, un cortometraje con fragmentos de la «Carta abierta de un escritor a la Junta Militar», escrita por Rodolfo Walsh.

 

raymundo324