Espasmos del Sollozo.
Estos episodios suelen iniciarse entre los 6 y los 12 meses de vida, ocurren sobre todo entre los 2 y los 3 años, y desaparecen antes de los 6 años en la gran mayoría de los casos.
Según los expertos, su origen puede ser provocado por estímulos tanto físicos como emocionales. Surgen, habitualmente, por la reacción de algún temor, dolor, sorpresa, frustración o enojos. Los llamados “berrinches” están dentro de estas emociones.
Tipos de espasmos del sollozo
Lo primero que debemos tener en cuenta es que, sea del tipo que sea, es un evento que desaparece espontáneamente, es benigno ya que no produce daños ni a corto ni a largo plazo.
- Espasmos cianóticos: es generado por episodios que frustran o enojan al pequeño. Llora de forma enérgica y, al instante, detiene su respiración (apnea) tras una espiración prolongada. Aquí, puede ponerse amoratado, perder la conciencia, perder el tono muscular e incluso tener convulsiones.
- Espasmos pálidos: provocados por un susto o una situación inesperada que lo asusta. Puede haber o no un llanto mínimo, que provoque la pérdida de conciencia y un tono pálido muy intenso en la piel.
¿Cómo actuar?
Los espasmos del sollozo son muy angustiantes para padres y madres. Pero, lo más importante, es mantener la calma cuando se presentan.
- Mantener la tranquilidad.
- Tener en cuenta que dejará de respirar por hasta 1 minuto durante ese episodio. Si no despierta rápidamente ni comienza a respirar nuevamente, llamar a un servicio de urgencia.
- No zarandear, agitar y/o sacudir a los/as niños/as.
- No realizar una reanimación como el boca-boca.
- Después del episodio, tranquilizar al niño. No castigarlo ni retarlo por el episodio.
¿Cuándo consultar a un profesional de la salud?
- Cuando los espasmos del sollozo se dan en niños menores de 6 meses.
- Si el niño o la niña tarda en recuperarse más de 5 minutos.
- Si tras ceder el espasmo no recupera la normalidad completamente.
- Si el espasmo del sollozo no ha sido provocado por un golpe, un susto, frustración o un reto.