Estreno, Muerte y Reclamos en el Debut del Movistar Arena de Villa Crespo.
Esto obligó al hombre a cruzar entre varios autos y, al llegar al carril exclusivo del Metrobus fue impactado por un colectivo de la línea 166, que lo desplazó más de 10 metros. Inmediatamente, una médica que pasaba por el lugar le brindó la primera asistencia y luego «fue atendido por los médicos de una ambulancia del Same, que llegó 25 minutos después», según afirmó un familiar de la víctima.
Pese al trabajo del personal de dos ambulancias del Same, que le realizaron RCP y lo asistieron durante cerca de una hora, el hombre que presentaba un fuerte golpe en la cabeza, lo que impedía levantarlo, falleció.
El del viernes fue simplemente un recital más, como los dos o tres que habrá allí a partir de ahora cada semana (tiene veinte programados para noviembre).
Aunque la policía intentaba desesperadamente ordenar el caos, las calles a varias manzanas alrededor colapsaron.
Ni vale la pena detenerse en el panorama barrial: vecinos que durante medio día no podrán salir ni ingresar con sus vehículos. Estruendo y basura. Vibraciones. Comerciantes arruinados. Propiedades invendibles. Trapitos sobre Corrientes a doscientos mangos por coche. Una identidad barrial borrada de un día para el otro. Un disparate. Pero no se trata acá de reclamar comodidad, se trata de denunciar un riesgo que ya instaló su prueba y de la manera más trágica y puntual el primer día.
Cuano a las diminutas salas de teatro independiente les exige el GCBA medidas de seguridad imposibles de cumplir «para proteger» de esta manera a ese centenar de espectadores que asisten hoy ponen en riesgo a miles y miles afuera que sin comerla ni beberla terminan de rehenes de un «negociado».
Hay un grupo de vecinos autoconvocados movilizandose, presentando amparos ante la justicia, que no se pone en su lugar cuando 16.000 personas pasan a la entrada y otras tantas pasan a la salida.