Lloran las guitarras al genial guitarrista Paco de Lucía
No hay más que lamentar la pérdida de otro GRANDE. Murió el genial guitarrista español Paco de Lucía, sufrió un infarto mientras se encontraba junto a sus hijos en una playa de Cancún. En la década del 70 logró popularizar e internacionalizar el flamenco con su guitarra.
Leyenda del flamenco, murió en México a los 66 años, lo anunció el ayuntamiento de Algeciras, su ciudad natal, que decretó tres días de luto por la pérdida del «más grande guitarrista de todos los tiempos».
El reconocido músico jugaba con sus hijos en una playa en Cancún cuando se sintió indispuesto. Aunque intentaron trasladarle al hospital, falleció antes de llegar, según recoge el diario español «El País».
Francisco Sánchez Gómez (Algeciras, Cádiz,1947), su nombre real, popularizó e internacionalizó el flamenco a partir la década de los 70. Su tema más conocido es la rumba «Entre dos aguas» (1973).
«La muerte de Paco de Lucía convierte al genio en leyenda. Su legado perdurará por siempre, al igual que el cariño que siempre mostró hacia su tierra. Aunque él se haya ido, su música, su manera genial de interpretar, su carácter, siempre estará entre nosotros», afirmó el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce en un comunicado.
Su historia
Nacido el 21 de diciembre de 1947 en Algeciras, ciudad andaluza de la provincia de Cádiz, con el paso de los años se convirtió en un guitarrista mundialmente conocido, que logró modernizar el flamenco tradicional combinándolo con el jazz e inspirándose en horizontes musicales variados.
En 2004, el guitarrista que había comenzado su carrera en los «tablaos» de flamenco con 12 años y llegó a difundir ese género por escenarios de todo el mundo, había sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. «A partir de la guitarra flamenca ha profundizado también en el repertorio clásico español -de Albéniz a Falla-, en la emoción de la bossa nova y el sentimiento del jazz», había considerado el jurado del premio. «Todo cuanto puede expresarse con las seis cuerdas de la guitarra está en sus manos, que se animan con la emocionante hondura de la sensibilidad y la limpieza de la máxima honradez interpretativa».