«Lombriz Solitaria», Parásito Intestinal.

Publicado: 14 abr 2022
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Las solitarias son un parásito intestinal, el cual se asocia a comer sin subir de peso, sin embargo, hay mucho más detrás de esta infección.
Conoce las señales de que podrías tener una solitaria intestinal y sus riesgos de no tratarla.
 
Cuando una persona come mucho y es delgada, una de las frases que solemos decir, es: “seguro tienes una solitaria”. 
Las solitarias, son conocidas como una larga lombriz que vive en nuestro intestino… Pero hacen más que comerse nuestra comida.
 

La lombriz solitaria o tenia, es un gusano plano que vive en el sistema digestivo de las personas infectadas; puede crecer hasta alcanzar más de 10 metros de largo y mantenerse hasta 30 años en un huésped. Sin embargo, muchos pueden no saber que la tienen.

 

La lombriz solitaria entra en el cuerpo cuando una persona come o bebe algo infectado por estos gusanos o sus huevos.

Ya dentro, la lombriz une su cabeza a una pared interna de los intestinos y se nutre de los alimentos que son digeridos.

 

Según especialistas, estos parásitos están formados por segmentos, al agregar uno nuevo, crecen. Su capacidad para tener más de mil segmentos, los hace llegar a medir muchos metros; asimismo, los segmentos más viejos se desprenden y salen del aparato digestivo a través del excremento, junto con sus huevos.

 

Una higiene deficiente y el contacto con estas heces, puede llevar a otras personas a contaminarse.

Esta es una forma de contagio, consumir agua o alimentos contaminados con heces de alguien con tenia.

 

La otra, es consumir quistes de larva en la carne o tejido muscular de un animal infectado.

Explican que comer carne cruda o poco cocida, la higiene deficiente, la exposición al ganado, viajar a países en desarrollo y vivir en zonas endémicas, aumenta el riesgo de esta infección.

Si bien, en general, las infecciones por tenía intestinal no causan complicaciones, en algunos casos, la solitaria puede crecer lo suficiente para bloquear el apéndice (causando apendicitis), las vías biliares o el conducto pancreático.

 

En otros casos, cuando las larvas no crecen dentro del intestino, sino que se desplazan hacia otros órganos, pueden transformarse en quistes que, con el tiempo, empujan las partes funcionales de los órganos o reducen su suministro de sangre.

 

De igual modo, existe el riesgo de que estos quistes se rompan y liberen más larvas hacia otros órganos, provocando, además de otros quistes, una reacción alérgica.

 

Finalmente, si las larvas llegan al cerebro, se produce una neurocisticercosis, que lleva al deterioro del cerebro y sistema nervioso central y, en casos graves, la muerte.

 

Afortunadamente, existe tratamiento para las infecciones por lombriz solitaria, generalmente con medicamentos antiparasitarios, el cual dependerá del tipo de tenia y el lugar donde se encuentre. Sin embargo, lo más importante siempre será la prevención, atacando los factores de riesgo.