Nacimiento de Ramón Carrillo.
“Mire Carrillo, me parece increíble que tengamos un Ministerio de Ganadería que se ocupa de cuidar a las vacas y no haya un organismo de igual jerarquía para cuidar la salud de la gente». Perón a Ramón Carrillo, primer Ministro de Salud. Año 1945.
El 7 de marzo se conmemora el nacimiento de Ramón Carrillo en la provincia de Santiago del Estero en 1906; fué el primer hombre que vislumbró la importancia de aplicar en la Argentina una política sanitaria.
Su pensamiento puede resumirse en tres conceptos fundamentales para comprender su obra: «Todos los hombres tienen igual derecho a la vida y a la salud», «No puede haber política sanitaria sin política social» y «De nada sirven las conquistas de la técnica médica si ésta no puede llegar al pueblo por los medios adecuados».
Desde la secretaría de Salud Pública del gobierno peronista, allá por 1946, Carrillo marcó un interés especial en áreas que el Estado no había profundizado hasta entonces: la medicina preventiva, la medicina social y la atención materno-infantil.
Como ejemplo de su pensamiento podemos referirnos a sus dichos:
«La medicina moderna tiende a ocuparse de la salud y de los sanos y el objetivo principal es ya no curar al enfermo sino evitar estar enfermo. La medicina no sólo debe curar enfermos sino enseñar al pueblo a vivir, a vivir en salud y tratar que la vida se prolongue y sea digna de ser vivida.»
El espíritu de Carrillo emerge en las definiciones que tiene sobre salud, y atención primaria, poniendo rigurosamente su empeño en las acciones de prevención y promoción.
Para la organización de su Secretaría, Carrillo elaboró un planificación de más de cuatro mil páginas, el Plan Analítico de Salud Pública, en el que preveía hasta el más mínimo detalle. Todos los puntos del funcionamiento hospitalario estaban contemplados en este trabajo: cada empleado debería atender su función específica y todos ellos eran importantes por igual.
Carrillo también otorgó a la arquitectura hospitalaria una relevancia que no había tenido hasta entonces y promovió la construcción de centros de salud espaciosos, luminosos y funcionales. Incluso alentó la creación de una cátedra de Arquitectura Hospitalaria, así como la organización de cursos de instrumentación quirúrgica, enfermería, administración hospitalaria, hemoterapia, radiología, anestesiología y alimentación, estre otros.
Como parte de su estrategia para mejorar la estructura sanitaria, Carrillo dividió el país en zonas sanitarias y planificó para cada una de ellas la atención específica de sus problemas, procurando lo que denominó centralización normativa y descentralización ejecutiva, es decir, que todos en la órbita de la Secretaría de Salud se regirían con las mismas normas y criterios, pero las decisiones y la atención directa quedaban bajo la decisión de cada uno de los centros de salud, aún en el caso de los más pequeños.
Como ejemplo del buen funcionamiento de su estrategia puede mencionarse la llegada de la vacunación antivariólica y antidiftérica hasta los pueblos más aislados y distantes de nuestro país.
Pese a que algunos sostuvieron lo contrario, la gestión de Carrillo siempre colaboró con la Fundación Eva Perón, y coordinó con ella el establecimiento de Hogares para la Ancianidad (lo que se podría decir que fue el inicio de la geriatría en nuestro país) y Hogares Escuela, en donde se albergaba, educaba y alimentaba a los niños más necesitados.
Como hechos relevantes de su incansable obra al frente de la Secretaría de Salud, podemos destacar que el doctor Carrillo fue el primero en todo el mundo en llevar a cabo una campaña exitosa para erradicar una endemia: la campaña contra el paludismo, dirigida por los doctores Carlos Alberto Alvarado y Héctor Argentino Coll; la creación de EMESTA, primera fábrica nacional de medicamentos; y el apoyo a los laboratorios nacionales por medio de incentivos económicos para que los remedios estuviesen disponibles para toda la población sin tener que depender de la voluntad de los laboratorios extranjeros (que preferirían volcar sus productos en los mercados europeos).Su fecunda actividad se vio resentida por una enfermedad de la que había sufrido una recaída en 1951.
Padecía de hipertensión arterial con cefaleas intensas, lo cual dificultaba su trabajo.
A pesar de su devoción por la Secretaría y su labor constante, comenzó a recibir cuestionamientos -muchos de ellos injustificados- por parte de otros miembros del gabinete de Perón.
El 31 de julio de 1954, le envió una carta al presidente: «Querido jefe -explicaba en uno de sus párrafos los motivos de su alejamiento- cuando todo estaba por hacerse no chocaba con nadie ni recibía tiros desde ningún ángulo pero, con el ministerio armado y en perfecto funcionamiento, concluyó para mí la paz».
Falleció el 20 de diciembre de 1956 en Brasil. En 1972, sus hijos repatriaron sus restos para enterrarlo en su provincia natal.
La labor de Ramón Carrillo al frente del primer Ministerio de Salud Pública no está debidamente reconocida. Pese a la tarea de muchos historiadores, aún falta una obra que refleje al hombre, al médico y al servidor público abnegado que fue.
Fuente: SUTEBA