Reclamos Vecinales en Distintos Barrios Porteños.
Ayer lunes 12 de diciembre se realizaron varias protestas vecinales en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires que reclaman contra de la especulación inmobiliaria y los negociados que le achacan al gobierno porteño en la materia.
La iniciativa colectiva se replicó en al menos tres lugares: en el Parque Lezama, San Telmo; en Corrientes y Dorrego; y en Beiró y Cuenca, Villa del Parque.
Los vecinos de todos estos sitios señalan que el conjunto de políticas urbanas implementadas por el GCBA tienen en común su carácter autoritario (fueron decididas sin participación de las comunidades barriales), están orientadas a favorecer al mercado especulativo inmobiliario y a entregar el espacio público para usos comerciales (polos gastronómicos y mega eventos musicales).
“Ya hubo rajaduras de medianeras en Bolívar, Venezuela y Balcarce. Por debajo de Perú corre un arroyo entubado y con esta obra las consecuencias serían terribles. Esta obra de nivelación de la calzada con la vereda destruye la morfología histórica”, afirmaron.
Hay un descontrol respecto del uso del espacio público en pos del Polo Gastronómico, en donde registraron invasión de ruidos, cantidad de basura, plagas de ratas y olores cloacales, entre otras cuestiones.
“Al retirar los colectivos de nuestras calles nos dejan de a pie. Pedimos devuelvan o un transporte público alternativo para personas con movilidad reducida, escuelas de ciegos, adultos mayores”, insistieron, al tiempo que advirtieron sobre “la peligrosidad de los bolardos” y por “las condiciones de inseguridad del Mercado de San Telmo”.
Los vecinos de la región se quejan del Megaestadio Movistar Arena en Villa Crespo, propiedad del Diario La Nación, Movistar y la multinacional AEG WordWide. “Desde que arrancó el segundo semestre del 2022 el lugar realiza eventos masivos todos los días y los vecinos no damos más”, se lamentan.
Algunos de los trastornos que hacen referencia son: los ruidos que se originan a la entrada y salida de los recitales; las concentraciones de personas desde tan temprano que dificultan el paso en las veredas principalmente a quienes circulan con alguna movilidad reducida o quienes van con niños o cochecitos; la contaminación lumínica permanente que proviene de los carteles del mega estadio; los cortes de calle que impiden el tránsito de quienes viven en la zona y genera además el caos vehicular; y la saturación de estacionamientos como así también autos estacionados sobre las veredas, la proliferación de trapitos amparados por la policía; la situación de los vecinos con dificultades de movilidad ya que quedan “presos” en sus propias casas debido a que por los cortes de calle y las vallas ni ellos pueden salir ni sus familiares llegar a buscarlos con un auto particular o un taxi; la imposibilidad de organizar reuniones porque los amigos o familiares no pueden llegar hasta los domicilios; las veredas terminan siendo muchas veces basurales o utilizadas como sanitarios.
También denunciaron que las vibraciones que se producen con cada recital que no sólo impiden el descanso o cualquier actividad (provocan náuseas y mareos en muchas personas) sino que terminarán afectando severamente la estructura de los edificios.
El Mega estadio tiene más de 25 mil metros cuadrados, capacidad para 16.000 personas (dos veces el Luna Park), se construyó en tierras públicas cedidas por la Legislatura Porteña al Club Atlanta que, a su vez, lo cedió en comodato al diario La Nación. Además, “está exento de pagar impuestos de ABL durante 40 años, mientras para el resto de los habitantes de CABA pagamos este impuesto que se incrementa mensualmente al ritmo de la inflación”, comentaron indignados.
A la vez los vecinos de Villa del Parque, Santa Rita y otros barrios de la zona en Beiró y Cuenca, manifestaron contra de la sobre construcción en la Comuna 11.
“En el año 2018 entró en vigencia el Nuevo Código Urbanístico para la Ciudad de Buenos Aires que trajo como consecuencia los reiterados cortes de luz que se vienen aconteciendo a razón de las edificaciones en altura en Villa del Parque y Santa Rita, que ha generado además baja o nula presión de agua y la disminución de suelo absorbente privado”, describieron.
Advierten por “la tala indiscriminada de árboles y la reducción de superficie verde sobre habitante, la destrucción de las identidades barriales características de casas bajas, la demolición de patrimonio histórico y el deterioro en la calidad del aire que respiramos, contaminación visual y sonora. La invasión de roedores, cucarachas y de dengue por las demoliciones y construcciones y su consiguiente movimiento del suelo”.
Fuente: Tiempo Argentino