Comienza la Semana Trágica.

Publicado: 07 ene 2023
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La huelga de los 2.500 trabajadores metalúrgicos había comenzado el 2 de diciembre.

No pedían demasiado: jornada de ocho horas, salubridad laboral y un salario justo.

Para ese entonces los Vasena habían vendido la fábrica a una empresa inglesa, pero seguían gerenciándola.

Los antepasados de Adalbert Kriegar Vasena, ministro de economía de Onganía, se mostraron intransigentes frente a lo que llamaban la “insolencia obrera”.

Lo que naturalmente puso más “insolentes” a los trabajadores, que decidieron tomar la fábrica y armar un piquete en la puerta del establecimiento en defensa de sus derechos.

El señor Vasena tenía buenas relaciones con el gobierno, particularmente con el señor Melo, que además de ser un notable militante radical cercano a Yrigoyen era a la vez asesor legal de Vasena. Y logró que enviaran rápidamente policías y bomberos para castigar la “insolencia” de los explotados organizados.

Del 7 al 14 de enero de 1919, en Buenos Aires, se desataron graves incidentes entre manifestantes obreros anarquistas y grupos de choque que respondían a las patronales enfrentadas además con el Gobierno de Yrigoyen.

En esta situación, los Trabajadores llevaron adelante medidas de fuerza para reclamar y luchar por mejores condiciones laborales.

Sin embargo, la represión se cobró la vida de cientos de obreros que se movilizaban por una causa justa. Esta fue la más sangrienta de las represiones que sufrió el sector de Trabajadores en la historia argentina.

El conflicto se había originado con la toma de los Talleres Vasena, donde los Trabajadores hacían expresos sus reclamos de mejoras en las condiciones laborales.

Al principio el Gobierno aceptó el planteo gremial pero la intransigencia del sector anarquista de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), sumada al accionar violento de rompehuelgas y de grupos nacionalistas, derivó en una escalada de violencia que dejó cerca de 700 muertos y miles de heridos.

El proceso político había cambiado sustancialmente con la llegada de Hipólito Yrigoyen a la presidencia en 1916.

Propició leyes a favor de los Trabajadores y la Organización Sindical, junto a una economía nacional contra los intereses probritánicos de la oligarquía, lo que le valió a Yrigoyen un durísimo enfrentamiento con la Sociedad Rural Argentina que lo abucheó en una de sus exposiciones, como décadas más tarde haría con otro Presidente radical, Raúl Alfonsín.

Este era el marco en el que se desarrolló esta lucha que llevaron adelante los trabajadores de los Talleres Vasena, quienes iniciaron una huelga en reclamo por la reducción de la jornada laboral de 11 a 8 horas.

Las negociaciones estancadas detonaron el accionar violento de la patronal, quien usó grupos de choque para reprimir sangrientamente a los obreros que se encontraban protestando.

La represión fue comandada por el Ejército Argentino, la policía y grupos paramilitares ultraderechistas.

Las cifras oficiales de muertos difieren: las oficiales hablan de 65 asesinados por bala estatal, fuentes obreras hablan de 700.

Hubo 5.000 detenciones solo en la ciudad de Buenos Aires y 45.000 en todo el país, según el diario La Protesta.

No hubo sanciones para las fuerzas represivas, ni siquiera se habló de “errores o excesos”; por el contrario, el gobierno felicitó a los oficiales y a las tropas encargadas de la represión y volvió a hablar de subversión

Por su parte el jefe de la represión, el jefe de la Policía Federal, general Luis Dellepiane, dictó la siguiente orden del día: “Quiero llevar al digno y valiente personal que ha cooperado con las fuerzas del ejército y armada en la sofocación del brutal e inicuo estallido, mi palabra más sentida de agradecimiento, al mismo tiempo que el deseo de que los componentes de toda jerarquía de tan nobles instituciones, encargadas de salvaguardar los más sagrados intereses de esta gran metrópoli, sientan palpitar sus pechos únicamente por el impulso de nobles ideales, presentándolos como coraza invulnerable a la incitación malsana con que se quiere disfrazar propósitos inconfesables y cobardes apetitos”.

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Estos sucesos pasaron a ser parte de la historia de la resistencia obrera. Conocida como la “Semana Trágica” inicia una etapa de protagonismo y lucha de una clase obrera internacionalista y clasista. A este hito en los talleres Vasena de 1919 se suman las huelgas de La Forestal (1920-1922) y las de los peones rurales de la Patagonia (1920-1922).