Día del Trabajador de la Educación.

Publicado: 23 may 2018
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El VII Congreso Extraordinario de CTERA declaró el 23 de mayo Día del Trabajador de la Educación, para recordar la lucha docente que terminó con una movilización nacional conocida como Marcha Blanca, en mayo de 1988.

A fines de mayo de 1988 miles de educadores recorrieron pueblos y ciudades de todo el país hasta congregarse el día 23 en un acto en el Obelisco porteño.

Al conmemorarse este miércoles el aniversario de la Marcha Blanca del 23 de mayo de 1988, desde UTrE-CTERA se recuerda una gesta histórica para la educación del país, en la lucha en defensa de la escuela pública junto al pueblo: el 18 de mayo, desde el norte, el sur y el oeste del país partió una marcha que convergió en la actual Ciudad autónoma de Buenos Aires el 23 de mayo.

El proceso que derivó en aquella marcha comenzó a gestarse años antes, cuando se inicia una etapa de consolidación de la CTERA con la lucha por el salario básico unificado, una ley Nacional de Educación, Estatuto Federal del Trabajador de la Educación y Paritarias Nacionales Históricas.

Con un acto en el Obelisco, miles de trabajadores de la educación de todo el país llenaron varias cuadras de la avenida 9 de julio, en tanto la Plaza de Mayo permanecía cercada por las fuerzas de seguridad.

Al día siguiente, en un Congreso de CTERA, si bien no se habían conseguido todas las reivindicaciones y continuaba debatiéndose el espinoso tema de los descuentos realizados por algunas jurisdicciones, se decidió el levantamiento de la medida de fuerza.

Se había conseguido la aprobación de un nomenclador básico común y la unificación salarial en 21 de las 25 jurisdicciones.

El Congreso Nacional había sancionado un paquete impositivo para proveer un mayor financiamiento a la educación y estaba presente la expectativa por lograr la sanción de una ley de Paritaria Docente, impulsada por el diputado Carlos Auyero, finalmente sancionada.

El neoliberalismo iniciaba la resistencia, enfrentando la privatización, la precarización laboral y la destrucción de la escuela pública.

Luego de esa larga temporada de resistencia, donde las luchas provinciales, la Marcha Federal y la Carpa Blanca fueron hitos fundamentales, desde 2003 empezaron a reconstruir las reivindicaciones formuladas en la Marcha Blanca: la paritaria nacional docente, resurgida desde la sanción de la ley de Financiamiento Educativo, hoy en pleno funcionamiento; la sanción de la Ley Nacional de Educación que ha consagrado el Derecho Social a la Educación en reemplazo de la privatista y neoliberal ley federal; el debate sobre el salario mínimo nacional en camino de conquistar el salario básico unificado reclamado desde 1988.

Para Stella Maldonado, Secretaria general de CTERA en mayo del 88 se pudieron plantear un programa de reivindicaciones concretas para unificar a los maestros de todas las provincias, entre ellas el llamado a paritarias, conseguido recién luego de dos décadas de espera. “Es una herramienta imperfecta y que debe mejorarse, pero es el ámbito apropiado para avanzar en muchas demandas del sector”, opina sobre las paritarias nacionales. Pero más allá de los reclamos concretos, la Marcha Blanca significó —como en los 90 fuera la Carpa Blanca— la posibilidad de que el espacio social de la educación sea materia de discusión de la agenda pública nacional.