Día Mundial de las Lipodistrofias.

Publicado: 30 mar 2021
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Este 31 de marzo, se celebra la octava edición del Día Mundial de las Lipodistrofias, una efeméride instituida e impulsada desde el año 2013 por la Asociación Internacional de Familiares y Afectados de Lipodistrofias (AELIP), miembro de Somos Pacientes, para informar y sensibilizar a la población sobre la realidad y necesidades de los afectados por las lipodistrofias, enfermedades ultrarraras –la prevalencia se establece en un caso por cada 200.000-1,5 millones de habitantes– caracterizadas por una pérdida del tejido adiposo.

Como explica la AELIP, “las lipodistrofias son un conjunto de enfermedades que se caracterizan por una pérdida de tejido adiposo. Una característica común a la mayoría de las lipodistrofias es la predisposición a padecer diabetes mellitus, dislipemia –generalmente hipertrigliceridemia– y enfermedades cardiovasculares. El abordaje terapéutico de las lipodistrofias tiene una doble vertiente: por un lado, la prevención y tratamiento de los trastornos metabólicos y cardiovasculares asociados; y por otro, el tratamiento cosmético producido por la pérdida y/o cúmulo de tejido adiposo”.

 

La lipodistrofia, de «lipo» (grasa) y «distrofia» (cambio anormal), se define como cambios anormales en la distribución de la grasa corporal. Algunos de estos cambios, que pueden sufrir las personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), son:

La lipohipertrofia, es decir, una acumulación excesiva de grasa en ciertas partes del cuerpo, y la lipoatrofia, una pérdida de grasa en otras zonas corporales.

La lipohipertrofia se localiza en el abdomen, los senos y la zona dorsocervical, de modo que la grasa se acumula en la parte posterior del cuello y en los hombros y da la sensación de que la persona afectada tiene una pequeña joroba, a la que en inglés se ha denominado «joroba o giba de búfalo». En cambio, la lipoatrofia se suele presentar en los brazos, piernas, nalgas o en la cara, lo que se conoce como lipoatrofia facial.

Existen dudas todavía sobre su causa, pero «sobre todo, ciertos medicamentos antirretrovirales necesarios para tratar la infección, como los inhibidores de la transcriptasa inversa análogos a nucleósidos (ITIANs): estavudina (d4T), lamivudina (3Tc) y zidovudina (AZT). También se asocia a los inhibidores de las proteasas (IPs)»

 

El aspecto de las personas con lipodistrofia se puede mejorar cambiando la terapia antirretroviral o suspendiéndola, siempre con una planificación y control médicos. Un ejemplo de este tipo es la sustitución de la zidovudina (AZT) si es que su administración se asocia a lipodistrofia, por abacavir (ABC), para intentar frenar su progresión. En el caso de lipohipertrofia, la acumulación excesiva de grasa, existen dos tratamientos posibles. Uno de ellos es la liposucción, una cirugía en la que se extrae la grasa con una tecnología que funciona a modo de aspiradora.

Algunas personas con «joroba de búfalo» se han sometido a esta técnica para eliminarla y, de igual modo, algunos hombres y mujeres con un agrandamiento de senos han recurrido a la cirugía para reducirlos. Esta técnica presenta distintos grados de éxito, ya que ha habido casos en que la acumulación de grasa en la zona dorsocervical se ha reproducido. Otra posibilidad para eliminarla es recurrir al tratamiento de la hormona de crecimiento humano (HGH, en sus siglas inglesas). Referentes a esta opción terapéutica, «algunos informes de un médico de Nueva York aseguran que el tratamiento con HGH reduce la joroba y la obesidad central», aunque faltan otros estudios que confirmen estos resultados.

Hoy por hoy, se desconoce cómo se puede prevenir la lipodistrofia, aunque empiezan a conocerse factores que predisponen a ella y que, en parte, ayudan a predecir si una persona tiene más cifras de desarrollarla que otra. Así, cuanto más tiempo se esté en tratamiento y si se recibe un régimen terapéutico que contenga IPs o ITIANs, mayor será el riesgo. De la misma manera, las personas de mayor edad al comenzar el tratamiento tienen más riesgo de desarrollar lipodistrofia en comparación con otras que son más jóvenes al iniciarlo.

Por este motivo, son muchos los aspectos que se investigan sobre la lipodistrofia: prevalencia, factores genéticos que pueden aumentar o disminuir el riesgo de padecerla, posibles cambios en el tratamiento, qué efecto tendría reducir las dosis de los fármacos o realizar sustituciones de fármacos más o menos agresivos, así como determinar qué parte de responsabilidad tienen en su aparición el tratamiento antirretroviral, por un lado, y el propio VIH, por otro.