Fallecimiento de Jorge Newbery.

Publicado: 01 mar 2024
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Jorge Newbery fue deportista, ingeniero, investigador y buscador de aventuras.

Nació un 27 de mayo de 1875 en Capital Federal y la muerte lo sorprendió un 1 de marzo de 1914 en Mendoza.

Newbery quería ser el primero en cruzar la cordillera de los Andes y llegar a Chile.

El 10 de febrero de 1914, desde el aeropuerto El Palomar y en su avión Morane Saulnier, bate el récord mundial de altura al ascender a 6225 metros; de esta manera comprobó que su sueño de cruzar la cordillera era posible.

A los pocos días viaja a Mendoza y comienza con los vuelos de entrenamiento a gran altura. Lo acompañan sus amigos, el aviador Benjamin Gimena Lastra y Fels, con quienes recorren en mula la cordillera, investigando el terreno y para conocer datos meteorológicos.

Antes de partir, desde la gobernación le organizan un almuerzo en el que participan figuras relevantes de la sociedad mendocina.

Todo el mundo quiere verlo volar. Ante la insistencia, Newbery acepta el pedido y, en el avión de su amigo Fels, comienza a hacer algunas acrobacias aéreas. Al iniciar un looping el avión falla en el aire a tan solo 500 metros de altura y se hunde en la tierra. Cuentan que «¡Agarrate, Tito!” fue la última frase que dijo a su acompañante, Jiménez Lastra, quien sobrevivió al accidente.

El país entero lloró su muerte. Una caravana en tren desde Mendoza a Buenos Aires lo acompañó pero antes de partir para Buenos Aires, embalsamaron su cuerpo. Por cada cada pueblo que el tren pasó, lo salieron a despedir con euforia.

El 3 de marzo su cuerpo llegó a Buenos Aires donde lo esperaban sus ocho hermanos. La caravana fúnebre atravesó la estación de trenes de Retiro y de El Palomar y Palermo, donde finalmente bajaron el féretro del tren y en una carroza tirada por cuatro caballos realizó el traslado hacia el lugar del velatorio: el club Sociedad Sportiva, el escenario de sus grandes hazañas.

Miles de personas se concentraban en los alrededores de la funeraria. La policía instaló un vallado que los fanáticos, por medio de una avalancha, tiraron para intentar entrar a la sala velatoria a despedir a su ídolo. Hasta el momento, no se había sucedido en el país una manifestación popular de estas características.

La mañana del 4 de marzo, una escolta de aviones y una suelta de dos mil palomas acompañaron la última caravana hacia el cementerio de la Recoleta. Mientras tanto, el escultor argentino Hernán Cullen Ayerza ideaba un mausoleo que finalmente se inauguró en 1937, cuando los restos del aviador se trasladaron al cementerio de la Chacarita.

A partir de 1912, Newbery se dedica exclusivamente a la aviación. Ese año, el presidente Roque Sáenz Peña crea la Escuela Militar de Aviación, la primera fuerza aérea militar de América Latina y Newbery fue uno de sus primeros directores.

En 1910, Newbery obtuvo el título de piloto aviador, convirtiéndose junto al paraguayo Silvio Pettirossi, al peruano Jorge Chávez y al mexicano Alberto Braniff, en uno de los primeros aviadores iberoamericanos.

Jorge Newbery fue un virtuoso para los deportes y los practicó a casi todos: boxeo, remo, natación, equitación, tiro, esgrima, pedestrismo, fútbol, rugby, polo, automovilismo. Esas habilidades fueron de la mano de su labor intelectual y sus aportes al pensamiento nacional.

Al terminar sus estudios secundarios viajó a Estados Unidos donde donde fue alumno de Thomas Edison y en 1895 se recibió de ingeniero electricista. De vuelta en Buenos Aires fue nombrado jefe de la Compañía de Luz y Tracción del Río de la Plata y participó en el hito histórico de iluminar la ciudad de Buenos Aires para los festejos del Centenario.

Entre 1903 y 1904 se produjo en Buenos Aires un amplio debate sobre la privatización o no del sistema de alumbrado. Newbery participó activamente en dicho debate y comenzó a escribir columnas de opinión en los diarios de la época.

En su trabajo Consideraciones generales sobre la municipalización del servicio de alumbrado decía lo siguiente:

«La necesidad de tal intervención defensiva es una consecuencia directa de los medios de que hoy se vale el capital para obtener los mayores beneficios, pues en la actualidad estas poderosas agrupaciones han encontrado en el monopolio o en la unión una base más segura y productiva para obtener intereses mayores que aquellos que les ofrecía hasta ahora la competencia entre sí».

Desde su función pública en la municipalidad de Buenos Aires, fue un gran defensor de los recursos naturales y de la estatización del gas y la electricidad. Uno de sus mayores aportes fue el estudio que realizó junto a su amigo y compañero de trabajo, el geólogo Justino Thierry, y que materializaron en el libro El Petróleo, presentado para el centenario de la revolución de mayo. En su investigación argumentan, entre otras, sobre la necesidad de una legislación específica para los hidrocarburos y la creación de la Reserva Nacional petrolífera.

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